Por Froilán Barrios
El Ingreso Nacional contiene
entre sus elementos fundamentales la participación del Capital y el Trabajo en
la economía de un país, donde las remuneraciones son el aporte de millones de
trabajadores registrados en la Población Activa, el Capital es el aporte del
Estado y sector privado. Mientras mas equilibrada es esta relación,
mayores signos de prosperidad serán factibles en la sociedad, para muestra
veamos los indicadores socioeconómicos de la Unión Europea, Noruega, Estados
Unidos y de la Cepal en América Latina.
En estos países la existencia
de políticas públicas que fortalezcan al mundo del trabajo, son condición
esencial de programas de gobierno que promuevan la presencia del Estado,
inversión de capital privado y expansión del empleo decente a millones de
trabajadores. Aun cuando las desigualdades sociales persisten y generan
conflictos laborales, existe un marco de dialogo para abordar soluciones en el
contexto de la Globalización.
Evidentemente éste no ha sido
el curso adoptado por quienes gobiernan Venezuela desde 1999; cuyo signo ha
sido un discurso redentor hacia los trabajadores, reafirmado en la imposición
de una nueva Ley del Trabajo mediante decreto en 2012, ha tenido solo
como objetivo condicionar absolutamente el desarrollo económico nacional, al
proyecto político socialismo del siglo XXI de la hegemonía gobernante.
Pues bien los resultados han
sido devastadores, cuando portavoces sindicales resaltan que más de 5 millones
de trabajadores no pueden subsistir con su salario, la cantidad resulta
conservadora cuando agregamos a la economía informal y a los desempleados cuya
cantidad duplica la cifra señalada, al certificar que en realidad somos un país
de pobres que alcanza a 80% de la población activa.
Por otro lado expertos
laboralistas señalan que el número de trabajadores formales descendió el ultimo
año (2015), perdiendo el sector privado mas de 500.000 puestos de trabajo,
donde trabajadores migran al sector informal para ganar más dinero, al punto
que solicitan sus prestaciones sociales para “invertirlas” en el mercado de
canje de productos, donde se les multiplica el 2.000%, resalta el nuevo gran
negocio del siglo XXI, el bachaqueo, “éste es más rentable que ganar un sueldo
fijo trabajando para una empresa”, sin tener que pagar impuestos o alquilar
locales de venta.
En este contexto producto de
la caída de los servicios de electricidad y agua, el ejecutivo nacional
promueve asuetos como remedio y la distracción al malestar salarial de sus
trabajadores, generando en 2016 la perdida de un mes de trabajo en el sector y
la desatención al ciudadano, lo que aunado al ausentismo generalizado de 20% en
el sector privado por la interpretación discrecional del Ley del Trabajo, las
marchas convocadas directamente por el Presidente de asistencia obligatoria, y
la caída de 50% de la capacidad instalada industrial como lo señala el
Presidente de Fedecamaras, demuestran la involución de la cultura del trabajo
en Venezuela, país donde se destruye trabajo en nombre de los
trabajadores.
20-04-16
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