Si de perseverancia de trata
los 482 años de la Compañía de Jesús y su extensión por casi todos los países
del globo son ejemplo innegable de resistencia. Con 16.400 miembros es en la
actualidad una de las más numerosas órdenes religiosas católicas, 1.500 de esos
miembros están en América Latina y más de 4.000 en territorios tan lejanos como
la India, y desde el pasado 14 de octubre el venezolano Arturo Sosa SJ es el
responsable de dirigir y encaminar sus acciones para proyectarla hacia el
futuro.
Este jueves 22 diciembre,
durante una rueda de prensa, Sosa hizo un balance de las áreas de acción de los
jesuitas: están organizados en 83 provincias, distribuidas en 130 países,
administran 150 universidades alrededor del mundo, 30 de ellas en América
Latina y otras 30 en Estados Unidos. Pero también están presentes en diferentes
campos de la investigación social y científica, así como en la creación de
redes solidarias para ayudar a las personas a superar sus dificultades.
Precisamente se refirió a
las dificultades que en la actualidad viven los venezolanos para satisfacer
necesidades mínimas como alimentación y salud, así como seguridad personal y
jurídica.
Al respecto hizo un llamado
a activar la solidaridad de todos para ayudar a aliviar el sufrimiento de los
que menos tienen. Pero también abogó por una profunda transformación de la
economía, lo que requiere “otro nivel de consenso, discusión y de
colaboración”, debido a la estrecha vinculación entre economía y política.
En este contexto el diálogo
nacional, que encontró en el papa Francisco un facilitador para crear algunas
condiciones para comenzar a hablar, es fundamental.
Y precisamente sobre el
diálogo recordó que ninguna de las partes que se sientan a negociar pueden ni
deben “poner como condición aquello que esperan obtener como resultado”. Agregó
que dialogar es un ingrediente necesario en democracia.
“La política funciona
dialogando, cuando tenemos aire no sentimos su falta, cuando empezamos a
preocuparnos por el diálogo es porque está faltando, nos está faltando aire,
nos está faltando ese instrumento importantísimo del quehacer político
democrático. En la democracia no todos los procesos de diálogo son exitosos.
Los diálogos tienen que ser dosificados y, a veces, confundimos expectativas
con posibilidades reales”, expresó.
Agregó que en política hay
que conseguir lo que se puede y a veces es poco. “No es propio de una
democracia tener presos políticos,…, ojalá pudiéramos tener una Navidad sin
presos políticos, sin insultarnos mutuamente, buscando el modo de entendernos y
encontrar caminos comunes para solucionar los problemas… Los procesos de
diálogo no se pueden dar por terminados nunca, la única manera de silenciar el
diálogo es la guerra y no creo que ningún venezolano seriamente pretenda que
esa sea la vía para solucionar nuestros conflictos”.
Recalcó que “hasta que los
que estén negociando no se sienten a escuchar a las víctimas, a los que no
tienen comida, no tienen medicinas, hasta que no se conmuevan, a lo mejor los
resultados no lleguen”.
El camino a seguir
La Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela expresa los mínimos de la aspiración de
vivir en democracia del pueblo. “Ese es nuestro punto de partida y en esa
Constitución hay una cantidad de elementos que nos podrían ayudar a encontrar
caminos”.
La Carta Magna pone
prioridades para el Gobierno, que debería aprender cuáles son los derechos
fundamentales de todos los venezolanos, explicó Sosa. “La Constitución reconoce
el derecho a la alimentación, a los cuidados médicos, a la vivienda, a la
educación, a la seguridad que es un elemento que está en la mente de todos. Si
algo también angustia al venezolano hoy es la inseguridad, el no poder estar
tranquilos ni siquiera en la propia casa, el no poder moverse con tranquilidad
en la ciudad o en el pueblo”.
Sosa espera que si no es
posible llegar a un acuerdo de unidad nacional, por lo menos sea posible algún
acuerdo.
“Hay medidas que se pueden
acordar, por ejemplo para la estabilidad monetaria que haga posible que el
salario de los venezolanos valga para algo. El tema de la producción es otro,
para no solamente comprar lo que se consume. Y la producción es un proceso que
no se decide de un día para otro”.
Arturo Sosa expresó también
que es indispensable aprender a recibir ayuda, pues la situación que estamos
viviendo es tan dramática que será muy difícil salir adelante sin el apoyo de
otros.
Canalizar ayudas y replicar
experiencias internacionales es un aspecto en que la Compañía de Jesús tiene
una amplia experiencia. Fe y Alegría, por ejemplo, es una iniciativa de
educación popular nacida en Venezuela, pero que en la actualidad se adelanta en
23 países alrededor del mundo.
Otra de las experiencias
replicadas internacionalmente, es el Servicio Jesuita a Refugiados. “La
experiencia que se obtiene en la atención de personas migrantes es importante.
Nosotros hemos sido durante muchos años receptores de inmigrantes y ahora somos
migrantes. Así que necesitamos ayuda y debemos ayudar. Una de las cosas más
difíciles y más hermosas es cuando se logra la acogida de los otros, la
solidaridad humana básica es recibir al otro en tu casa, no solo al refugiado,
sino también al necesitado”.
Sin etiquetas
Sosa rechazó la asignación
de etiquetas, recordó que se le ha tildado de diversas formas: chavista,
antichavista y, anteriormente, hasta de comunista. Al respecto dijo “que una de
las actitudes menos democráticas que hemos vivido los venezolanos por décadas
es precisamente esa de etiquetar a las personas. Y el trabajo de hacer análisis
políticos se convierte en algo que no se toma en consideración, es muy difícil
que la gente siga un análisis, porque lo que se está tratando es de decidir de
parte de quién estás”.
Indicó que no ha tenido en
los últimos años acercamientos con los líderes políticos venezolanos, porque no
ha sido parte de su trabajo. “Sigo el proceso político con mucha atención pero
sin contacto directo con los líderes”.
Aprovechó la oportunidad
para aclarar que no tiene nada que ver su elección como general de los jesuitas
con el nombramiento de Baltazar Porras como cardenal.
“Es una coincidencia en el
tiempo, la gente se muestra escéptica cuando uno dice eso, pero es así. Monseñor
Porras tiene una carrera eclesiástica desde hace muchos años, tiene su propio
perfil y su proceso político, social y económico, tiene su propio acercamiento
con el santo padre Francisco, quien decidió extender el colegio de cardenales,
lo que es muy importante, pues son los cardenales los que eligen al Papa y el
papa Francisco tiene ochenta años, acaba de cumplirlos. El nombramiento de
nuevos cardenales marca la línea del grupo de electores de quien será el
sucesor del santo padre Francisco y, bueno, tenemos dos venezolanos en ese
grupo”.
La Compañía de Jesús
responde a otro proceso. “Cuando me eligieron a mí la mayoría de los que
estaban presentes conocen a Venezuela como puede conocer uno a la India… Éramos
220 votos en esa asamblea, los más cercanos, latinoamericanos, éramos 30, si le
sumamos los Estados Unidos eran 40, de manera que no hay una relación directa
entre los procesos que vivimos en Venezuela y la elección de un venezolano como
superior”, sentenció.
Tras la rueda de prensa
realizada en el Colegio San Ignacio, Arturo Sosa celebró la Misa por el
nombramiento del padre Rafael Garrido SJ como el nuevo provincial de los
jesuitas en Venezuela.
Fuente:
http://www.eluniversal.com/noticias/caracas/arturo-sosa-dialogo-inherente-democracia_632420
23-12-16
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