Por Mabel Sarmiento
Entre el 2006 y 2008, de 10
pacientes que acudían a la Cátedra de Parasitología de la UCV, entre 5 y 8
tenían infecciones intestinales. Hoy en día todos los que se acercan a la
institución tienen patologías asociadas a parásitos.
Caracas. El grueso de los
caraqueños, sin necesidad de tener conocimientos previos de cómo se estudia la
calidad del agua, reporta que la que consumen está contaminada.
Y eso lo saben porque del
chorro les sale con olor, color y sabor, y la que tienen almacenada pierde
oxigenación y es, además, caldo de cultivo de larvas.
Cuadros diarréicos e
infecciones dermatológicas (básicamente por malas condiciones de higiene) se
asocian informalmente al consumo del agua potable.
Vendedores de farmacias
dicen que a diario tres o cinco personas preguntan por tratamientos para
controlar la sarna.
“Muchas de las personas
llegan sin prescripción médica, es decir, sin ni siquiera tener el diagnóstico
de un especialista. Pero dicen incluso que en sus casas dos o tres personas
tienen escabiosis, que es la sarna humana. Y eso puede ser por cómo están
haciendo la higiene personal”, sostuvo un farmacéutico.
Agua sin filtro
La doctora Leonor Pocaterra,
de la Cátedra
de Parasitología de la Universidad Central de Venezuela (UCV),
mencionó que en el período 2006 y 2008, de cada 10 pacientes que recibían,
entre 5 a 8 presentaban enfermedades asociadas al Giardias (parásito
intestinal) por el agua contaminada.
Ahora, expresó, todos los
ingresos a consultas tienen algún evento parasitario, sin importar las edades o
la zona de procedencia, “pues el Giardias está en cualquier parte de la ciudad,
en Catia, San José, La Pastora o Baruta”.
Muchas familias tienen que
almacenar por semanas el agua.
Igual el Observatorio
Venezolano Ambiental tiene cálculos de que algo sucede con el tema de la
calidad. Su directora, Cristina Vaamonde, indicó que entre 2012 y 2016, 12
% de los venezolanos accedía a agua potable de calidad, y que hoy en día ese
porcentaje apenas alcanza 1 %.
También acotó que ¾ de las
enfermedades que azotan el país, entre ellas las infecciones intestinales,
están vinculadas a variables ambientales, pero también obedecen al descuido de
políticas públicas.
Por su parte, Julio Castro,
médico cirujano con postgrado en Medicina Interna e Infectología, al referirse
a las consecuencias en la salud por el consumo de agua potable, manifestó la
falta de registros oficiales que apunten a que los casos de enfermedades
intestinales aumentaran o no por las condiciones del servicio.
“Los boletines
epidemiológicos son la única forma existente en términos de políticas públicas
y para aplicar las medidas necesarias. Pero sucede que en el país no se están
publicando, así que sería una especulación decir que hay en estos momentos más
casos de diarreas”, detalló el infectólogo y profesor de la UCV.
Luis Echezuría, pediatra y
epdiemiólogo, jefe del Departamento de Medicina Preventiva Social de la escuela
Luis Razetti, marcó igual postura en relación con las enfermedades asociadas al
agua; pero añadió que sí hay una observación clara de la contaminación, pues
para nadie es un secreto que tiene olor, color y sabor.
Al respecto, Diego
Scharifker, concejal del municipio Chacao —basándose en un estudio reciente—
reseñó datos de la Sociedad Venezolana de Salud Pública (SVSP), ente que
sostuvo que los casos de pacientes con infecciones intestinales pueden
incrementarse este año a 28,63 %.
No tan clara
De acuerdo con el informe
sobre la calidad del agua presentado por concejales de las cinco alcaldías del
Área Metropolitana, el color del líquido en todos los rincones de Caracas va
desde los diferentes tonos de amarillo hasta el marrón lodo.
Scharifker, explicó que
hicieron consultas telefónicas, encuestas de campo realizadas cada dos meses y
monitoreo de medios de comunicación, y registraron crecientes niveles de
insatisfacción en los usuarios debido a la calidad del producto entregado
por Hidrocapital —empresa
estadal responsable del suministro del servicio para la ciudad de Caracas,
Miranda y Vargas.
El funcionario citó como
único antecedente “oficial” el reporte finalizado en 2012 a solicitud
de Hidroven —consorcio
estadal que aglutina a todas las empresas prestadoras del servicio en
Venezuela— y la CAF (Banco
de Desarrollo de América Latina), el cual concluyó que el líquido llega
contaminado al embalse de Camatagua —que surte de agua a Caracas—, y que la
planta de tratamiento Caujarito es incapaz de purificarlo antes de bombearlo a
la capital debido a que necesita una importante modernización.
Esos datos no se hicieron
públicos, pero destacó que tuvieron acceso —de manera extraoficial— a cierta
información que da cuenta del empeoramiento de las aguas del embalse que surte
a Caracas a través del sistema Tuy I. “Se sabe, de acuerdo con el informe
de la empresa consultora, que en el río Tuy se detectó un acentuado en los
picos de color y turbiedad”, informó.
Algunos indicadores del
deterioro que Scharifker y el grupo de concejales mostraron en su estudio
señalan que la turbidez alcanzó picos de hasta 20 Unidades Nefelométricas
(no puede pasar de 5 UN); que el color —que ascendió a 1.000 unidades
platino cobalto (cuando se permiten 15 unidades)—; y la presencia de coliformes
—heces fecales—, en 14 de los 86 meses analizados, tuvieron valores máximos
superiores a los 1.600 por cada 100 mililitros, cuando se considera como cifras
moderadas las que están por debajo de los 200 por cada 100 mililitros.
“Lo que hemos obtenido,
siempre de manera extraoficial, nos indica que Hidrocapital no ha realizado la
actualización tecnológica de la planta de tratamiento Caujarito, así como
tampoco de ninguna de las otras instalaciones que forman parte del Acueducto
Metropolitano, sistema que administra el almacenamiento y la distribución de
agua para toda la zona metropolitana de Caracas”, sentenció el funcionario.
Por debajo de la mesa
Este 6 de octubre se celebra
el Día Internacional del Agua, fecha que en la capital pasó de largo, pues a
esta hora muchos caraqueños no saben lo que es darse un buen baño.
Otros están ligando a que
caiga un chaparrón para recoger el agua de lluvia para poder asear los
baños, mientras que muchos vecinos, por otro lado, estarán esperando la llegada
de un camión cisterna —que cuesta más de Bs. 50.000— para poder abastecerse.
Según la Encuesta
de Condiciones de Vida en Venezuela-2015 (Encovi), 81,3 % de
los hogares cuenta con el servicio de agua desde el acueducto. Hay 38,4 % a los
que el suministro no les llega continuamente y 18,6 % que se sirven de agua
desde los pipotes y tanques.
En sectores populares
esperan por los camiones cisternas para poder lavar la ropa. hacer comida y
asearse.
Pero independientemente de
cómo se abastecen de agua —un derecho humano según el artículo 5 de la Ley de
Aguas y reconocido en 2010 por las Naciones Unidas como hecho esencial— la
calidad del servicio está en tela de juicio y desde las altas esferas
gubernamentales no hay pronunciamiento que ayude a aclarar el panorama.
El presidente de la
República, Nicolás Maduro, el 29 de octubre de 2013 anunció la creación de una
Comisión Nacional para Optimizar el Suministro de Agua. No obstante, se
desconoce el estado de la comisión. Tampoco se tiene noción, según lo expresado
por Diego Scharifker, de si se han realizado estudios de potabilización y cuál
es el estatus de la construcción del embalse Tuy IV, obra en la cual se
invirtieron 800 millones de dólares y que se proyectó para surtir de agua a
cinco millones de habitantes de la Gran Caracas.
Fotos referenciales:
Cristian Hernández
06-10-16
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