MUD 25 de diciembre de 2016
@unidadvenezuela
En
comunicación dirigida al Secretario de Estado de la Santa Sede, Monseñor Pietro
Cardenal Parolin, el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática
Jesús Chuo Torrealba respalda las cuatro “demandas” hechas al gobierno por El
Vaticano y plantea que el próximo 13 de Enero los facilitadores “activen
mecanismos para verificar sobre el terreno el no cumplimiento de los acuerdos
por parte del gobierno”.
Su
Excelencia
Monseñor
Pietro Cardenal Parolin
Secretario
de Estado de Su Santidad
Ciudad
del Vaticano
Su
Despacho
Hemos
esperado mucho para dar respuesta a su amable y al mismo tiempo contundente
comunicación de fecha 1-12-2016, dirigida por triplicado al Secretario General
de UNASUR Ernesto Samper, a Jorge Rodríguez como representante del Gobierno en
la Mesa de Diálogo y a mi persona como representante de la Unidad Democrática,
en la que expone importantes observaciones al llamado “Proceso de Diálogo
Nacional”.
La
prolongada espera obedeció a que quisimos que el mundo viera, sin interferencia
de nuestra parte, como planteamientos tan claros, respetuosos y sobre todo tan
solidarios con el pueblo venezolano como los que -a instancias del Papa
Francisco- formula usted en la mencionada comunicación, eran respondidos desde
la prepotente soberbia por el régimen que preside el señor Nicolás Maduro. En
efecto, a pesar de que usted marcó su comunicación como “CONFIDENCIAL”, el país
y la opinión pública internacional conocieron no sólo los términos de su carta
sino también las expresiones poco respetuosas y ciertamente insolentes de la
respuesta enviada a El Vaticano por el representante oficialista. Ante esta
situación, nos permitimos emitir esta respuesta utilizando el formato de Carta
Abierta, en virtud de que sus contenidos pudieran efectivamente revestir algún
interés público. En ese sentido, nos dirigimos respetuosamente a usted, y por
su intermedio al Santo Padre, para expresar lo siguiente:
1. Coincidimos plenamente con lo expresado por
usted en el primer punto de su comunicación, cuando afirma que “los derechos se
respetan, no se negocian”. Sabemos que ese ha sido siempre el ánimo que ha
signado la participación del Vaticano en la búsqueda de resolución pacífica al
conflicto venezolano: Procurar alcanzar el “bien común del pueblo” mediante un
diálogo que no sea un “ejercicio estéril y frustrante”, sino que se caracterice
por “la voluntad seria de respetar los eventuales acuerdos alcanzados y su
puntual aplicación”. Si bien para la opinión pública internacional puede
resultar insólito que razonamientos como estos, de corrección y buena fe,
puedan ser considerados como “injerencismo” por el régimen de Nicolás Maduro, a
los venezolanos no nos sorprende pues tenemos muchos años recibiendo respuestas
como esas, agresivas y desconsideradas, a las justificadas exigencias de
trabajo y respeto, de alimentos y medicinas, de democracia y libertad que
nuestro pueblo le hace a un gobierno que ha manejado la más alta cantidad de
dinero que ningún gobierno venezolano haya manejado jamás en toda la historia
de la República.
2. Igualmente le manifestamos que la inmensa
mayoría del pueblo venezolano se siente fielmente expresado en las cuatro
“DEMANDAS” que “respetuosamente pero con firmeza” formula la Santa Sede en su
comunicación, y que a continuación citamos:
2.1.: “Implementación urgente de las medidas
destinadas a aliviar la grave crisis de abastecimiento de comida y medicinas
que esta sufriendo la población”, medidas que la Unidad ha resumido como la
necesidad urgente de abrir un CANAL HUMANITARIO para atender a las más urgidas
víctimas de la crisis.
2.2.: Que “las partes CONCUERDEN el calendario
electoral que permita a los venezolanos decidir sin dilaciones su futuro”
2.3.: Que “se tomen las medidas necesarias para
restituir cuanto antes a la Asamblea Nacional el rol previsto en la
Constitución”
2.4.: Que “se apliquen los instrumentos legales
para acelerar el proceso de liberación de los detenidos”, es decir, de nuestros
hermanos PRESOS POLÍTICOS, demanda a la que agregamos el regreso de todos los
exiliados por motivos políticos y la anulación de todas las causas judiciales
abiertas con propósito de persecución política.
Estas
demandas que a través de su comunicación la Santa Sede planteó fueran
satisfechas “antes del encuentro del 6 de diciembre”, aun hoy no lo están. Por
el contrario, en materia electoral se han producido retrocesos (al ratificar el
régimen a través de un ardid judicial la composición de un Consejo Electoral
sesgado políticamente e ilegalmente constituido) e igualmente se han producido
retrocesos en el respeto a la soberanía popular expresada en la Asamblea
Nacional, cuya instalación el próximo 5 de Enero esta rodeada de amenazas de
desconocimiento y agresión por parte de voceros oficialistas. En áreas
igualmente importantes, como la libertad de los presos políticos y la atención a
las víctimas de la crisis humanitaria, se han producido gestos tímidos,
insuficientes, que no representan ni una real reparación a los daños inferidos
ni un auxilio a las víctimas de las dimensiones y seriedad que la crisis
reclama.
3. Igualmente queremos destacar ante su
atención, Cardenal Parolin, que en los 24 días transcurridos desde el momento
en que emitió usted su comunicación hasta el instante en que le escribo esta
respuesta, la crisis económica y social sobre la cual cabalga el conflicto político
venezolano se ha hecho aún más veloz e inflamable: Hambre, tristeza y crimen
son las tres palabras que resumen el perfil de la Navidad venezolana 2016. Al
adoptar medidas de carácter monetario en forma desordenada e improvisada el
régimen provocó una serie de protestas populares espontáneas que degeneraron en
masivas agresiones del hampa común contra la ciudadanía, las cuales fueron
perpetradas sin que la fuerza pública defendiera la vida y los bienes de la
población inerme. Varias personas fallecidas y cientos de comercios saqueados
fueron el resultado de tan inexplicable proceder oficial. Es así como cierra
este 2016 venezolano, y esa es la preocupante perspectiva de inicio del 2017.
4. Es evidente que al no estar satisfechas aun
las demandas que la Santa Sede consideraba indispensables para antes del 6 de
diciembre, no existen condiciones para restituir el próximo 13 de Enero un
diálogo directo entre las partes. Pero si es muy importante que a través de los
mecanismos que considere eficientes y oportunos la Santa Sede (y ojalá también
los demás “facilitadores”) puedan verificar sobre el terreno el no cumplimiento
de los acuerdos reuniéndose con los familiares de los presos políticos, con las
víctimas de la crisis humanitaria, con los representantes de la Soberanía
Popular expresada en la Asamblea Nacional, con los trabajadores que quedaron
sin empleo tras los saqueos inducidos por la irresponsabilidad oficial, con los
empresarios empujados a la quiebra por un gobierno que los obligó a vender por
debajo de sus costos de producción, y con todos los demás actores de esta
compleja hora venezolana, que no tienen posibilidad de interlocución alguna con
un gobierno que no sabe dialogar respetuosamente ni siquiera con algunos de los
facilitadores internacionales que él mismo invita.
5. Monseñor Pietro Cardenal Parolin: Esta noche
es Noche Buena, y mañana es Navidad. La Humanidad celebra en estas horas como
Jesús Niño, eludiendo a Herodes y sus asesinos, logra nacer y traer a los
hombres su mensaje de justicia y redención. Por eso creemos oportuna
precisamente esta fecha para enviarle esta misiva, porque deseamos también
evadir y vencer a los Herodes de la violencia para que así Venezuela pueda
renacer como el país de oportunidades, pesebre de perseguidos y auxilio de
necesitados que durante décadas fue. Para ello los venezolanos seguimos
necesitando la ayuda espiritual, política y diplomática de toda la Comunidad
Internacional. Reciba usted, Cardenal, la certeza de nuestro agradecimiento,
nuestra profunda estima y total consideración, y rogamos transmita al Santa
Padre nuestros votos porque Dios lo siga bendiciendo con la salud y la lucidez
necesaria para que continúe exitosamente su apostolado, siendo referente
espiritual y moral para millones de hombres y mujeres de buena voluntad.
Atentamente,
quedo de usted,
Jesús
Torrealba
Secretario
Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática
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