Por José Domingo Blanco, 06/11/2015
¡Una jugarreta desesperada! No puedo calificar de otra manera el hecho
de que el Polo Patriótico haya desempolvado discursos de Chávez invitando a
votar en las elecciones parlamentarias del 2010, y utilizarlas como propaganda
para las próximas elecciones del 6D. Así como les estoy contando.
Lo vi en VTV –el que en teoría debería ser el canal de “Todos los
venezolanos”-. Es el difunto presidente, vehemente y amenazante como fue
siempre, resucitado por obra y gracia de los archivos digitales, diciendo las
razones por las cuales no se debe votar por los candidatos de la derecha. Es
Chávez, a quien este régimen no puede dejar en paz, invitando a los electores a
votar por los candidatos del Polo Patriótico, los únicos que –como vocifera en
el discurso- pueden garantizar la continuidad de su proyecto. De nuevo, sin
importar que se encuentre en el más allá, el difunto “eterno” es quien sale de
su descanso “eterno” para comenzar la contienda electoral “eterna”.
Ahora entiendo por qué en las instituciones públicas, hace poco,
comenzaron a repartir entre los empleados un libro patético, titulado “Sigamos
la huella de nuestro amado comandante Hugo Chávez Frías”, editado por el
Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social de Trabajo –que dicho sea
de paso, me entero de la existencia de esta cartera que no sé a qué se dedica o
si es el mismo Ministerio del Trabajo estrenando un nombre tan rimbombante. El
asunto es que el libro llegó a mis manos. Y no pude resistir la tentación de
ojearlo. En su presentación había loas como estas: “El pasado 5 de marzo de
2014 se cumplió un año de la develación al mundo de la universalidad y
eternidad del pensamiento y la acción de nuestro amado Comandante Hugo Chávez
Frías”… No sé cuántas veces conté la frase “nuestro amado Comandante”, muy
utilizada, por cierto, en regímenes como el norcoreano. Después, el resto de
los capítulos eran extractos de los discursos de Chávez sobre fastidiosos temas
en los que discurría por horas eternas.
Sin embargo, soy de la opinión de que Chávez ha perdido adeptos, así
insistan en editar millones de copias de este libro o invadan el Sistema de
Medios Públicos con sus chácharas. Ha pasado suficiente tiempo como para que la
culpa de lo que estamos sufriendo sea total y completamente de este régimen. Y
todos los venezolanos –chavistas o no- saben de la mano de quién fue
instaurado. Aquellos que antes admiraban a Chávez y lo seguían
incondicionalmente, hoy no están para nada contentos con su hijo político, a
quien ven como un sucesor deplorable: el potenciador de la crisis sin
precedente que vive Venezuela. Y sienten que el comandante interplanetario como
que no acertó con esta designación impuesta, a modo de última voluntad. Por
eso, ya no me sorprende encontrar chavistas muy desencantados que comienzan a
reconocer en el difunto presidente algunas cuotas de responsabilidad de esta
caótica situación. Sólo aspiro a que la cifra de descontentos se incremente exponencialmente,
y ya no haya nada que el CNE, o el Psuv o el mismo Nicolás puedan hacer para
esconder la derrota.
Por eso, la propaganda que vi en el canal 8 y escuché en varias
emisoras de radio. El gobierno tiene que apelar a todo: a Chávez, al precio justo,
a las fiscalizaciones, al cierre de negocios, al remate de mercancía, a los
aumentos de sueldos, al Cesta Ticket. Quieren mantener el control de la
Asamblea “como sea”, para seguir haciendo lo que les venga en gana. ¿Les
funcionará resucitar a Chávez? Es una estrategia que ya les funcionó en otra
ocasión: ¿o acaso Nicolás es presidente gracias a su carisma e intelecto
propios? El Polo Patriótico se está blindando y aceitando su maquinaria. El
régimen está impermeabilizando la cúpula del Capitolio para que no entre nada
que no sea lo designado por ellos. No hay acceso equilibrado en los medios
gobierneros para los candidatos no oficialistas. Desvían los recursos del
Estado para hacer proselitismo político. Impiden la inscripción de candidatos
de Marea Socialista y otros que, sin duda, les habrían arrebatado una buena
cantidad de votos. No hacen auditoría electoral desde el 2005. No hay control
jurídico sobre las actuaciones del CNE, y mucho menos pronunciamientos al
respecto de la Sala Electoral del TSJ. Pero, eso no es suficiente: hay que
poner al difunto presidente a hacer la campaña.
En el programa que hice este jueves 5 de noviembre, coloqué el audio de
la propaganda y “Las chicas de Jhonattan” lanzaron una pregunta: ¿Chávez
ganará de nuevo las elecciones del 6D? Las respuestas no se hicieron
esperar: “La carencia de discursos convincentes en el Psuv hace que vengan
voces de ultratumba” respondió un audio participante. “Perderá postmortem las
elecciones del 6D”. “Sí, Chávez va a ganar porque ambos bandos defienden su
legado”. Otro, por su parte, comentó que lo que estamos viviendo es “una
tragedia MUD-Psuv”. Y otro dijo que “el 6D va a ganar Chávez; pero, van a
perder Maduro y el Psuv”.
¿Chávez será capaz de mejorarle la imagen y la popularidad a Maduro?
¿Ganará el difunto presidente la mayoría de los curules para sus nariceados
candidatos? Como le escuché decir a un arlequín popular: “ya no importa lo que
ocurra de aquí al 6D. De haber elecciones, es porque saben que van a ganar. De
no haberlas, es porque están convencidos de que van a perder”.
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