Por Diana Moncada
En ocasión del montaje de la
obra "Terror", el director del GA 80 habla de la inseguridad en
Venezuela. "El terror es algo que vivimos diariamente (...) Aquí hay gente
que se levanta todas las mañanas llorando porque perdió a un familiar"
Héctor Manrique leyó en un
estudio médico que actores y directores en vísperas de un estreno se encuentran
en un estado semejante al de un pre-infarto, por eso no olvida sus pastillas,
“para nivelar” la vorágine de emociones que lo invaden la mañana de este
viernes 8 de julio, a tan solo horas del estreno de la obra que está
dirigiendo, Terror, original del escritor y abogado penalista alemán
Ferdinand von Schirach.
Manrique está nervioso, aún
siente en cada estreno la sensación de saltar al vacío, especialmente en esta
ocasión en que la responsabilidad recae sobre una obra compleja que reconfigura
el papel del espectador y lo saca de su zona de confort, imponiéndole tomar
parte en un complejo dilema ético.
Un avión comercial con 164
pasajeros a bordo es secuestrado por un terrorista, con el objetivo de
estrellarlo contra un estadio con 70.000 mil espectadores. Para impedirlo, un
Mayor del ejército alemán, Lars Koch, decide derribar el avión, acabar con la
vida de los pasajeros para evitar la tragedia mayor. La obra se centra en el
juicio del Mayor: ¿Es culpable o inocente? ¿Puede un grupo de vidas valer
más que otras? El dilema ético toma la escena y los espectadores son
quienes tendrán la responsabilidad de condenarlo o absolverlo mediante el voto.
“Es una obra en la que el
espectador puede sentir respetada su inteligencia, que es algo para mí muy
importante”, expresa Manrique, quien cuenta que desde la primera lectura sintió
su cabeza dar saltos entre cada una de las ideas expuestas por los abogados del
juicio. Es definitivamente una obra de texto, no de acción, afirma su director,
lo cual supone un reto más para el espectador: analizar los argumentos de ambas
partes, tomar partido y decidir. Una responsabilidad que podría apabullar a
algunos. “Yo tendría miedo si fuese el espectador”, asegura.
De la obra “me atrapó el
hecho de estimular esa condición que nos distingue del resto de los animales:
la duda. Cuando uno lee la obra, el lector va dudando si lo condena o lo
absuelve”, explica Manrique.
El elenco lo conforman María
Cristina Lozada, Sócrates Serrano y el propio Héctor Manrique, acompañados por
Martha Estrada, Daniel Rodríguez, Juan Vicente Pérez, María José Castro y
Eduardo Pinto, en una producción general de Carolina Rincón. Manrique
interpreta al juez, sin embargo a él no le corresponde decidir. En la obra el
juez es el público.
Terror actualmente está
presentándose en 38 teatros de Alemania. El proyecto cuenta con la página Web
enhttp://terror.theater/en,
que lleva las estadísticas de los resultados arrojados por las representaciones
de la obra. Hasta ahora se ha montado en países como Austria, Slovenia,
Hungría, Suiza e Israel.
La justicia sana a un país
Pero no solo la estimulación
de la duda que propone la obra motivó a Manrique a aceptar la propuesta del
Instituto Goethe, sino también la intención de “mostrar al público el
poder sanador de la justicia”.
Para el director venezolano,
la representación de esta pieza es más que pertinente “en un país en el que más
del 98% de los casos quedan sin ser procesados”, indica el director.
“Pareciera que no nos ha
llegado el terrorismo, tal y como aparece en las primeras planas de todos los
Medios de comunicación del mundo; pero en nuestro caso el terror es algo
que vivimos diariamente en Venezuela (…) Cuando uno entiende que
terror es miedo, que el miedo paraliza, que no sales de tu casa, que las aceras
se han convertido en un adorno porque no son usadas por los usuarios porque no
podemos caminar por las calles con tranquilidad, te das cuenta que vivimos en
terror”, expresa Manrique.
Para el director hablar “en
voz alta” de impunidad, injusticia, violencia, corrupción y demás problemas que
aquejan al país es “sanador”, “la sociedad se sana si hay justicia”, dice.
Y pone un ejemplo: “Si a ti te matan a un familiar y se hace justicia, no te lo
devuelven pero te cicatriza la herida, te la vas a ver todos los días pero
cicatrizará; ahora, si no hay justicia la herida sangrará todos los días. Somos
un país sangrante. Este país es un charco de sangre. Aquí hay gente que se
levanta todas las mañanas llorando porque perdió a un familiar”, expresa.
Y con esa dolencia el Grupo
Actoral 80 pone nuevamente el dedo en la llaga y asume la posición de la
confrontación. Manrique es de quienes piensan con templanza que el artista debe
tomar partido ante la realidad del país donde vive, “los que no lo hacen son
unos acomodaticios, genuflexos, pusilánimes (…) Los grandes artistas son
personas que asumen su responsabilidad social”, afirma y reivindica su derecho
a decir exactamente lo que piensa sin temor.
Los artistas que no toman
partido ante la caótica realidad, “esos que dicen que se deben a su público,
son unos gafos, unos imbéciles, son personas que no les importa el país, no les
importa el público, no les importa nada, hasta que les pasa algo”, asevera el
director, “y el rol de uno como artista es, fundamentalmente, tener un
compromiso con su sociedad”.Afirma que en el GA 80 conviven personas de todas
las tendencias políticas, “no se le pide carnet político a nadie (…) pero eso
no significa que yo no les exija una posición”, explica.
El actor y director cree que
en Venezuela hay un teatro comprometido con la realidad y otro que
sencillamente “no le interesa su país, ni le interesa nada”, y solo trata de
divertir al público renunciado a su verdadera esencia. “Uno agarra la
cartelera teatral y da asco”, dice molesto, quien en abril sufrió de un infarto
y se vio empujado a pensar en una vida sin teatro. “Mi vida perdería todo
sentido”, confiesa.
Manrique tiene un único
norte: “seguir apostando por un teatro que tenga ideas”, y en esa dirección
moviliza todos sus esfuerzos. Como siempre, no tiene idea de lo que pueda pasar
en la temporada de Terror, pero las entradas
del estreno y de este fin de
semana, ya agotadas, pueden, de alguna manera, avizorar el destino de este
nuevo montaje bajo la dirección de Manrique.
14-07-16
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