Por Vanessa Davies
El alimento más consumido es
el plátano. La carne desapareció de la mesa y la leche se ve poco. En 9 de cada
10 no hay dinero suficiente para comprar ropa y zapatos, reportó un estudio de
Cecodap y Cisor
Hay organizaciones que han
buscado cómo ponerle números a la crisis venezolana, calzarles cifras a los
rostros que hurgan en la basura en busca de alimentos. Una de ellas es Cecodap,
con especial énfasis en las niñas, niños y adolescentes, y otra de ellas es el
Centro de Investigación Social (Cisor). Un estudio realizado por ambas
agrupaciones en el área metropolitana de Caracas mostró que en 67% de los
hogares no hay suficiente comida “para todos sus miembros ni para todos los
días”. En 9 de cada 10 no hay dinero suficiente para comprar ropa y zapatos y en
3 de cada 10 se debe dinero a bancos, prestamistas o familiares.
El trabajo Efectos de la
crisis económica y política en niños, niñas y adolescentes en el Área
Metropolitana de Caracas se concretó en 1.099 hogares de los cinco municipios;
comenzó el 14 de julio y culminó el 28 de agosto. Sus resultados pueden
extrapolarse a todo el país, señaló Oscar Misle, directivo de Cecodap.
Carlos Trapani, asesor de
Cecodap e investigador de la UCAB, explicó que de los 1.099 hogares analizados,
en más de 95% cambió la manera de alimentarse en el último año. En todas las
familias el alimento más consumido es el plátano (89%), seguido por las
verduras (85%) y las preparaciones con harina de trigo o de maíz (82%).
Las familias reportan la
ausencia del PAE, indica Carlos Trapani. Foto: Anthony Ascer Aparicio
Las carnes desaparecieron de
la mesa, y son el queso y los huevos la fuente más frecuente de proteína
animal. También se redujo la ingestión de leche y yogurt. “La leche es un
alimento sustancial para la alimentación. La gente la añora, la pide, la
requiere”, recalca Misle.
Trapani explicó que en 6 de
cada 10 hogares consideran que la alimentación no satisface el apetito. Al
menos la tercera parte de las familias consultadas tuvieron que dejar de hacer
una de las tres comidas principales. Se han registrado peleas y discusiones por
alimentos entre padres e hijos o entre hermanos. Los problemas económicos son,
ahora, la primera causa de discusión en los hogares.
El PAE se esfumó
La investigación puso en
evidencia la desaparición del Programa de Alimentación Escolar (PAE). De los
482 niños o adolescentes inscritos en planteles públicos, 333 no se
beneficiaban de ningún programa alimentario. Una de las causas de ausentismo
escolar, de hecho, es que no hay suficiente comida en el hogar. Las familias
afirman haber dejado de ingerir al menos una comida, y esa comida es el
desayuno, por lo que debería ser la escuela la que sirva “de soporte y
contención”, explicó Trapani.
Cereales, arroz, pasta y
caraotas son los alimentos que más añoran las y los adolescentes, además de la
carne, el pescado y la leche.
Los planteles no están mejor
que los hogares, tal como lo reveló el estudio de Cecodao y Cisor. En 753 de
1.099 hogares el dinero no alcanza para comprar útiles y uniformes o pagar la
matrícula. Niños y adolescentes mencionan que en sus colegios faltan el papel
tualé, el jabón, el papel secante, la comida e, incluso, el material para dar
clases.
Debido a la falta de dinero
en la casa se hace menos ejercicio, ya que no hay dinero para pagar las clases
o comprar el uniforme. Un 83% de las familias no tienen suficiente dinero para
salir y divertirse juntos.
Los servicios públicos no
están en mejores condiciones. En 79% de las viviendas no se recibe agua
diariamente, y en más de la mitad de ellas el servicio eléctrico se interrumpió
“algunos días” de la semana.
Es obvio que se están
vulnerando derechos humanos, puntualizó Oscar Misle. Los primeros, el derecho a
la alimentación y a la salud, pero también, a la recreación y a sentirse
protegidos.
La gente añora la leche,
pero no la puede comprar por el precio, refiere Oscar Misle. Foto: Anthony
Ascer Aparicio
Un plan especial para niños
y jóvenes
La atención de niñas, niños
y adolescentes debe ser prioritaria en una situación de crisis como la
venezolana, enfatizó Carlos Trapani. Es imprescindible desarrollar un plan
especial centrado en ellos, así como recurrir a la cooperación internacional.
“Esta es una de las recomendaciones concretas: acudir a los mecanismos de
cooperación internacional” para dar “respuesta inmediata a las necesidades de
los niños”. Puede ser con Naciones Unidas o con agencias especializadas,
apuntó.
Esto es urgente, insistió el
investigador, porque “lo que no logramos hacer en los primeros mil días de los
niños, los daños son irrecuperables”.
En los hogares hay que
decirles la verdad a las niñas y a los niños si no hay suficiente comida,
recomienda Oscar Misle. “Si yo no se lo digo, otro se lo va a decir”, subraya,
y probablemente lo hará “de manera no adecuada”.
08-12-16
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