CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ domingo 13 de diciembre de 2015
Analizar,
procesar, enlatar, consumir y digerir el 6D. Se despedazaron los mitos que el
Gobierno ponía a rodar para inhibir a los votantes descontentos y ojalá no los
remienden con pegaloka para reponerlos en los altares de la ingenuidad. El voto
manual, natural, ecológico, libre de la mancha de la siniestra tecnología, las
máquinas de votación, -que como los cyborg de Terminator viene a acabar con la
libertad-, pasa al limbo de los cuentos infantiles. Si toda una rectora se pasa
el dedo-cuchillo por el pescuezo irretoñable, tampoco era tal el omnipoder del
CNE, que multiplicaba como peces bíblicos los votos rojos. No habrá suficiente
teipe para amarrar la lengua de los haters del tuitazo contra las imperdonables
FF.AA, garantes del robo electoral según zelotas de las redes. En la opinión de
un respetable analista y encuestador sobre el repunte final del chavismo, un
sagaz descubrió el plan cabalístico para que el CNE pudiera "declarar el
fraude".
Los
calle-calle, carnales de los cheque-cheque, deberían aprender que los procesos
de cambio democráticos se concretan en las urnas, no con marchitas neuróticas y
menos tirando piedras a las vidrieras. La calle sustantiva es la que construye
organizaciones, forma y educa ciudadanos para la vida institucional y civil. La
de las reuniones políticas donde se aprende a discutir, votar, acatar la
mayoría y respetar la minoría, sin odiar al que tiene una opinión distinta. La
política moderna enseña que el adversario de ahora va a ser tu aliado dentro de
una hora o un año y por lo tanto debes convivir cordialmente con él. La Mujer
Maravilla cortó el cable cubano con un rayo, Batman apresó a los hackers chinos
en la baticueva. Se ganó "¡con ese CNE..!" como decían con mohín
musical de desprecio. Y si se abraza un proyecto estratégico, trascendente,
donde todo está en juego y se recibe un revés, no hay que desertar y devenir
agente objetivo para destruirlo.
Gana la estrategia electoral
Aprenda
a jugar en equipo. El 6D triunfó la estrategia democrática, pacífica,
constitucional y electoral contra una autocracia de poderes económicos y
administrativos ilimitados desde 1999. Los candidatos en los circuitos se
acercaron a los sectores populares con planteamientos que los vieron como
compromiso. Se expurgaron de radicalismos, mapanares verbales, irredentismos,
neurosis, discusiones abstrusas e irrelevantes que antes desviaron el mensaje
opositor de sus destinatarios deseados. Se encajaron en las necesidades
fundamentales de la mayoría. Esa nueva semiología política fue común a casi a
todos ellos, pero particularmente notoria en las mujeres candidatas. Ese
renacimiento del lenguaje político fue esencial para estas elecciones y lo será
en las que vienen de gobernadores y alcaldes.
Si la
alternativa se hubiera ocupado de la partida de nacimiento de Maduro, las
tropelías de Cabello, los yates de Aristóbulo, las misas negras en el CNE, las
incidencias de la familia Flores, insultar a las FF.AA, o cazar las peleas que
quería Jorge Rodríguez, posiblemente el resultado hubiera sido otro. Muchos
resbalados preferían que la Unidad se pegara en una diatriba crónica con los
capitostes del Gobierno y así no la hubieran llamado MUDA. Tampoco la Unidad se
atascó en la búsqueda de atajos, falsas opciones distintas a la electoral ¡Qué
decir de las terceras opciones para los descontentos que no votarían por el
Gobierno ni por la MUD, ese espacio abierto para los audaces! Hay políticos
necesarios por ser faros al revés: iluminan porque se sabe que hay que hacer
exactamente lo contrario de lo que ellos dicen. Desde 2006 la oposición definió
su estrategia pacífica, democrática, constitucional y electoral, después de los
años locos (2001-2005).
La cadena del triunfo
Entre
estos años, aberraciones del destino pusieron la conducción de la disidencia en
manos de "gerentes" y de pequeños partidos autoritarios,
unipersonales, que tomaron el nombre de "sociedad civil", y la
llevaron de derrota en derrota. Aquella conducción zoqueta tuvo su holocausto
en el retiro de las candidaturas a la Asamblea Nacional en 2005. El tanque
totalitario que avanzaba sobre las instituciones, y la oposición que lo
pellizcaba, que abandonó los espacios de poder, fue la combinación perfecta para
el plan totalitario. En 2006 comenzó la cadena de avances que culmina en el
triunfo rotundo del 6D-15. La candidatura presidencial de Manuel Rosales en
2006 resucitó a la oposición muerta el año anterior.
Luego
se triunfa por un pelo en el revocatorio de 2007. En las regionales de 2008 se
obtienen ocho triunfos en los estados de mayor población incluso la Alcaldía
Metropolitana. En 2010 la oposición gana en votos y pierde en curules, porque
la gracia genial de 2005 permitió al chavismo reformular leyes electorales y
circuitos a su antojo. En 2012 Capriles clava bandera en 46% de votos frente al
galáctico en pleno apogeo de su poder y riqueza, y en 2013 arañó 50%. Es el
ocaso de los opositrolles, depredadores de falsa resistencia, abstencionistas,
golpistas, salva-tu-voto, poetas ramplones, calle-calle y demás
malentretenidos, que dedicaron su ocio a desacreditar uno por uno a los que
planteaban no distraer esfuerzos en necedades radicaloides y concentrarse en
las parlamentarias.
Carlos
Raúl Hernandez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico