Por Luis Manuel Aguana, 26/12/2016
“¡Poseedores de la verdad, abstenerse!” Así rezaba un viejo dicho de los
años 60s, atribuido a uno de los carteles del famoso Mayo francés. Y es así, la
verdad es algo que todo el mundo cree poseer y cuando concentras en un solo
espacio a muchos “poseedores” de una verdad, paradójicamente es lo menos que se
alcanza. La verdad es al final aquella que se abre paso a través de un trabajo
duro, continuo y macerado, que finalmente es comúnmente aceptado por la
mayoría; y que termina imponiéndose por razones válidas o no. ¿Quién tiene la
verdad? Todos y nadie. Y salvo que sea una verdad objetiva –como suelen ser las
verdades científicas- el resto de las verdades humanas terminan teniendo ese
final: son forzadas por aquellos que por una u otra razón tienen la fuerza para
imponer “su” verdad.
Nuestra verdad establecía que no era posible que el
Referendo Revocatorio se realizara, y menos aún el 2016. ¿Por qué? Porque en un
régimen totalitario no es viable que quienes lo conducen lo permitan porque es
contrario a su propia definición, al poner en peligro su existencia en el
Poder. En consecuencia había una altísima probabilidad de fracaso en esa
empresa. Y tuvimos razón.
Como esta fue la última carta jugada por la
oposición oficial dentro de un marco de coexistencia con el régimen, se
quedaron sin juego. En este momento se encuentran en sus cuarteles de invierno
inventando que le propondrán a los venezolanos para el 2017 y siguientes, con
la idea en mente de llevar al gobierno hasta el 2019. No se equivoquen, las cosas
están así.
Pero nuestra verdad Constituyente no tuvo la
suficiente fuerza en el 2016 para imponerse frente a la verdad de los partidos,
quienes convencieron a todo el mundo a esperar por un Referendo Revocatorio
porque solo así “sacaríamos democráticamente” al régimen. Pero había una
equivocación fundamental de fondo: si seguíamos las reglas del régimen, todos
–afuera y adentro del país- pensaron que habían “aceptado” esa vía para
resolver la crisis política porque son “demócratas”, cuando en realidad lo que
hicieron fue comprar tiempo para consolidarse, rodando para el final del año
nuestras esperanzas de un cambio, que resultó un fiasco para todos.
¿Qué quedo de todo eso? Un gran vacío. De
liderazgos creíbles, de propuestas al país, de qué hacer ahora frente a la
mayor devaluación opositora jamás vista. Un año entero perdido con una crisis
mucho peor de la que había en esta época el año pasado, con la diferencia que
en diciembre de 2015 los venezolanos teníamos la esperanza que al ganar unas
elecciones parlamentarias, a estas alturas el castro-chavismo-madurismo sería
historia y estaríamos en pleno proceso de reconstrucción. Ahora la población
amargamente está sintiendo que la engañaron…otra vez.
¿En quién creer ahora? Esa es la gran pregunta que
los venezolanos están haciéndose en estos momentos. Pero más aún: ¿cuál es el
camino y quien lo propone? Desde la Alianza Nacional Constituyente hemos
propuesto uno serio y claro (ver ANC: un camino serio frente a la dictadura, en
http://ticsddhh.blogspot.com/2016/12/anc-un-camino-serio-frente-la-dictadura.html).
No es hora de reeditar opciones que consideren a la dictadura como una
democracia que saldrá por la vía tradicional de la voluntad popular, donde los
votos sean respetados por todos. Esa opción fue la que precisamente murió con
el Referendo Revocatorio, así como la candidez de una Venezuela que nunca creyó
que unos votos dados con esperanza, fueran objeto de negociaciones a costillas
del bienestar general de la población.
Es hora de explorar opciones nuevas, encabezadas
por personas diferentes. Pero estas deben ser presentadas de una manera
abierta, honesta y clara a la población. En la Alianza Nacional Constituyente
no somos “poseedores de la verdad”, pero no tenemos dos días planteándole al
país una solución que ha sido abiertamente ignorada por los principales
factores políticos opositores.
Es posible que en este punto aparezcan personas –conocidas
y desconocidas- que abrazando o no la vía constituyente propongan un camino
distinto al planteado por la Alianza. ¡Debatámoslas abiertamente frente al
país! Que los medios y sus principales anclas llamen a los voceros de todas
esas opciones para decirle a Venezuela lo que estamos proponiendo.
Y que si esas opciones tienen algo más allá del
trillado “hay que salir del régimen”, que lo digan. Ya nosotros lo estamos
haciendo e iniciamos el camino con mucho esfuerzo; y sin los recursos con los
que si cuentan los partidos para vender a algún candidato, hemos logrado
interesar a muchos grupos en la mayoría de los Estados de Venezuela que están
oyendo un planteamiento diferente con creciente interés.
¿Y cuál es nuestro planteamiento fundamental? Que Venezuela
no necesita otro gobierno más sino otra estructura de funcionamiento, que
incluya a todos los ciudadanos de todos Estados de Venezuela a participar en
una nueva plataforma de desarrollo para el futuro. Eso se llama Proyecto País
Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/).
Que el problema no es llegar a una Constituyente para cambiar a Maduro sino
para cambiar al país, incluyendo a Maduro y a todos lo que de una u otra manera
se han beneficiado de la forma de gobernarnos por más de 200 años, ya sean del
gobierno o de la oposición.
¿Será posible que eso suceda? ¿Será posible que se
debata lo que se debe hacer delante de todos los venezolanos? El tiempo de las
opciones está abierto. Si de verdad se aprendió la lección de un año perdido es
tiempo de avanzar hacia otras opciones que le sigan dando sentido a aquellos
que murieron en las calles por un cambio en el país. Los venezolanos tenemos la
palabra…
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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