Por Roberto Patiño
Estas navidades han sido las
más terribles de la historia del país. Habría que retroceder a los años más
duros de la guerra independista, o la guerra federal, para encontrar una
situación similar, en términos del caótico estado de la nación y de las
durísimas condiciones de vida que atraviesan sus habitantes.
La navidad es un tiempo de
paz, de descanso, de encuentro. Celebramos con la familia y nuestros allegados.
Festejamos los logros alcanzados, en actos de profunda simbología en donde
compartimos comida, festejamos en diferentes ámbitos de lo íntimo y lo social.
Es una época de reflexiones y de la elaboración de planes y proyectos para el
año que viene. También, es una época donde muchos comparten con aquellos en
dificultades. Donde podemos contar con un amigo para nos eche una mano, escuche
nuestros problemas y nos brinde su apoyo o compañía. En algunos casos de perdón
y verdadera reconciliación.
Eso es para nosotros la
navidad. Pero la navidad planteada este año por el régimen de Nicolás Maduro es
lo opuesto.
El esfuerzo en someter a los
venezolanos a un Estado Malandro, empobrecedor, represivo y sectario,
trastornando todos los espacios de la existencia diaria con sus antivalores de
desesperanza, violencia y rencor, se mantuvo durante todo el año. En estas
fechas se ha recrudecido, trastocando nuestras tradiciones más profundas,
buscando desvirtuarlas y pervertirlas.
Muchas familias se encuentran
separadas, con hijos y hermanos en el exterior. En vez de cenas del 24 y
reuniones y parrandas, la gran mayoría de los venezolanos se encuentran en
colas interminables que duran horas y horas para conseguir, con suerte, un par
de kilos de harina de maíz, algo de arroz. Enfurecidos con el otro que logró
llegar antes de que se acabaran los números, con el encargado que sale a avisar
que ya no hay más. Muchos sufren profundamente por la falta de medicamentos e
insumos para la salud.
En medio de la crisis
económica más dura que hemos vivido, estas fechas no son de regalos y fiesta,
sino de constricción y escasez. De comercios que deben cerrar y de sueldos que
no alcanzan, ya no para hacer una pequeña celebración, sino ni siquiera para
asegurar nuestra mínima subsistencia.
El irresponsable retiro de
billetes de cien, con las terribles consecuencias en la población, la
generación de saqueos y actos de violencia, complica aún más la vida de los
venezolanos, añade más tensión y preocupaciones al durísimo acontecer diario
que ya atravesamos. El “dakazo” a la fábrica de Juguetes Kreisel, se aprovecha
de una situación irregular para organizar una “entrega” de regalos, buscando
con la repartición de un botín remedar una tradición decembrina.
Estas son muestras de las
formas en el que el régimen de Nicolás Maduro pretende que los venezolanos
celebremos la navidad, y que van en contra de lo que verdaderamente somos, de
lo que queremos para nuestra vida y la de nuestros familiares, vecinos y
amigos.
La verdadera navidad la hemos
vivido con Alba, líder comunitaria en Carapita, compartiendo una comida con
familiares y amigos como Julio González, chef y promotor de “Barriga llena
corazón contento”, que junto a otros chef de Caracas lleva sopa a los niños del
Hospital JM de los Ríos y a un ancianato en Mamera. O José Pulido de Primero
Justicia, Jonathan o la señora Mairin de Guatire, voluntarios en Carapita. Con
personas como Gaby Alfonso, fundadora del proyecto social “Yo bailo la vida”
que promueve a través de la danza la transformación de la realidad de los niños
y adolescentes en las comunidades vulnerables de Caracas.
La verdadera navidad está en
eventos como “El Calvario puertas abiertas”, organizada por Cheo Carvajal,
donde esta comunidad de El Hatillo, se abre a distintos sectores de la ciudad
con manifestaciones musicales y plásticas, sancochos en platabandas y
parrandas, intervenciones en los espacios comunales, el compartir de la
historia oral del barrio por sus cronistas.
La verdadera navidad la hemos
visto en acciones como “Tatuajes por Regalos”, impulsada por Miguel Pizarro,
que han logrado intercambiar estos servicios por juguetes para los niños de las
comunidades de Caracas. Con la gente de la Cota 905, la Vega y las distintas
zonas del Municipio Libertador con las que trabajamos y continúan manteniendo
la iniciativa de “Alimenta la Solidaridad” en sus comunidades, para hacer
almuerzos navideñas en este diciembre.
Todas estas personas y estas
experiencias, se producen en medio de la actual situación de crisis y
emergencia, transformando la realidad que los rodea a través de las
herramientas de la convivencia, con una inquebrantable convicción de
solidaridad, en contra las acciones del régimen madurista para someternos y
doblegarnos, e imponer su modelo de desaliento y desesperanza.
Todas estas personas y estas
experiencias defienden, y no olvidan, lo que es la verdadera navidad.
Coordinador de Movimiento Mi
Convive
Miembro de Primero Justicia
26-12-16
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