Por Willy McKey
1
Según Aristóteles, la
retórica debe verse como el arte de descubrir los medios y las estrategias
necesarias para poder persuadir al otro. Y para eso es imprescindible contar
con su confianza. O al menos con algo de credibilidad.
En política, para la opinión
pública resulta completamente prescindible la verdad: siempre se
impondrá lo-que-parece-que-pasó por encima de lo-que-pasó-en-verdad.
A la verdad le toma
demasiado tiempo aparecer. Así que, mientras aparece, todo el peso recae
en la capacidad de persuadir y de ganar confianza.
Por eso es que siempre
tendrá mayores probabilidades de éxito político quien
controle qué-se-cuenta de lo-que-pasó.
Y la MUD se ha extraviado en
el control de su narrativa, incluso ahora cuando ha logrado convencer a propios
y extraños de ser absoluta mayoría.
2
Horas antes de la
manifestación del #1S se publicó una carta de Manuel Rosales cuyos objetivos se
siguen leyendo, por usar un término sensato, difusos. Sin embargo, el eje era
exhortar a que no hubiera violencia durante la manifestación, una violencia que
sólo había aparecido referenciada en el discurso oficial. Luego de eso, el
presidente del partido Un Nuevo Tiempo, Enrique Márquez, dejó colar en una entrevista al diario Panorama que
había unos diálogos de los cuales habían salido “cosas interesantes”, aunque
consideraba que éste no es momento para hablar de eso.
Es curioso: en apenas dos
movidas, desde UNT la opinión pública se entera de que hay unos diálogos que
llevan rato, pero aún no-estamos-preparados para saber de que van ni
quiénes están en eso. En paralelo, el vicepresidente Aristóbulo Istúriz le dice
a José Vicente Rangel que si el #1S no pasó nada fue porque hubo conversaciones
entre ambos bandos políticos. Al rato, desde su vocería como Presidente de la
Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup afirma que hay conversaciones con el
gobierno que asegurarán las condiciones para que el Referendo Revocatorio sea
en 2016, aunque al poco tiempo Diosdado Cabello lo desmintiera.
Ya es conocido aquel tuit de María Corina Machado:
“Conmigo no cuenten si se acuerda el Referendo Revocatorio para el 2017”. Pues
bien: en literatura existe una figura retórica llamada “percontatio” y sirve
para generar un diálogo ficticio. Se utiliza cuando el autor quiere hablarle a
un interlocutor determinado, pero juega a mostrarlo ausente, sin cuerpo… aunque
da los elementos necesarios para que las indirectas lo describan. Es inevitable
preguntarse, a estas alturas, quiénes son los destinatarios
del percontatio de Machado, cuenten o no con ella en un futuro.
Es así como llegamos a Jorge
Rodríguez y a esa estrategia retórica que se conoce comoargumento ad
ignorantiam (que muchos resumen como “la ausencia de pruebas no es prueba
de ninguna ausencia”).
Cuando desde la oposición se
admite que hubo reuniones, puede intuirse que alguno de los involucrados ha
trasgredido posibles acuerdos de confidencialidad. Es cuando Rodríguez se
encarga de posicionar lo que le conviene a su partido en cuanto
a lo-que-parece-que-pasó, pues sabe que (al reaccionar tan tarde y
torpemente) la MUD estará demasiado ocupada justificándose y no tendrá ocasión
de narrar lo-que-pasó-en-verdad.
De ahí en adelante, olviden
cualquier cosa que dijera Nicolás Maduro en medio del frenesí de las masas,
porque fue apenas un colofón innecesario. El daño estaba hecho mucho antes.
3
Cuando una alianza opositora
se mete en conversaciones con un gobierno como el venezolano, que tiene el
control de las instituciones y puede declarar lo que desee cuando lo desee,
antes de poner un pie camino a cualquier reunión debe tener medidos varios
asuntos. El impacto político del hecho de reunirse. El daño que podría
ocasionar la posible traición a la confidencialidad, tanto de la otra parte
como de las propias filas. El estudio de cada escenario posible. Las reacciones
y vocerías inmediatas ante esos escenarios. Las estrategias de control de daños
en caso de que se revelen las conversaciones. Incluso de las maneras de filtrar
esa información por canales que aseguren que aquello que se posicione en la
opinión pública juegue a favor de la causa política.
Ninguna estrategia política
de diálogo con el contrario está completa si falta alguno de estos elemento. Y
la reacción de la MUD ante la polémica de los diálogos pone en evidencia que
nada de eso se hizo, pero además pone en evidencia que subestiman el poder
comunicacional del contrincante. Cuando la realidad ha apaciguado a la
militancia, cuando se depende del 2.0 y de Internet para declarar en un país
con la conexión más lenta del mundo, cuando se depende de los periodistas que
deseen entrevistar a los voceros, equivocarse en la narrativa puede ser
demasiado costoso.
4
Durante años el PSUV ha
sembrado la falsa idea de que la democracia se trata de hacer lo que diga la
mayoría, cuando la democracia en realidad consistes en un constante esfuerzo
por dirimir el disenso. Cometer errores estratégicos y pretender justificarlos
con el argumento de la mayoría es una estrategia que sólo tiene sentido en el
ámbito electoral.
¿Tienen razón aquellos que
dicen que la MUD sólo sabe operar en circunstancias electorales? Porque, de ser
así, entonces corremos el riesgo de terminar atrapados entre dos demagogias
mutantes, incapaces de tomar medidas impopulares aunque acertadas, por el miedo
a asumir sus riesgos y comunicarle a la militancia su pertinencia con
argumentos.
En política es necesario ser
cuidadoso con aquello que le exige al contrario: puede resultar catastrófico
darse cuenta (por las malas) de que no es tan sencillo estar a la altura de lo
que se ha exigido. Por eso es que (al menos desde la retórica) se considera que
uno de los errores más corrosivos con las carreras políticas es creerse
imprescindible… eso y hablar como si jamás se hubieran cometido errores.
Ningún político resiste la
presión que pone sobre sí mismo la idea de venderse como una figura inmaculada.
Si no tiene baches en el
pasado, entonces el futuro se encargará de obligarlo a negociar y su soberbia
lo habrá vuelto vulnerable.
5
¿A nadie de la MUD le
importa controlar la narrativa? ¿Han confiado demasiado en su capacidad para volverse
noticia? ¿Tanto como para que ya no les interese ser influyentes, porque hasta
los accidentes les aseguran cobertura y derechos a réplica?
¿Y si se hubiera atendido
esta crisis desde la estrategia política y no desde el letargo comunicacional?
Es probable que el tema del momento fuera el PSUV estuvo negociando su
salida, en lugar de la MUD pudo haber estado negociando el revocatorio.
Ambas ideas tienen la misma composición fáctica. Ambas permiten el uso del
tramposo argumento ad ignorantiam: no sabemos nada de esas reuniones y
sólo pueden dar testimonio de ellas quienes allí estuvieron.
Sin embargo, la reacción de
la MUD es un comunicado acéfalo, tardío y sin nombres, donde toda esta maraña
se mezcla con un cambio de fecha en la convocatoria del 14 de septiembre, como
si hubieran aprovechado el espacio vacío que quedaba en un documento para
calzar una excusa.
6
Uno de los argumentos
esgrimidos por la MUD para lo sucedido es que 90% de los venezolanos quiere
diálogo, pero en la historia de la política las estadísticas jamás han servido
como excusa de los errores estratégicos.
No se trata sólo de
complacer a la gente, sino de hacer lo que la política demanda hacer. Si vamos
a dejarnos llevar por un liderazgo que le hace más caso a los porcentajes de
aprobación de un escenario que a las acciones políticas concretas que demanda
el contexto, entonces demos gracias por no vivir en la Alemania de 1938.
Cuando lo único que puede
catalogarse “verdadero” es que hubo reuniones, negarlas es una torpeza
política. Pero no tener en cuenta alguna acción estratégica para posicionar las
razones de esas reuniones y así capitalizar los signos de debilidad evidentes
en el PSUV es todavía peor.
¿Alguien dudaría que
si los del gobierno se sentaron a dialogar es porque algo ocupa
sus angustias? Espero me permitan la licencia futbolística: la MUD luce como
Venezuela contra Argentina, teniendo una ventaja histórica de dos goles contra
quienes ya no cuentan con su figura estelar pero sin saber cómo es que se debe
jugar cuando se va ganando.
7
Es cierto: la MUD pudo
habernos puesto a decir que “el PSUV está negociando su salida” y no lo hizo.
¿Pero era eso lo que debía haber hecho?
Sólo si fuera verdad.
Construir una narrativa
política cuya base sean mentiras (o verdades contadas a medias) carcome
cualquier posibilidad de gobernabilidad.
Para narrar resulta
fundamental ser los dueños de lo que sucede en el cuento. Es irresponsable
dejarlo en manos de los testigos, como si las narrativas políticas fueran
evangelios que ya registrarán rigurosos apóstoles.
Es necesario que la gente
sepa cuál es el país que viene y que quienes van a hacerse cargo sabrán qué
hacer al respecto. Es necesario que la gente vuelva a confiar en
una dirigencia capaz de darle sentido a todo esto.
El PSUV todavía consigue en
su narrativa argumentos y capital simbólico para mantener el control sobre el
poder, las excusas y el dinero. Construir esa estrategia comunicacional para un
órgano plural como la MUD es complejo, más en un contexto tan adverso, pero eso
tampoco funciona como excusa.
Si en la MUD siguen creyendo
en la candidez de las comunicaciones no habrá sino más retrasos y extravíos. Al
menos hasta que se crean el cuento de que toca hacer política con todo lo que
eso implica. Incluyendo hablar con el otro sin poner en la guillotina el cuello
propio.
Al menos mientras la verdad
aparece.
14-09-16
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