José Luis Farías 30 de abril de 2016
@FariasJoseLuis
Corto y
Picante:
El
millón y medio de firmas recogidas por la MUD, en menos de 48 horas, para
activar el referéndum revocatorio, es un severo golpe a la estabilidad
emocional de Nicolás Maduro. Comenzó a desvariar. Está turulato. Parece esos
boxeadores que luego de recibir un uppercut al mentón dan tumbos sin rumbo
hasta caer. Tal cual caerá Maduro, cuan largo es, el día del referéndum. No es
para menos entonces su gimoteo.
Por
cierto, no fue el único afectado. Diosdado Cabello, desde ese esperpento
mediático llamado “Con el mazo dando”, antes de que se hubiera recogido la
primera rúbrica, acusó serios trastornos y comenzó a gritar: “firmas planas”
“firmas planas”. Recurso utilizado en el 2003 para descalificar las firmas del
revocatorio contra el Galáctico, hasta retrasar por muchos meses el proceso y
montar la trampa que aplicaron comprando voluntades con las ya olvidadas
misiones educativas.
El
hijo del Eterno ha dicho: “Yo he designado un equipo especial para, en el
momento que toque, revise una por una las firmas que recojan”, presidido por
Jorge Rodríguez, experto en triquiñuelas electorales.
Son
palabras a las cuales le caben por lo menos dos preguntas y/u observaciones:
Una:
¿Son producto de falta de control de esfínteres?. Es posible y sería bastante
comprensible. Cualquiera se chorrea con medio millón de firmas por el pecho.
Dos:
como dicen los jurisconsultos, ¿es una “confesión de parte”, es decir, es una
confesión de que el CNE no es autónomo y que responde a la voluntad de Maduro?.
También pudiera ser, pues el conteo y la verificación de las firmas corresponde
es al organismo comicial y no al Pranato en el cual se ha trocado este
desgobierno.
PD: mi
reconocimiento a Henrique Capriles, Julio Borges y Primero Justicia en el
impulso de la política del revocatorio ante la sordera y el egoísmo de otros.
@FariasJoseLuis
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