Por
Susana Morffe, 1/8/2016
El
que asegure que Venezuela va por el camino correcto no está en sintonía con la
realidad y su conocimiento es peor que el de un demente dentro del manicomio.
Disculpen el eufemismo.
A
las horas que dan paso a nuevos episodios, poco a poco sustraen a la población
de su verdadera existencia y forma de vida, en una lucha estéril que no dará
fruto en el poco tiempo que le queda al régimen maltrecho y desahuciado por
enfermedad terminal.
En
Venezuela donde reina la anarquía política y también la ciudadana, se manejan
situaciones para tapar con paños tibios las irregularidades y el fracasado
estado económico del país.
Los
ejemplos saltan a la vista: la crisis por alimentación, en un acto de
irresponsabilidad se le achaca al recurso humano de la administración pública y
privada para que tomen acciones en la agricultura, cuyo sector fue dañado por
las expropiaciones y la falta de mecanismos para estimular la producción
durante esta era del chavismo.
Con
el feudalismo de la Edad Media, los empleados o trabajadores deben hacer un
voluntariado impuesto para abonar los terrenos usufructuados por el Estado y proceder
a sembrar para terminar con la escasez, justo cuando se acaba todo y al régimen
le queda poco tiempo de vida.
Reparten
bolsas de comida y la gran mayoría llega incompleta y a precios muy por encima
de los estándares de una sociedad empobrecida por la inflación y la escasez
en todos los rubros. Se ha invertido el
aspecto físico, ahora es extraño que una persona se mantenga gorda, en un país famélico.
Crean
un supuesto “cambalache” para entregar aparatos de aire acondicionado viejos
por nuevos a precios de capitalismo salvaje, sin garantía de un correcto
servicio de luz eléctrica para mantenerlos a salvo de apagones y daños
posteriores.
La
Asamblea Nacional dicta leyes para la protección del salario, beneficios de la
población adulta y el Supremo Tribunal de Justicia echa abajo toda disposición
que no esté en consonancia con las locuras del régimen. Un ejemplo de ello, “se
mantiene el uso de armas de fuego y potencialmente mortales en las
manifestaciones pacíficas y reuniones públicas, negando con ello el derecho a
la vida”, tal como lo afirmó la diputada Delsa Solorzano.
En
el mismo tenor, el régimen proclama reiteradamente sus intenciones de paz y
tiene almacenado, en los años que lleva la revolución, su descomunal arsenal
para una futura guerra. Los más entendidos consideran que la confrontación no
es hacia afuera, sino interna. Sin contar la fortuna empleada para comprar
tanto armamento, con cuyo dinero se puede hoy completar la alimentación de
muchas familias.
Recrudecen
las enfermedades que fueron en otros tiempos eliminadas, mueren hombres mujeres
y niños por falta de medicamentos y niegan ayuda humanitaria para Venezuela.
Desconocen
la voluntad de la ciudadanía y en un ataque de histeria, diputados de izquierda
anuncian la eliminación del poder legislativo, desconocen la elección soberana
de diputados del estado Amazonas y llaman
delito el voto de los electores.
El
mundo se pronuncia a favor de las sanciones a Venezuela por violaciones a los derechos humanos,
encarcelamiento a presos políticos, falta de reconocimiento a la petición del
pueblo para revocar por derecho constitucional al mandatario nacional y el
régimen solicita diálogo para ahogar sus penas, en contra de la voluntad de ocho millones de
venezolanos.
Esta
sintomatología de un enfermo terminal, no incrementa la piedad, sino el rechazo
colectivo por las acciones que día a día colocan en la palestra cómo ha ido
avanzando el cáncer que le come las entrañas al régimen. Drogas, corrupción,
latrocinios contra las arcas públicas, maliciosos negocios con otros países,
pueblo moribundo por hambre, confirma
que se perdió el control. Hay que cerrar la cirugía y esperar el final de un
momento a otro.
En
la actual locura socialista, para que haya libertad y justicia para todos
debemos confiar en Dios. Está al alcance el poder de las letras en el artículo 350
de la Constitución venezolana para ser activado y falta coraje para asumir. Si
el país está al revés hay que romper el nudo.
@suanamorffe
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