Luis Manuel Esculpí diciembre de 2015
@lmesculpi
Estaban
dispuestos a hacer lo que sea, no hubo zalagarda a la que no apelaran. El abuso
fue una constante, el ventajismo prevaleció, colocaron los multimillonarios
recursos del estado a su servicio, el desequilibrio y la desigualdad
caracterizaron la campaña reciente.
El
férreo control de los poderes, la conducta arrogante exhibida y el
distanciamiento de sus bases los condujo a desestimar las ansias de cambio
presentes en toda la sociedad.
Los
estudios de opinión reflejaban la incredulidad en el eje principal de su
discurso, al asignar la gravedad de la crisis económica y en particular la
escasez y la inflación a la existencia de una supuesta guerra económica. En el
discurso del domingo Maduro demostró no haber asimilado la lección al
responsabilizar el presunto conflicto bélico por la aplastante derrota recibida.
Muy
por el contrario las fuerzas agrupadas en la Mesa de la Unidad hicieron una
acertada lectura de las aspiraciones de cambio y de las exigencias unitarias
que le permitieron, después de un complejo y laborioso proceso, arribar a
candidaturas , campaña, programa y tarjeta única.
La
verdad es que todos, o buena parte, de los partidarios de la alternativa
democrática estimábamos que existían reales posibilidades de obtener una
mayoría amplia, pero dudábamos, aunque no descartábamos totalmente, que podía producirse
un tsunami electoral, pudiendo aproximarnos a la mayoría calificada, pero
alcanzar los dos tercios, nos parecía un sueño, fantasía que se convirtió en
realidad el domingo pasado.
Pensé
en escribir una suerte de balance preliminar ( a veces sucede que se convierte
en el definitivo) con mi evaluación general de los resultados en las
parlamentarias, por razones de espacio y porque seguramente sobre los aspectos
más destacados habrá coincidencias y aporte de diversos articulistas, opté por
escoger los aspectos que desde mi óptica resaltan y posiblemente otros no le
concedan la misma importancia.
Si
bien es cierto, que en la inmensa votación depositada en la tarjeta de la MUD
hubo una parte importante (imposible calcular su magnitud) que obedecía más que
un voto por nuestra opción a un rechazo al gobierno, esa realidad no demerita,
para nada, el esfuerzo desplegado por capitalizar electoralmente el malestar
existente, hay quienes detrás de esa afirmación válida, por demás, pretenden
subestimar el alcance del rotundo éxito.
En
todo caso, constituye un exigente desafío para la conducción opositora, actuar
para transformar la expresión electoral del descontento, en un respaldo más
firme para la opción alternativa, asumir esa misión constituye una labor propia
del ejercicio de la acción política, más que una dificultad, tal situación
puede convertirse en un enorme potencial.
Otros
mitos que se derrumbaron en estos comicios, es el de la trampa electrónica, la
sala para totalizar en paralelo y el del cable submarino donde se modificaban
los resultados, si ellos fueran ciertos, no cabe la menor duda que esta vez
estaban dispuestos a ganar “como sea”, además de todo el ventajismo y los
atropellos conocidos, no hubiesen dudado apelar a esos recursos para torcer la
voluntad popular.
Otra
leyenda urbana más o menos extendida, y difundida por voceros de la anti
política es que este tipo de régimen no se derrota o “no sale” de el por
elecciones. Sin duda se ha manifestado una nueva mayoría que puede consolidarse
e iniciar los cambios, en fin de cuentas ese anhelo ha sido el “leitmotiv” para
su conformación.
También
circuló la leyenda de la aparición de “terceras vías” o de opciones tramposas,
buscando confundir que con la colocación en el tarjetón, los candidatos de la
unidad quedarían disminuidos y la MUD se derrumbaría (no los mitos) dando paso
a una nueva conducción, ajena a los partidos y a los “políticos. Lo cierto es
que la dirección política salió fortalecida y la Mesa pese a sus limitaciones y
carencias demostró .perseverancia para definir una ruta exitosa y aún con las
desventajas y desigualdades conocidas, obtuvo una resonante victoria histórica
y trascendente. Sin minimizar la participación destacada de importantes
sectores de la sociedad, es justo reconocer que es tiempo y hay inmenso espacio
para el ejercicio de la política, el oficio y su dirección en la MUD no es
ajeno al triunfo alcanzado. Además se hizo añicos el mito de la invencibilidad
del oficialismo con todo el poder y recursos que había acumulado a lo largo de
los años.
No
podemos deslumbrarnos por éxito, nos queda un importante camino por recorrer
para alcanzar los cambios, las manifestaciones de arrogancia y de sectarismo
deben ser rechazadas, la amplitud debe acompañar la acertada conducción,
debemos colocarnos a la altura del desafío, con sentido de grandeza y
generosidad para así corresponder a la confianza depositada por los millones de
venezolanos que sufragaron por el cambio. ¡Así si reconquistaremos la esperanza
u la confianza en el futuro!
@lmesculpi
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