Por Vanessa
Davies
El
asueto de Semana Santa decretado por el Gobierno Nacional en poco ayudará a
aliviar la situación del embalse, alertaron los expertos Miguel Lara y Valdemar
Andrade
El
embalse de Guri (Bolívar) se seca y con él se va apagando el país, porque es
gracias a sus aguas que se ilumina Venezuela. Una cuenta regresiva le pone
fecha a la cota de colapso de Guri: mediados del mes de abril. Aun cuando toda
la atención está concentrada en lo que sucederá con el complejo hidroeléctrico
Simón Bolívar (que es lo que popularmente se conoce como Guri), la realidad es
que la crisis de Guri afecta no a una, sino a tres centrales hidroeléctricas
que se alimentan de las mismas aguas del río Caroní: la Simón Bolívar, la
Francisco de Miranda (Caruachi) y la Antonio José de Sucre (Macagua).
No es
el fenómeno de El Niño, sino la sobreexplotación de Guri y el incumplimiento en
la dotación y actualización del parque termoeléctrico los factores que han
puesto al país al borde del colapso eléctrico, señaló a Contrapunto el
ingeniero electricista Miguel Lara, quien estuvo a cargo de la Oficina de
Planificación del Sistema Interconectado (OPSI). A su juicio, “se sobreexplotó
Guri desde el año 2014”.
Desde
agosto del año pasado, afirmó Lara, el Gobierno Nacional ha debido tomar
medidas para preservar el líquido de Guri, pero no fue así. Todo indica, según
su valoración, que las autoridades optaron por turbinar más agua (para producir
más energía) de lo que la prudencia indicaba, a fin de dar una impresión de
“normalidad”.
La
decisión de extender el asueto de Semana Santa tres días más y sumar a las
vacaciones obligadas al sector privado no aliviará a un sistema que ya está en
condiciones precarias, concluyó Lara. “No se le ha dicho la verdad a la gente”,
afirmó el experto de forma categórica.
Gota a
gota hasta el 15-A
Valdemar
Andrade, profesor jubilado del departamento de ingeniería hidrometeorológica de
la UCV, explicó a Contrapunto que el embalse de Guri está bajando 16
centímetros de lunes a viernes y 14 centímetros los fines de semana. De haber
una oportuna generación termoeléctrica con las plantas que tiene el país,
contrastó, la reducción debería ser de 10 centímetros. “A medida que baja se
hace más ineficiente y necesita más agua para producir menos electricidad”,
precisó Lara. En otras palabras, hay que exprimirle más líquido al embalse con
resultados que no son los mejores. La evaporación, como consecuencia del calor,
tampoco ayuda.
La
cota mínima de diseño para el funcionamiento de Guri, confirmó Andrade, es 240
metros sobre el nivel del mar. La actual está peligrosamente cerca: 246 metros.
Lara relató que se ha establecido la cota de 240 metros como la crítica con
base en las pruebas realizadas tiempo atrás, pero aclaró que el equipo de
ingenieros que trabajaba en la OPSI nunca estuvo dispuesto a bajar de la cota
244. “Si se baja de la cota 244”, dictaminó, las consecuencias pueden ser
graves. Esto evidenciaría que apenas restarían dos metros de “colchón” para
maniobrar.
Si el
agua baja demasiado hay que parar buena parte de las máquinas. Si se paran las
máquinas se produce menos electricidad. La ecuación es sencilla: menos
electricidad es igual a apagones sorpresivos o a racionamiento eléctrico. “La
probabilidad de colapso es de 99%”, advirtió Andrade.
La
cota mínima se debe alcanzar el 15 de abril, advirtieron ambos ingenieros. “Así
fue diseñado el sistema; eso no se puede cambiar”, confirmó. De ocurrir, se
perderían más de 4 mil megavatios en Guri y al menos 3 mil entre Caruachi y
Macagua. Ello implica oscuridad para una zona del país equivalente a tres ciudades
como Caracas, estimó el experto.
“En
las condiciones actuales el sistema colapsa a mediados de abril”, lo que
obligará al país “al funcionar al mínimo” y a dejar a la gente “en su casa”,
pronosticó Abraham Salcedo, jefe del Departamento de Ingeniería Hidrometeorológica
de la UCV, en diálogo con Contrapunto.
Parque
de máquinas
Lo
cierto es que no hay un parque termoeléctrico listo y afinado para suplir las
deficiencias de las hidroeléctricas en la época seca, subrayó Andrade. Tampoco
se ha terminado la construcción de la central de Tocoma, una megaobra ubicada
en el río Caroní que debía producir la nada despreciable cantidad de 2 mil
megavatios.
El
Gobierno Nacional “hizo contratos para incorporar cerca de 11 mil megavatios
térmicos desde 2009 hasta 2015”, refirió Lara. ¿Qué pasó con ellos? ¿Por qué no
están disponibles? “Se debe decir la verdad del parque térmico, por qué está en
las condiciones que está” y “si eso se va a reparar o no se va a reparar”,
demandó. De acuerdo con sus cálculos, con medidas de ingeniería –y el
equipamiento requerido- se puede recuperar el parque térmico en unos 90 días.
El
embalse de Guri está diseñado para soportar al menos tres años secos
consecutivos, siempre y cuando tenga un respaldo de las plantas
termoeléctricas. No ha sido así. “Se ha sobreexplotado Guri desde septiembre
del año pasado”, aseveró, para generar “más energía de la que se debería
generar”. Y si está afectado Guri, también lo están Caruachi y Macagua.
El
sistema eléctrico “está operando, desde hace muchos años, en condiciones de
riesgo”, diagnosticó.
La
falta de agua en Guri era “un problema previsible”, criticó Abraham Salcedo.
Está convencido de que el problema es la operación que se ha hecho del embalse.
O lo que es lo mismo, “la sobreexplotación del agua de Guri por la falla de las
termoeléctricas”. Salcedo aseveró a Contrapunto que todos los modelos permiten
prever el comportamiento en los ciclos de lluvia y los ciclos de sequía. No hay
sorpresas.
Visto
así, El Niño “no es una amenaza” sino un elemento con el cual lidiar, porque se
sabe con qué frecuencia aparece, argumentó Salcedo. Con el pleno conocimiento
de que el fenómeno ocurriría en 2016, el año pasado “se debieron comenzar los
recortes de energía” y se debieron hacer las reparaciones para que lo disponible
funcionara de manera eficiente.
Asueto
¿inútil?
La
decisión de decretar asueto toda la Semana Santa para ahorrar electricidad no
rendirá los frutos anunciados, alertó Andrade. Por el contrario, puede suceder
que aumente la demanda domiciliaria y que la población no consuma luz en su
trabajo, pero sí en su casa. Una frase da la medida de la situación, a criterio
del ingeniero: “Estamos en lo peor del infierno”.
La
temporada de lluvias debe comenzar a mediados del mes de mayo; pero con base en
su experiencia, el profesor de la UCV anticipó que este año el embalse de Guri
no se recuperará “a menos que haya un diluvio”. No escatima las críticas a la
forma como se ha manejado el embalse: “A Guri, debido a la sobreexplotación, lo
secamos en dos años”.
Son las
precipitaciones de junio a septiembre las que mejorarían su condición, acotó
Lara. Siempre y cuando Venezuela goce de una buena temporada lluviosa.
La
gente “debe saber la situación real del embalse de Guri”, insistió Lara. Se
debe asumir, también, un racionamiento eléctrico que permita que el agua se
“estire” hasta finales del mes de junio. Ese racionamiento, necesariamente,
afectará Caracas.
Apostar
por la llegada anticipada de las lluvias no es lo más correcto, consideró
Salcedo, porque en condiciones normales llueve a finales de abril o principios
de mayo. “Como dejamos secar tanto todos los sistemas Guri no va a poder
recuperarse ni que lloviera muy fuerte”, anticipó el investigador. Para que
Guri pueda reponer fuerzas se precisan lluvias superiores al promedio:
“Necesita por lo menos seis meses de lluvia por encima del promedio”, calculó.
Abraham
Salcedo fustigó a las autoridades. Foto: Dagne Cobo
Aire y
agua no son buenos compañeros
A
partir de este momento en Guri se necesita ingeniería de precisión; es decir,
verificar constantemente que no entren bolsas de agua que dañen las máquinas
del complejo Simón Bolívar y causen una tragedia, describió Lara.
Por
otra parte se debe garantizar el gasoil para el funcionamiento de las plantas
termoeléctricas y adelantar la operación de Tocoma, hidroeléctrica que hasta
ahora no ha producido electricidad “ni para encender un bombillo” aunque la
obra se prometió para el año 2012.
Aun
cuando la Asamblea Nacional no construye, sí puede ejercer su rol contralor,
recordó el ingeniero. En su opinión, el Parlamento debe investigar en qué se ha
gastado el dinero aprobado para el sector eléctrico y crear una comisión de
expertos que analice lo que se ha hecho y lo que se ha dejado de hacer. La
revisión de las tarifas, para sincerar lo que la población paga por el
servicio, es otra medida que no debería demorar más: “No es la empresa
eléctrica la que debe subsidiar; es el Gobierno” y de manera directa, remarcó
Lara.
Mientras
avanza la temporada seca, Guri se aproxima a los números del riesgo. Los
números que le ponen la soga al cuello a tres centrales hidroeléctricas, y con
ello, al país.
22-03-16
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