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lunes, 11 de enero de 2016

España y sus fantasmas, 2da parte, por Laura S. Leret


Voluntarios extranjeros que combatieron en la guerra civil contra la República (Franco)

Por Laura S. Leret, 10/01/2016

Todavía en pleno siglo XXI resucitan argumentos que justifican el golpe militar contra la República española. Argumentos que no profundizan en los antecedentes de la Guerra Civil.

España en la década de los años 30, era un país atrasado, con hambre, analfabetismo, largas jornadas de trabajo e ínfimos salarios, con un promedio de vida inferior a sus pares europeos. El sistema político era obsoleto, y con pretensiones imperiales. Un pequeño grupo gozaba de privilegios. La población española reclamaba cambios. Así fue cómo en las elecciones municipales de 1931, los votos dieron la victoria a una mayoría de partidos a favor de una República.  El rey Alfonso XIII claudicó. A partir de 1931 hubo elecciones generales. En 1936 triunfó la coalición de partidos conocida como el Frente Popular.

Los sectores conservadores reaccionaron. Llegando al extremo de recurrir a la violencia. Hubo atentados en contra de políticos como fue el caso del socialista Jiménez de Asúa y del asesinato del teniente republicano José Castillo.

Los militares golpistas derrotaron a la República española con las armas, con el apoyo de los aviones y armamentos suministrados por Hitler, Mussolini, con el financiamiento de la aristocracia y burguesía española, con el beneplácito de la Iglesia Católica. En el ejército de Franco militaron mercenarios, moros que fueron movilizados a la península, desde las colonias del norte de África.

Las últimas investigaciones efectuadas por los profesores de historia Santos Juliá y Paul Preston demuestran que  las atrocidades cometidas en el bando franquista contra los civiles, las llamadas represalias, triplicaron a las cometidas por el bando republicano. Y mientras en el bando fascista, las represalias eran justificadas “porque había que limpiar a España”, en el bando republicano fueron públicamente condenadas.

A pesar de su corta duración, la República intentó modernizar a la sociedad española, aprobó el voto de la mujer, la aplicación de la separación de Iglesia y Estado,  la libertad de expresión, de reunión y manifestación, la consolidación de la salud  pública, la reforma agraria, la separación de poderes,  la autonomía municipal, y los derechos de los trabajadores.

La mayoría de los partidos políticos en España, excepto el Partido Popular, han asumido las luchas de las organizaciones que amparan a las víctimas del franquismo, solicitando el cambio de los nombres de las calles que recuerdan a los generales golpistas, violadores de los derechos humanos, o a los miembros de la falange, su brazo paramilitar. Fueron 40 años de dictadura y 37 de una transición “modélica” basada en una Ley de Amnistía que decretó que no se juzgaban los delitos cometidos durante la dictadura. Una Ley cuestionada por organizaciones de los Derechos Humanos, como Amnistía Internacional,  que piden su derogación. Los delitos de lesa humanidad no prescriben.

El escritor Miguel Otero Silva estuvo en España y participó en la Guerra Civil a favor de la República. Durante la década de los 50 y los 60 los periódicos venezolanos contaron con colaboraciones de intelectuales del exilio español. Sorprende leer en la prensa venezolana artículos recientes que en nombre de hacer oposición al gobierno de Maduro, atacan a los ideales que inspiraron a la República española.


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