Omar Barboza Gutiérrez 18 de septiembre de 2016
@OmarBarbozaDip
Aun
cuando no he participado en los intentos exploratorios de la Mesa de Unidad
Democrática para evaluar si existe la posibilidad de viabilizar el cambio
político a través del diálogo, tengo la seguridad porque conozco el patriotismo
con el cual están dedicados a la causa de la libertad, tanto los Miembros de la
Mesa como las personas encargadas de realizar esa gestión, que no ha existido
en ningún momento la disposición de ceder en el derecho que tenemos los
venezolanos a que el Referendo Revocatorio Presidencial se realice este año, ni
para dejar de exigir la libertad de los presos políticos o el derecho del
pueblo a progresar en libertad.
Sin
embargo en esta oportunidad, ese intento ha generado diversas preocupaciones en
muchas personas angustiadas por la necesidad de que el proceso de cambio no se
detenga, las cuales debemos analizar con el ánimo de mejorar cada día más la
actuación de la Unidad Democrática.
En mi
opinión, actuando de buena fe se han cometido errores de forma y de fondo al
concebir esta posibilidad de diálogo que, de compartir éste análisis, debemos
corregirlos inmediatamente para que el gran impulso que ha tomado el cambio
político en el pensamiento y en el corazón de la gran mayoría de nuestros
compatriotas se conserve y crezca hasta lograr el triunfo.
En
cuanto a la forma, el primer error está en confundir a los representantes del
gobierno para estas conversaciones previas con caballeros de convicciones
democráticas que no eran capaces de manipular la verdad de los hechos para
hacerle daño a la Unidad. Fue por no creer en eso, que en abril de 2014 la Mesa
de Unidad exigió que la primera reunión para intentar el diálogo fuera en
cadena nacional de Radio y TV para que nadie pudiera manipular lo allí tratado
con la intención de desvirtuar las firmes exigencias de cambios que en esa
oportunidad hicimos. Y como experiencia para el futuro, es mejor explicar antes
que aclarar después, sabiendo que la sensibilidad de estos temas y la falta de
confianza en los interlocutores, hace muy posible que esas exploraciones se
filtren deformadas creando desconfianza y angustia entre tantos venezolanos que
confían en nosotros, y no están preparados para entender las razones para
acuerdos previos de privacidad que se hayan hecho. En estas cosas, la
percepción suele ser más fuerte que la realidad.
En
cuanto al tema de fondo, como demócratas no debemos renunciar al diálogo para
lograr nuestros objetivos por la vía pacífica, pero con este gobierno no se
debe dialogar sin la presencia de testigos calificados con capacidad para
presionar por el cumplimiento de las reglas democráticas, en el 2014 tanto en
la reunión previa como en la cadena nacional actuaron como facilitadores y
testigos el Señor Nuncio Apostólico y cuatro Cancilleres de países
latinoamericanos.
El
error de fondo que debemos revisar, es pensar en la posibilidad de que a través
de un diálogo directo cuyas concesiones dependan de la buena voluntad del
gobierno, vamos a lograr el cambio político; es decir, creer que existe la
posibilidad de que el gobierno va a convenir con nosotros en un mecanismo para
que saquemos del poder a Maduro y su macolla. Porque partiendo del principio de
que nosotros no vamos a ceder en la realización del Referendo Revocatorio en
condiciones que le permita a todo el pueblo venezolano expresarse libremente,
nunca ha debido considerarse que al incorporar ese tema en esos términos en la
agenda del diálogo con el gobierno, íbamos a lograr ese objetivo. Pensar eso,
es contradecir toda la caracterización que hemos compartido sobre el actual
gobierno.
Creo
que estamos de acuerdo en que Maduro y su entorno cercano ya han dado
suficientes muestras de que conciben el poder como un fin en sí mismo y para
beneficio de ese grupo, y no como un instrumento al servicio del pueblo
venezolano, que no tienen una conducta democrática dispuesta a respetar la
soberanía popular que se expresó el pasado 6 de diciembre; y que además, en vez
de oír la voz del pueblo que se expresó el pasado 1° de septiembre, han
intentado descalificar esa histórica manifestación tanto en la contundencia de
su asistencia multitudinaria como en cuanto a su supuesta intención golpista.
Esa misma conducta del gobierno de Maduro se ha expresado claramente en la
utilización vulgar de la Sala Constitucional con la intención de terminar de
raspar la olla sin control alguno por parte de la Asamblea Nacional.
En
conclusión opino, que los derechos irrenunciables por los cuales estamos
luchando, solo los podemos conquistar en la calle acompañando al pueblo en todo
lo que sea necesario y posible desde el punto de vista democrático, hasta
conquistar el triunfo de la soberanía popular que cada día está más cerca.
@OmarBarbozaDip
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