Alvaro de Juana 25 de marzo de 2016
Este
miércoles, el Papa Francisco celebró la última Audiencia General antes de
entrar de lleno en laSemana
Santa. La catequesis que
pronunció estuvo dedicada precisamente a la misericordia y al Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo y
el Sábado Santo).
“Todo,
en estos tres días, habla de misericordia, porque hace visible hasta dónde
puede alcanzar el amor de Dios”.
Francisco
aseguró que “el amor de Dios no tiene límites” y como decía San Agustín
va “hasta el final sin final”. “Dios se ofrece verdaderamente todo por cada uno
de nosotros y no se ahorra en nada”, añadió.
“El
Misterio que adoramos en esta Semana Santa es una gran historia de amor que no
conoce obstáculos” puesto que “es una gran historia de compartir con los
sufrimientos de toda la humanidad y una permanente presencia en los sucesos de
la vida personas de cada
uno de nosotros”.
El
Papa resumió el significado del Triduo explicando que “es memorial de un
drama de amor que nos dona la certeza de que no seremos nunca
abandonados en las pruebas de la vida”.
A
continuación, el Santo Padre explicó estos días santos uno por uno:
Jueves
Santo: “Jesús instituye la eucaristía, anticipando en el
banquete pascual su sacrificio en el Gólgota”, dijo el Papa. “Para hacer
comprender a sus discípulos el amor que lo anima, lava sus pies,
ofreciendo todavía una vez más el ejemplo en primera persona de como ellos
mismos deben hacer”.
El
Papa señaló que “la Eucaristía es el amor que se hace servicio. Es
la presencia sublime de Cristo que desea pensar en cada hombre, sobre todo en
los más débiles, para hacerles capaces de un camino de testimonio entre las
dificultades del mundo”.
Viernes
Santo: “Es el momento culminante del amor”. “La muerte
de Jesús, que en la cruz se
abandona al Padre para ofrecer la salvación al mundo entero, expresa el
amor donado sin fin”. Es “un amor que quiere abrazar a todos, sin excluir a
ninguno”.
El
Papa también manifestó que es “un amor que se extiende en todo tiempo y
en todo lugar: una fuente inagotable de salvación a la que cada uno de
nosotros, pecadores, puede acudir”.
Sábado
Santo: “Es el día del silencio de Dios”, explicó. “Debemos
hacer todo lo posible para que sea un día de silencio, como aquél
Día, que fue el día del silencio de Dios”. “Jesús depuesto en el sepulcro
comparte con toda la humanidad el drama de la muerte. Es un silencio que habla
y expresa el amor como solidaridad con los abandonados desde siempre, que el
Hijo de Dios reúne colmando el vacío que solo la misericordia infinita del
Padre Dios puede llenar”.
Francisco
apuntó que “en este día, el amor, ese amor silencioso, se transforma en espera
de la vida en la resurrección”. Por tanto, “el Sábado Santo nos hará bien pensar
en el silencio de la Virgen. La creyente que en silencio esperó la
Resurrección. Es el amor que no duda, pero que espera en la palabra del Señor,
para que sea manifiesta y resplandezca el día de Pascua”.
El
Pontífice aseguró que “es todo un gran misterio de amor y de misericordia” y
“nuestras palabras son pobres e insuficientes para expresarlo en plenitud”.
Al
final, el Papa recomendó leer a Giuliana di Norwich, “una chica que no es muy
conocida y que ha escrito páginas sublimes sobre el amor de Cristo”. “Fue una
chica analfabeta que tuvo visiones de la pasión de Jesús y que después, siendo
reclusa, describió con lenguaje sencillo pero profundo e intenso el sentido del
amor misericordioso”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico