Luis Manuel Esculpí 22 de noviembre de 2016
@lmesculpi
Recibo
una llamada del exterior, después del intercambio de saludos, al otro lado
surge una afirmación con voz inquietante “no entiendo lo que pasa en Venezuela
“Respondo entre bromas y veras, no te preocupes aquí tampoco se entiende mucho.
Me permití la chanza con mi hija mayor que está en el exterior, al igual que la
mayoría de los venezolanos en su situación, siguen atentamente los
acontecimientos de la actualidad nacional.
Mi
respuesta aludía a la polémica, al desconcierto e incertidumbre presentes en
parte importante del país opositor por los resultados de la segunda reunión
entre le gobierno y la Mesa de la Unidad. No fueron solo los “guerrilleros del
teclado” -como los bautizo Teodoro- quienes siempre desde sus cómodas
posiciones se valen de cualquier ocasión para descalificar a la MUD, esta vez
la insatisfacción se expresó mucho más allá de los partisanos de internet,
abarcando sectores que siempre han apoyado la gestión de la alianza unitaria.
Aproximarse
a comprender las razones de tal inconformidad, posibilitará superar fallas del
diseño y comunicación de las acciones políticas en la presente coyuntura. En
nuestra opinión debe intentarse entender el fenómeno, distanciándose de las
conductas arrogantes e intolerantes que se colocan a la defensiva a priori. La
dirección está en la obligación de escuchar las críticas y asumir los errores
-tal como hizo Carlos Ocariz- para poder conducir con acierto un proceso tan
complejo como el que le corresponde gerenciar.
Constituye
un error generar expectativas que luego no se corresponden con la realidad.
Importantes voceros de la oposición contribuyeron a promover exageradas
esperanzas en los resultados de esta segunda conversación, hay quienes
esperaban cuando menos un punto de inflexión, sino un desenlace instantáneo,
casi definitivo. De allí la decepción que invadió a quienes expectantes vieron
sus perspectivas frustradas al conocer los documentos emanados del encuentro.
No
puede constituir el rol de la MUD “la misión de superar sus expectativas” tal
como reza el slogan que promociona una dama, en una reiterativa cuña radial, la
venta de propiedades en Miami. La lucha social y política -como todo en la
vida- no es un un continuo de ascensos, es un proceso que supone avances y
retrocesos.
En
verdad hay párrafos de ambos escritos que no pueden ser calificados de felices,
sin embargo por algunos errores u omisiones – que todos lamentamos- no se puede
desconocer la trayectoria y evidentes logros y éxitos alcanzados gracias a la
alianza unitaria. Examinar los desaciertos no constituye tan solo un sano
ejercicio de autocrítica, supone también asimilar la lección para no incurrir
de nuevo en ellos.
Se
hace un flaco servicio a la causa unitaria si solo admitimos como dogmas de fe
todas las orientaciones de la MUD, si defendemos automáticamente y en forma
acrítica todas sus ejecutorias.
Las
anteriores apreciaciones las hacemos desde la estimación que la Mesa de la
Unidad pese a sus debilidades, fallas, carencias e incluso errores, ha sido
imprescindible para alcanzar la mayoría que hoy se ha conformado. Si la MUD no
existiera habría que inventarla. Rechazamos categóricamente las conductas que
desprecian los logros y pretenden sustituir la actual alianza, sin poseer
fuerza ni plataforma, sino las proclamas insurrectas en ciento cuarenta
caracteres.
No nos
cansamos de reiterar que concebimos la unidad como un proyecto estratégico,
para alcanzar el cambio político, reconstruir la institucionalidad y el
desarrollo del país en paz. Ninguna individualidad, organización e incluso
alianza parcial puede asumir con éxito las complejas y exigentes tareas que
demanda la lucha por el cambio. Las naturales divergencias en una coalición
plural y sumamente diversa, no niegan la necesidad imprescindible de la unidad
de propósitos, de conducción y de acción. Requisitos indispensables para
avanzar y triunfar.
@lmesculpi
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