REINALDO J. AGUILERA R. 04 de agosto de 2016
El
panorama para muchos es casi habitual, en las zonas populares, ranchos caídos y
el lamento de personas que todo lo pierden, en las zonas rurales, caminos
intransitables y derrumbes de las pocas vías de comunicación, servicios básicos
como lo son: el agua potable, el servicio telefónico, interrumpidos; en las
zonas urbanas el panorama no es muy distinto, las autopistas colapsadas por
lagunas a causa de los drenajes tapados, es sólo uno de los múltiples problemas
que también se viven.
Las
pocas evidencias anteriormente señaladas, representan apenas una pequeña
porción del desastre que se viene sobre nuestro país, cuando se vea realmente afectado por lluvias
que pueden ser en algunos sitios muy intensas y en otros muy prolongadas.
Conferir
esa posible catástrofe solamente al cambio climático, lo cual por cierto es muy
probable que las autoridades del mal gobierno venezolano actual hagan, es no
comprender la magnitud de lo que puede ocurrir, tal y como sucedió en el estado
Vargas durante el mes de Diciembre de 1999.
Quizás
las consecuencias climáticas y atmosféricas de las fases de El Niño y de La Niña son parte
importante de la explicación de los problemas que se presentan en determinados
momentos, pero no son la única; en el caso de nuestro país, esos fenómenos ya
son suficientemente conocidos desde hace años, por lo tanto no pueden ser la excusa
para que no se efectúe la inversión adecuada en la infraestructura necesaria
para evitar las situaciones de emergencia, que se presentan siempre con la
llegada de cada periodo lluvioso, que es el que más daño causa.
La
falta de planes y proyectos concretos hace que miles de personas resulten
afectadas por las inundaciones en unos casos o por derrumbes en otros, muchas
familias deben abandonar sus hogares para ir a refugios mal equipados, con un
alto índice de inseguridad, lo cual genera más problemas en vez de
disminuirlos.
Desafortunadamente,
como siempre ocurre desde que existe la ¨Revolución Bonita¨, cuando se
presentan este tipo de episodios, la ayuda individual, de organizaciones no
gubernamentales, de gobiernos amigos e incluso de fundaciones, es bloqueada o
minimizada, lo cual es muy lamentable.
El
hecho real es que se actúa, pero se hace ante la emergencia y con los recursos
que se tengan, que generalmente son escasos para la magnitud de lo que se
enfrenta, lo cierto es que no hay planes reales para hacerlo como política de
prevención, y ésa es una tarea que no debe dejarse para después. Un gobierno
sea Nacional, Estadal o Municipal, no puede funcionar en emergencia permanente,
sin soluciones reales de fondo.
Definitivamente
de poco sirven los lamentos y llantos posteriores a las tragedias cuando éstas
ocurren y tampoco solucionan los problemas al usar pañitos de agua caliente o
atajos económicos sin sentido, en vez de soluciones verdaderas.
Quienes
han pasado por la desgracia de haber perdido a seres queridos, que ven
desaparecer los bienes conseguidos con años de mucho esfuerzo, saben
perfectamente de los que les hablo y el peor miedo es que tienen la certeza de
que todo puede repetirse, si no se toman los correctivos necesarios.
Hay en
definitiva mucho camino por recorrer y más aún en la Venezuela que vendrá,
si, por que el país no se va a acabar,
ni a desaparecer, por eso hay que involucrarse en los procesos de cambio y
sumar en vez de restar como muchos hacen.
Será
necesaria entonces una nueva diagramación de la convivencia en la sociedad
venezolana y sobre todo en las
comunidades, sean populares o no, para así afianzar de nuevo los valores
y el respeto a las reglas.
Es
imperioso ampliar la mirada, para promover la toma de conciencia y actuar con
responsabilidad ante los problemas sociales. No debemos pensar en que la
naturaleza vendrá a salvarnos, como ocurrió con la situación presentada con el
embalse de Guri.
Como
sociedad, todos y cada uno de nosotros debemos comprometernos en cuanto nos
competa, exigiendo y velando por que los
entes del estado cumplan con su deber, planificando y ejecutando políticas
públicas de verdadero impacto en el mejoramiento de la vida de todos, para que
en definitiva se vaya mucho más allá de la emergencia cuando esta se presente, así
de simple y sencillo.
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