Por Alessandra Perdomo
En un recorrido efectuado este
viernes por supermercados de Caracas, el arroz y otros productos regulados como
café, pasta, carne, pollo y azúcar fueron los grandes ausentes. Cereal, pan
cuadrado, aceitunas y servilletas colmaban los anaqueles
A propósito del aumento del
precio regulado del arroz anunciado por el
Gobierno, Contrapunto recorrió este viernes algunos supermercados de
Caracas en la búsqueda de este grano, uno de los productos estrella de la mesa
del venezolano. En general, los rubros básicos siguen siendo los grandes
ausentes de los anaqueles, mientras las colas son la constante ante la
expectativa, cierta o no, de la llegada de los más buscados: harina de maíz
precocida, café, azúcar o papel higiénico.
En el Excelsior Gamma de Las
Mercedes, después de las 10:30 de la mañana permanecía una cola en el
estacionamiento, a pesar de que, como decían quienes formaban la fila, ya se
había acabado la harina de maíz precocida que vendieron temprano.
¿Qué se podía comprar allí?
Abundante Lactovisoy a Bs 780, “lo que antes regalaban”, como comentó el joven
que colocaba los paquetes en los estantes. Jamón endiablado, tortillas de maíz,
papas fritas, pan cuadrado de zanahoria y miel llenaban los espacios, mientras
que algunos canelones directo al horno, a 361 bolívares, era lo que se
conseguía, en lugar de la pasta alimenticia regulada.
Había pollo, a Bs 1.075 el
kilo, y frijoles a Bs 500. Pero nada de arroz, cuyo precio regulado hasta este
miércoles era de Bs 25 y ahora se fijó en 104.
En Central Madeirense de Bello
Monte, los cereales fueron la estrella. Hojuelas de maíz azucaradas –a Bs 652 –
y uno muy famoso de dieta copaban dos grandes estantes. También una bebida con
base de cereal, por Bs 1.595 la bolsa de kilo. Había harina de trigo, a Bs 341,
en muchos comercios desaparecida, junto a un estante con frascos de aceitunas y
mazorquitas de maíz tierno, a Bs 1.200.
A pesar del panorama desolador
de los estantes, afuera permanecía una pequeña cola: Temprano habían visto dos
camiones llegar, por lo que se formó la fila a la espera “de que saquen algo”.
En la avenida Victoria, las
personas frente al Central lucían ansiosas: Se preparaban para entrar, mientras
adentro, en medio del resguardo de un dúo de guardias nacionales, descargaban
mayonesa y, según el personal, la harina de maíz.
Fuera de eso, se podía comprar
leche evaporada, pan cuadrado, mermelada y refresco, además de pasta no
regulada, a Bs 348. Cuentan que quizá llegue arroz el lunes. “Lo estamos
esperando”, dijo uno de los trabajadores.
La última parada fue el
comercio Mikro, en La Candelaria. Latas pequeñas de lentejas sazonadas,
estantes repletos de servilletas y algo de yogurt era la oferta, junto a
vegetales y verduras. Se quedaron esperando el arroz, dijo uno de los
empleados, pero confió en que en los próximos días aparece. “Se hace mucha
cola. Claro, eso es lo malo”, comenta, pero asegura que sí les llega periódicamente.
Pacas a Bs 9.000
Si en los supermercados
tradicionales es tan difícil abastecerse de arroz, ¿cómo hacen los
restaurantes? Tras visitar siete establecimientos de comida china en distintas
zonas de la ciudad sin obtener respuesta alguna de sus encargados, en La
Candelaria obtuvimos luces en un par de locales especializados en paella.
Uno de los responsables
explicó que se abastece de su proveedor tradicional, el mismo de hace cinco
años, y que funciona en el Mercado de Coche. En este espacio, habitual para
mayoristas, consiguen no sólo el arroz sino la mayoría de los productos que
escasean.
“Cuando hago el pedido, el
proveedor me dice que no sabe a qué precio, que sólo lo sabrá en la madrugada
al ir a buscar el arroz en el mercado. La última me costó 9.000 bolívares”,
comentó.
Esto implica que cada kilo,
regulado en 25, le salió en realidad en Bs 375. Hace cuatro meses, ese arroz le
salió a la mitad. Y esos incrementos han sido la constante en, al menos, el
último año. Añade que, además, cada vez que hace pedido le puede llegar una
marca distinta. “La que consiga el proveedor”, afirmó.
Asegura que ese ajuste no
puede reflejarlo en la misma proporción en el precio de la paella al público,
porque “nadie compraría una paella en Bs 3.000”.
11-03-16

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