Trino Márquez 29 de septiembre de 2016
@trinomarquezc
Las
decisiones de las señoras del CNE orientadas a
levantar barreras inconstitucionales al referendo revocatorio (RR)
perseguían dinamitar la MUD. Exacerbar las contradicciones internas inevitables
en toda alianza política amplia que reúne visiones diferentes del Estado y la
sociedad. El peligro fue conjurado el 26 de septiembre, luego de unos primeros momentos de
incertidumbre. La MUD no respondió inmediatamente la agresión, no porque
esperara que las doñas de la cúpula electoral pavimentaran la vía para que el
RR circulara por una autopista de seis canales, sino porque era preciso
asimilar el golpe, emitir una respuesta categórica y sustentable, preservando la cohesión de la plataforma
unitaria. Los jerarcas del régimen se cayeron de un coco. Fueron ellos quienes
quedaron perplejos ante la madurez y firmeza de la MUD. Los dirigentes
opositores se tomaron el tiempo necesario para compactar las posiciones
internas –desde María Corina hasta Julio Borges- y amalgamar a sectores de la
sociedad civil: sindicatos, gremios y asociaciones. Que haya sido Henrique
Capriles quien cerrara el acto fue muy importante.
El cuadrilátero donde se escenifica la pelea
cambio de contendores. Ya no se trata de la rivalidad entre el Gobierno y la
MUD, sino entre un Gobierno impopular e ilegítimo y el país.
Vendrán nuevos ataques a los sectores
democráticos. La represión selectiva o indiscriminada continuará. La
Contraloría acosa a Capriles. Maduro amenaza a Henry Ramos. A Leopoldo lo
aíslan. A Daniel Ceballos y a Braulio Jatar los ruletean como si fuesen
rehenes. Ledezma y Rosales permanecen presos de forma arbitraria. Hostigarán a
más periodistas, fotógrafos y camarógrafos. El régimen, al torpedear el
RR, ha ido convirtiéndose en un régimen
de facto. Está allanando el camino para impedir que se realicen las elecciones
presidenciales de 2018. El globo de ensayo es el bloqueo al RR, y la
postergación indefinida de las elecciones de gobernadores y, desde luego, de
las de alcaldes, previstas para 2017. En este momento están congeladas toda
clase de elecciones: sindicales, gremiales, autoridades rectorales y decanales.
En la UCV no se realizan comicios desde hace ocho años para elegir el cuerpo
rectoral y decanal. Cualquier consulta en la que el oficialismo pueda perder
será postergada, anulada o amañada. El principio de la soberanía, antes defendido
y enarbolado, ahora es birlado. El voto
popular es el arma frene al cual tiemblan los chavistas.
Que la MUD haya reafirmado la ruta electoral
representa un gran acierto. Las condiciones fijadas por el oficialismo para
recoger 20% de las firmas son ilegales, inconstitucionales e inmorales. El cardenal Uros Sabino fue categórico. Pero,
ocurre que el país se encuentra secuestrado por una camarilla inescrupulosa. La
virtud de la MUD reside en haber entendido que en situaciones de plagio la
opción se reduce a negociar con los captores, tal como sucede con los
secuestros en la vida cotidiana. Un padre puede indignarse cuando le secuestran
un hijo, pero queda sin alternativa: tiene que llegar a acuerdos con los
plagiarios para salvar la vida del hijo. No hacerlos es condenarlo a muerte en
nombre de principios generales.
Los días 26, 27 y 28 de octubre tienen que
convertirse, tal cual dice el documento de la MUD, en una jornada de
resistencia, movilización y protesta pacífica nacional que les demuestre a los
venezolanos escépticos y al resto del mundo que queremos cambiar el régimen de
Maduro, aplicando los instrumentos constitucionales aprobados por el régimen
por amplia mayoría y plasmados en la Carta Magna cuando hegemonizó la Asamblea
Constituyente en 1999.
La única organización capaz de liderar la
jornada revocatoria, organizar y movilizar la gente y mantener un plan de lucha
coherente y de largo aliento es la MUD. Esta tribuna unitaria puede y debe
recibir el apoyo de las demás organizaciones sociales. La defensa de la
democracia y la labor de rescatarla de los escombros en que la colocó el
régimen corresponde a toda la nación, bajo
la conducción de esa instancia coordinadora. Cualquier intento por
debilitarla o desconocer su autoridad sería un acto irresponsable y, en la
práctica, colaboracionista. Sin la MUD el régimen tiene garantizada una larga
vida. Su obligación será corresponder a la confianza que la gente ha depositado
en ella.
Vale la pena reproducir el latiguillo: todo
dentro de la MUD, nada fuera de la MUD, nada contra la MUD.
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