Por Rafael Viloria
Por ahí por la década de los
ochenta tuve la buena ocasión de conocer a una modesta y sencilla persona, que
llevaba como nombre “Ladislao Hernández”. Además de ser aragüeño, era
sindicalista de las filas del partido comunista. Escribió un libro que se titulaba “La
Muerte de tras de las maquinas". Con frecuencia se dice, que ser
comunista, es sinónimo de “ateo “… ser que niega, la existencia de Dios: un
impío…
Ladislao: Era un ser cuya
conducta era todo lo contrario. Decía Ladislao, que Dios estaba en todas partes.
Evoco esta reminiscencia de este viejo amigo, en razón de lo que por estos
tiempos en nuestro país, es nuestra sociedad, está ocurriendo con vertiginosa
frecuencia.
“.. Decía y creo que todavía
lo dice, un viejo amigo jesuita Alberto Dorremochea (El Dorre) que la sociedad
se estaba moviendo, en un mar de confusiones en un desierto de ideas...” aguda
incertidumbre “principio de indeterminación”. Esto en razón de que hay todo un
mundo de ideas, criterios; pero todos en su conjunto obedecen a lineamientos
ideológicos, que a la postre encajan en lo que decía el dorre. Es decir
promueven confusiones.
Hoy la sociedad está
haciendo uso de métodos de variada naturaleza, intentando con ello, salir del
mar de las confusiones y ver si es posible despertar, reaccionar, rescatar la “
Fe” y actuar coherentemente entre lo que pensamos, decimos y lo que hacemos.
Nada fácil la tarea; si la comparamos con el devenir histórico de la humanidad,
antes y después de Cristo.
Hasta ahora en pleno siglo
XXI, los textos bíblicos registran una verdad axiomática: “Somos todos en su
conjunto hijos de Dios”. La historia de la humanidad registra algunos hechos,
que creo en particular que deberían ser revisados. Todo ello en función de caer
en el Mar de lo planteado por el dorre. “En ese marco todo aquello de los
estigmas ideológicos, en un concilio ecuménico del “Vaticano” el Papa Juan
Pablo XXIII, planteó que el vaticano, tenía que abrir las puertas y las
ventanas, para que entrara el aire, y entrara el Sol. Muchos años después: El
Papa Francisco en su gira por Ecuador y Bolivia señalo que las ideologías
terminaban convirtiéndose en dictaduras.
Es decir unos poquitos
escogidos, atribuyéndose el derecho de pensar, expresar y hacer lo que a la
postre, nada tenía que ver con el desenvolvimiento de la humanidad.
Todos estamos persuadidos de
la presencia de la existencia real de una profunda crisis social. Venezuela
está perdiendo su más preciado patrimonio humano: la gente. Esa gente, que es
pueblo; que constituye su principal riqueza no puede seguir entrompada en la
dependencia a la que ha sido conducida por quienes erróneamente han tratado de
convencernos que el camino trazado es el correcto. El pueblo venezolano tiene
hoy el compromiso de despertar, reaccionar y actuar en el rescate de la Fe y
plantearse el reencuentro con Dios; no para que nos guie hacia una guerra sin
sentido ajena a los verdaderos sentimientos que como pueblo hemos desarrollado.
Aquí tenemos que recordar al Centauro del Llano con aquello de Vuelvan Caras
para reconstruir la Patria que todos aspiramos hoy, no mañana.
Debemos unir voluntades y
disposiciones comunes en la causa justa de vivir convivir y coexistir en
armonía con la paz social que todos debemos practicar defender y preservar; al
margen de lo que cada uno en su individualidad le dicte su conciencia. A
quienes en suerte tienen la responsabilidad de conducir los destinos de este
país; que entiendan que su mensaje de fraticida guerra en nada nos favorece;
solo queremos vivir en paz con nuestra familia, con la sociedad; no creo que
sea mucho, no pedir exigir, porque mis derechos comienzan cuando terminan los
derechos de los demás. Dios nos está esperando.
Ex Presidente De CECONAVE
(Central Cooperativa Nacional de Venezuela)
16-12-16
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