Por
Froilán Barrios
Con
grata satisfacción recibí la invitación a pertenecer a un grupo en las redes
sociales referido a la tierra donde formaron mis padres el grupo familiar,
nacieron mis hermanos y donde viví mi infancia y adolescencia, ubicado en
el territorio de la ancestral selva de Turén, lugar que toma su nombre de la
lengua de la extinguida etnia precolombina Atures, cuyo significado en español
es simplemente calor. Quien la conozca sabrá que compite en altas temperaturas
con el sur y el siempre cálido estado Zulia en el occidente del país.
El
Municipio Villa Bruzual como parte de la división político-administrativa del
Estado Portuguesa, alberga este territorio en el que Turén es su capital, y
la Colonia Agrícola de Turén tiene un especial significado, como lo es
ser otrora calificada el Granero de Venezuela, por su diversidad de productos y
por su niveles de producción que impactaban toda la agroindustria en los
rincones del país, e incluso con productos exportados a la Comunidad Andina de
Naciones.
Más
allá de lo económico, lo esencial ha sido la riqueza cultural acumulada por las
inmigraciones recibidas desde la década de los 50 del siglo pasado, a escala
nacional e internacional, que permitieron integrar un rico espacio de
convivencias, costumbres, tradiciones, música, donde la mixtura racial y
social le ha dado una tonalidad, quizás como a ninguna otra región
de nuestro país.
A
escala internacional la experiencia vivida en esta región del llano venezolano
es espectacular y poco conocida, y es que producto del genocidio de la Segunda
Guerra Mundial y de la destrucción de la infraestructura física y económica de
la mayor parte de Europa, Asia, Turén se convirtió en la patria chica de
aproximadamente 50 nacionalidades del Asia, específicamente del Medio
Oriente y del Lejano Oriente y de la mayoría de emigrantes de naciones
europeas, y también provenientes de la Comunidad Andina de Naciones.
Por
tanto, era común la convivencia en la segunda mitad del siglo XX en este
municipio de italianos, españoles, portugueses, alemanes, austriacos, polacos,
rusos, daneses, letones, ucranianos, lituanos, serbios, checoslovacos,
conjuntamente con pobladores de las diferentes naciones del Medio Oriente
y de África del Norte, del Lejano Oriente como China y Japón y de América Latina.
Una torre de babel con un terreno cultural común de intercambio el idioma
español, la religión católica conjuntamente con otras religiones.
Este
mosaico internacional también tuvo su expresión nacional, así como la
explotación petrolera atrajo a miles de venezolanos de todas las latitudes de
nuestro país a los estados petroleros, la conformación de la Colonia Agrícola
de Turén significó el destino de una migración interior importante de los
Estados Falcón, Lara, Cojedes, Apure y de los Andes venezolanos. Destacando la
inmigración larense por su impacto en la cultura local, en su música y
tradiciones culturales y religiosas, que hacen de Turén un enclave larense en
el Estado Portuguesa.
Este
sueño que vivimos en realidad el pasado siglo es hoy una pesadilla, ya la
Unidad Agrícola de Turén no es más el granero de Venezuela, su productividad
decayó a niveles deplorables por ser incapaz de surtir al mercado nacional ante
el ahogo económico de las políticas estatales, determinando que la alegría del
turenense se vaya a otra parte, lo que origina este reencuentro aunque sea por
la vía digital.
23-03-16
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