Por Charlie Barrera
Al oeste de Caracas algunos
habitantes acordaron reunirse en los torniquetes de la estación del Metro Agua
Salud para ir a uno de los puntos de concentración anunciados por la Mesa de la
Unidad Democratica. La presencia de funcionarios de seguridad en ambos sectores
era numerosa, incluso de los miembros de los colectivos.
Caracas. A las 7:45 am los
habitantes de Catia y sectores aledaños estaban en la calle como cualquier otro
día, aunque este jueves parecía más bien un domingo. Baja afluencia de
vehículos particulares, al igual que de transporte público, que prestó servicio
pero a media máquina. En esa popular zona capitalina, donde —hasta las
elecciones parlamentarias del 6D— siempre había ganado el chavismo, había
caraqueños a los que no les llamaba la atención la gran Toma de Caracas
convocada por la Mesa
de la Unidad Democrática (MUD) hace más de un mes.
“Quizás esta gente está aquí
comprando comida y luego se van a la marcha”, dijo un buhonero desde su puesto de
frutas y verduras en la acera de la concurrida calle Colombia. Esa arteria vial
alberga en sus bordes una gran cantidad de vendedores informales y la mañana de
este jueves —aun con tantos puntos de concentración anunciados y desplegados por
la MUD y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en
la capital— fue igual de recorrida por los citadinos en busca de comida.
En Catia siguen las colas
por comida aunque al este de Caracas habia una gran marcha.
En la redes sociales,
televisión y la radio, las noticias de la movilización de ambas toldas eran
constantes. Sin embargo, el bulevar de Catia y
sus calles próximas parecían no estar al tanto de lo que sucedía en la avenida
O’Higgins, Plaza Venezuela, Avenida Francisco de Miranda y Río de Janeiro.
Incluso había más de 100 personas haciendo cola para comprar pollo —a Bs. 1.500
el kilo— y cartones de huevos.
“Cuando hay marcha o alguna actividad es que
uno ve a más policías y guardias en la calle. Es la única manera, de resto se
ven por aquí una vez a la cuaresma”, comentó Jorge Seguías, dueño de una
litografía en Catia. Frente a su comercio había una fila de gente para comprar
pollo y queso.
Aunque muchos caraqueños
cumplían con su rutina, varias personas caminaban con su franela blanca y
su gorra tricolor por el bulevar y entraban a la estación del Metro en Pérez
Bonalde. Lo propio hacia un grupo de mujeres que, a eso de las 8:10 am, en una
calle paralela a la plaza
de Pérez Bonalde, abordaban un autobús que sube por la
calle Argentina para empalmar con la avenida Moran y llegar hasta La Paz, donde
el conjunto femenino se uniría a la concentración que saldría desde la avenida
O’Higgins.
Algunos de los comercios en
el bulevar de Catia se encontraban cerrados. muy cerca de la entrada del Metro
de Pérez Bonalde.
A pesar de que Catia y
el 23
de enero fueron dos parroquias que ganó la oposición en los
pasados comicios parlamentarios, no hubo ningún punto de concentración para
convocar a la marchar desde ese sector. No obstante, dos líderes comunitarios
de estas zonas se encargaron de organizar a algunos vecinos y los condujeron
hasta la avenida Libertador.
“Lo que hacemos es dividir
al 23 de enero en dos partes. Los que viven en La Cañada, El Porvenir, Agua
Salud y zonas cercanas los convocamos en esa estación del Metro y los que viven
por el barrio El Observatorio, Zona F quedamos de encontrarnos aquí”,
informó Julio
Díaz,
dirigente comunitario del 23 de enero, desde la iglesia Madre Cabrini ubicada a
una cuadra y media de la estación Pérez Bonalde.
A las 8 de la mañana, Díaz
ya estaba frente a la iglesia con otros vecinos. Optó por avisarle a los que
iban en camino que tomaran un bus hacia Agua Salud porque había mucho
patrullaje de parte de los colectivos que dominan esa área.
Julio Diaz, junto con otros
vecinos de el 23 de enero y Catia.
Armas largas en la calle
En los torniquetes de la
estación del Metro Agua Salud, otro líder sectorial, Manuel Mir esperaba a
varios parroquianos para abordar los trenes y movilizarse hasta la avenida
Libertador. Allí había un nutrido grupo de mujeres con franelas blancas,
banderas de Venezuela y algunas con su gorra tricolor que aguardaban a otros
marchistas que no tardaron en llegar.
Esa emblemática parroquia
caraqueña, donde también está ubicado el Cuartel
de la Montaña, estuvo plagada de colectivos armados en
varios puntos.
Grupo de mujeres con franela
blanca y gorra tricolor.
El transporte público,
mototaxistas, vehículos particulares circulaban por el lugar bajo la mirada
vigilante de hombres con armas largas, pantalón verde militar, chaleco
antibalas y una gorra negra con una estrella roja al frente. Vestimenta
habitual de quienes pertenecen a los distintos colectivos que hacen vida en esa
parroquia. Estos eran los encargados, junto con efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB)
de garantizar la seguridad del sector.
Un toldo azul con fotos de
Simón Bolívar, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, y unos conos en la mitad de la
calle estaban frente al árbol de Los Peluches. En la carpa había una mujer y un
hombre, este último portaba un arma de asalto colgada de la espalda y
conversaba por un transmisor. Unos metros más lejos se situaba una alcabala de
la GNB. Al parecer, los colectivos y la GNB trabajaban en conjunto para
asegurar la protección de los vecinos.
Asimismo, en la entrada del
Hospital Elías Toro, ubicado en la calle Colombia, se hallaban dos hombres con
la misma vestimenta y un arma corta a la cintura, acompañados por un
funcionario castrense.
Aunque muchas personas no
acudieron a la convocatoria de la MUD, el oeste de Caracas se movilizó “a la
calladita” y por su cuenta a los diferentes puntos de concentración, el más
cercano, el de la avenida O’Higgins.
Presencia policial que
evitaba que la marcha opositora tomara su rumbo hacia el centro de Caracas.
Mujer marchando a la altura
de El Paraiso.
Mujer de la tercera edad
marchando.
Partipantes en la marcha con
sus pancartas.
Fotos: Mariana Mendoza
01-09-16
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