La ola de toques de
queda organizados por delincuentes regionales vista en enero y febrero se
revive con la reciente medida forzada que han denunciado vecinos de El
Cementerio, en Caracas. Informaciones extraoficiales revelaron que “El Lucifer”
prácticamente decretó que de las 7 de la noche a las 6 de la mañana no hubiese
un alma en aquellas calles caraqueñas, con la orden de masacrar a cualquier
unidad policial o militar de la zona. Según dichas informaciones, el
delincuente de apodo satánico –y título de una serie de televisión gringa- es
líder de bandas que operan en El Valle y El Cementerio y aliado de José Antonio
Tovar Colina, conocido como “El Picure”.
Los asesinatos del
supervisor jefe de Policaracas Larry Morillo y su hijo Yonaiker el pasado 23 de
marzo fueron el detonante que desató la medida tres días después del
acontecimiento. Dicho y hecho: el miedo era casi palpable en las desoladas vías
de los barrios Murachí, Los Mangos y Los Sin Techo, según el portalCrónica.uno. La periodista Angélica
Lugo hizo eco de lo vivido por vecinos y fuentes policiales vía Twitter y
denunció que El Valle se suma a la lista del toque de queda.
Una raya más para El
Cementerio. A menos de dos meses, sus habitantes vivieron siete horas de
tensión el pasado 3 de febrero por la búsqueda de Claudio Diovani Jiménez,
conocido como “El Buñuelo”. El delincuente, que había
sido imputado por 27 homicidios y estuvo preso en el penal de El Rodeo en 2008,
mantenía captivas a una mujer y una niña. La Policía Nacional Bolivariana (PNB)
y el CICPC entraron en la zona caraqueña pasado el mediodía y capturaron al
malandro siete horas después, cuando finalmente se entregó a las autoridades.
Acontecimientos en los que
bandas criminales organizadas perturban la civilidad de las zonas populares se
han hecho cada vez más frecuentes en el país en 2016. En solo once días,
Caracas, Porlamar, Maracay y Tumeremo fueron tomadas por pranes con ínfulas
gubernamentales que detuvieron la normalidad de las ciudades por horas
consecutivas. Las vías principales de Porlamar estuvieron despejadas aquel 26
de enero para que pasara el cortejo fúnebre de Teófilo Rodríguez Cazorla
-conocido como “El
Conejo”, pran de la cárcel San Antonio de Nueva Esparta.
Comercios cerrados, transporte público poco activo, avenidas cerradas, liceos
con actividades limitadas hasta el mediodía y la Universidad de Oriente con
suspensión completa de actividades. En su honor, miembros del Tren del Pacífico
descargaron cartuchos al aire desde la azotea de uno de los penales. Por más de
media hora desplegaron metralletas y armas de largo calibre frente a la Guardia
Nacional Bolivariana, que se mantuvo observante e inactiva. Su ostentación
armamentista fue registrada en fotos y videos por la misma banda, que subió sus
excesos en la red social Facebook.
Al norte de Maracay, estado
Aragua, la delincuencia también tomó la tranquilidad por sus propias manos, y
armas. El pasado 5 de febrero,
José Gabriel Álvarez Rojas, llamado “Chino Pedrera” y uno de los cabecillas de
la banda Tren de Aragua, impusieron la suspensión arbitraria de actividades
comerciales y educativas por medio de un comunicado. La razón: el sepelio y
luto de Emilio José Rojas Madriz, conocido como el “Feo” de La Pedrera, uno de
sus “luceros”, fallecido el día antes en un enfrentamiento con el CICPC.
Los comerciantes que se
atrevieron a continuar con la civilidad se vieron forzados a bajar sus
santamarías luego de ser visitados por antisociales del grupo delictivo. El
Pedagógico de Maracay y los colegios de la zona que recibieron estudiantes
tuvieron que devolverlos a sus hogares. El cortejo fúnebre que paseó a su
muerto por las calles del sector La Cooperativa, pasando por la avenida
principal Las Delicias, fue custodiado incluso por comisiones de la Policía de
Aragua. El colapso de las vías fue inevitable ante la caravana de motorizados y
hombres que finalmente llegaron al Cementerio Metropolitano, acompañados por
música a alto volumen.
Mientras el toque de queda
en Maracay acaparaba la opinión pública, la banda delictiva liderada por “El
Potro” secuestró a los profesores del Liceo Zabaleta en Tumeremo, exigiendo la
liberación de doce de sus miembros detenidos por la Policía de Bolívar. El
secuestro que comenzó en la mañana del 4 de febrero había culminado para esa
misma tarde con un toque de queda prácticamente autoimpuesto: los habitantes de
la zona optaron por refugiarse en la aparente seguridad de sus casas. Los
reportes vía Twitter de periodistas de la zona, como Pableysa Ostos
del Correo del Caroní, desmentían la supuesta tranquilidad que las
autoridades profesaban.
31-03-16
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