Por Jesús Alexis González, 16/12/2016
El colapso de la simbiosis monetaria-cambiaria venezolana, es consecuencia de la aplicación de
una estrafalaria política macroeconómica
“socialista” alejada del interés colectivo y no ajustada a un transparente
contexto de política económica orientada,
entre otros aspectos, a defender el
valor de la moneda atacando a su “archienemigo”: la inflación, sosteniendo batallas tanto en el campo de la política monetaria en el entendido que
hace referencia a la instrumentación de acciones en procura de controlar el comportamiento del dinero y los precios,
y en el campo del régimen monetario asumido
como el marco reglamentario que condiciona la actuación del BCV teniendo como
norte anclar el nivel de precios; e
igualmente confrontándola en el terreno de la política cambiaria mediante acciones para influir sobre el nivel
del tipo de cambio, y de un régimen cambiario que fija la
flexibilidad de su movimiento. En síntesis, las políticas han de entenderse como acciones instrumentadas por el
ente oficial correspondiente a la luz de un esquema regulatorio, mientras que
los regímenes son las reglas de
conducta que condicionan la discrecionalidad de dichas instituciones; en razón
de ello la definición de un claro y funcional régimen monetario-cambiarioresulta vital para que la economía pueda
confrontar con éxito potenciales desequilibrios.
En caso de haberle resultado “pesada” la lectura de esta introducción (igual nos resultó a
nosotros escribirla), no debe generarle
inquietud algunaya que el “gobierno” chavista-madurista ha permanecido estratégicamente ausente de una
integración en materia
monetaria-cambiaria, o lo que es lo mismo el país tiene 18 años transitando por un campo minado de improvisaciones,
hecho que, por una parte, ha facilitado
el desorden fiscal y la corrupción al amparo de un control de cambio y de
“Convenios Cambiarios” armonizados con las intenciones
subalternas que pretenden, y por otra parte condujo a la población hacia un
¡¡estrés monetario!! luego del
anuncio “presidencial” de la eliminación del hasta ese momento billete de mayor poder liberatorio por Bs
100 sin haber instrumentado (¿cosa rara?) el nuevo cono monetario; en una “improvisada” (obviamente intencional)
y atropelladora “acción de gobierno”
que nos ha dejado por varios días sin el más importante instrumento de pago, al
tiempo de obligarnos a entregar la
totalidad de nuestros billetes de Bs 100 en ¡3 días! so pena de “expropiárnoslos” al eliminarles su capacidad liberatoria (no sirven para
nada), y en el ínterin el oficialismo los convierte en “billetes revolucionarios” (exceptuándolos de la medida vía BCV) al
simplemente reglamentar un monto máximo de los depósitos bancarios que serán
autorizados a canjear; y el excedente lo utilizaránpara adelantar con la
inmediatez posible acciones populistas comunitarias. Es de acotar, que el plan
populista paralelo contará con la bondad del retardo (o imposibilidad) que implica canjear dentro de 14.586 millones de piezas(monedas y
billetes) un 37% correspondiente a
billetes de Bs 100, es decir 5.396.820
millones de billetes que deben canjearse en ¡72 horas! a un promedio de 74.955/hora
y 1.249/minuto. El gobierno, adelantó tan “perfilado” operativo bajo la reduccionista excusa que tal acción
respondió a la estrategia de “quemarles” los billetes de Bs 100 a los
manipuladores del mercado fronterizo de divisas (¿?).
Nos permitimos
recordar, que en nuestros dos últimos artículos: Dólar PSUV: una estrategia para destruir la economía y la esperanza (28/11/2016)
y Sospechosa compraventa de divisas (05/12/2016)
los cuales pueden ser leídos en www.pedagogiaeconomica.com,
hicimos mención a la existencia de un ficticio
mercado de divisas con epicentro en Cúcuta y que ¡ambos gobiernos conocían hasta la saciedad! al punto de haberse
convertido (con plena anuencia gubernamental) en el “espacio” apropiado para intercambiar US$ que no salían de la bóveda
de los bancos centrales de ambos países (lo cual facilita inferir su blanca procedencia) por maletas de billetes de Bs 100que
trasladaban “afortunados” venezolanos (es igualmente fácil inferir a cual grupo
pertenecen) bolívares que no tenían como destino convertirse en depósitos
bancarios en territorio colombiano; hecho que permite presumir que regresaban a
Venezuela en pro de materializar
operaciones “legitimas” en los principales mercados de bienes y servicios a
precios relativos superiores al promedio histórico impulsado por el dólar PSUV (obvia presunción hacia sus
propietarios) cuya paridad totalmente
artificial era “avalada” por una página web; desenvolvimiento que al propio
tiempo configuraba un “monopolio de
demanda” (de ellos mismos) que evidentemente sacaba del mercado (y de las
esperanzas) a los medianos ahorristas, no siendo entonces mera casualidad que
la denominada clase media se hubiese contraído drásticamente en los últimos
años al tiempo que cerca de un 76% de la población se encuentra en el presente
en situación de pobreza, en un ambiente de “mano
extendida” para recibir del “gobierno” una limosna compensatoria en mucho canalizada por similares
comunitarios convertidos en “soldados de
la revolución” mediante, p.ej. una bolsa
de comida que se vende cada 21 días a familias de hasta 5 miembros a un
precio de Bs 7.400 la cual contiene 4 harinas precocida, 2 paquetes de arroz, 2
pastas, 1 aceite, 1 bolsa de un K de leche, 2 latas de sardinas y 2 K de
azúcar.
Este diabólico acontecer, que se desarrolla como una novela de misterio monetario-cambiario
basada en un “complot económico
fronterizo” que tiene como personaje central el billete de Bs 100, culminará (convencidos estamos de ello) en un “final feliz” (¿?) luego de haberse
confiscado los depósitos bancarios no canjeados en el tiempo establecido, de
haberse inducido un clima de inestabilidad social (incluido el “estrés
billeteril”) y de haberse vaciado las arcas de la Nación; a la luz de
instrumentarse a muy corto plazo un unificación
cambiaria de aproximadamente Bs 1.500/US$ equivalente al doble del tipo de
cambio implícito (masa monetaria/reservas internacionales) de Bs 798/US$ al
14/12/16; en el marco de una flexibilización dl sistema cambiariosin desmontar el control de cambio (¡!) y
con la instauración de un “mercado
socialista de divisas” sin haber recurrido previamente a la cooperación financiera
por parte de los organismos multilaterales (FMI, BM, otros); siendo por tanto
que dicho mercado será alimentado mayoritariamente con US$ provenientes de la “moribunda”
estrategia fronteriza en conjunto con el fallecimiento del billete de Bs 100, que a partir de su arranque se
convertirá en el mecanismo idóneo para ¡relegitimarlos!al
tiempo de purificar y santificar la
corrupción pasada y futura; al grito de “hemos vencido el ataque imperialista contra nuestra moneda y
economía”.
Reflexión
final: Lastimosamente, la sufrida
Venezuela se encuentra en permanente
interacción entre un desgobierno dedicado a mantenerse en el poderen procura de
afianzar una “cubanización” que le facilite la no rendición de cuentas sobre variados aspectos donde destaca los US$ 560.000 millones fugados en la etapa
chavista-madurista; y una ciudadanía
mayoritariamente pusilánime (falta de ánimo y valor para intentar grandes
cosas) al punto que un 51% de la
población votante se considera¡ni ni! a pesar que el 87% evalúa
negativamente la gestión de N. Maduro y un 79% no lo considera capaz de dirigir los destinos del país.
Siendo así, cabe preguntarnos: ¿estamos asumiendo el camino de la autoflagelación?
Economista Jesús Alexis González
@jesusalexisgon
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