Por Luis Manuel Aguana, 02/01/2016
No hay una característica que nos defina mas como
venezolanos como nuestro sentido de la urgencia. “¡Lo mío que me lo den
ahora!”, “¡Pa' ayer es tarde!”, “¡Burro que piensa bota la carga!”. Eso explica
muchas cosas: los operativos, los motorizados, los gestores, la corrupción para
movilizar documentos, y hasta los puestos de empañadas en las calles. Ese rasgo
cultural define comportamientos que luego la gente olvida de donde salieron.
Queremos que todo se resuelva ya (los documentos, los trámites, etc.), sin
importar que algunas cosas requieran maduración. Este rasgo cultural puede
explicar porque aun no salimos todavía del régimen, aunque ustedes no lo crean,
y forma parte de lo que debemos, si no cambiar, al menos empezar a controlar en
este nuevo año que comienza.
Me motivó a escribir de este tema en mi primera
nota de este año, una duda razonable de una extraordinaria seguidora de nuestro
proyecto, que también es compartida por muchas personas que me han seguido, y
que es la misma duda que sufren los venezolanos por este rasgo cultural
descrito de querer las cosas resueltas para ayer: muy bien, les compro el
proyecto constituyente pero, ¿no sería mejor dedicamos primero a salir de
Maduro (por aquello de la urgencia) para luego seguir con la Constituyente?
Considero tan importante este tema, que compartiré la respuesta que le di a mi
amiga, y algunas cosas más que creo que se deben abordar de aquello que he
llamado el “fast track” del venezolano. Eso puede marcar la diferencia entre el
éxito y el fracaso de la iniciativa que estamos emprendiendo.
Quiero comenzar por lo que le réferi a mi amiga:
hay una idea equivocada según la cual los problemas de los venezolanos tendrán
una solución inmediata. Y eso es precisamente porque a los venezolanos nos
gustan mucho las soluciones instantáneas. Está en nuestra cultura y en los
tuétanos de todos nosotros. De alguna manera debemos comenzar a entender que en
la medida que los problemas son más complejos, en esa misma medida requieren de
soluciones estudiadas y planificadas, llevadas a cabo con precisión de
relojería por gente competente.
Es por eso que ustedes ven que aquellas opciones
que ofrecen “salir ya” del régimen gozan de mayor popularidad entre los
venezolanos. Nadie apuesta por aquella solución que implique un camino largo y
por el que haya que trabajar mucho de manera consistente. Por eso todas las
opciones constitucionales empezaron por la mas “rápida” hasta llegar al
Referendo Revocatorio porque supuestamente “una constituyente era una salida
lenta y engorrosa”. Allí también se explica la gran inclinación por una
solución militar inmediata, llámese por los “golpes buenos” o los malos. ¡Ojo,
esto no es un reproche, es una realidad! Al final, no se ha llegado ni a lo uno
ni a lo otro…
Tal vez un ejemplo les ilustre mejor la situación.
En una oportunidad asistí a un Taller de Supervivencia en el marco de un
programa gerencial de alto nivel que realicé hace muchos años. Realizamos un
ejercicio que me llamó mucho la atención. Nos despertaron a las 3 de la mañana
y nos dividieron en grupos de 5. A todos los grupos nos señalaron una fogata
que se veía a lo lejos en el tope de una montaña y nos dijeron: nos vemos allí
en media hora.
La mayoría de los grupos eligieron la vía corta (se
imaginan porqué): una línea recta entre el sitio donde nos encontrábamos y la
fogata que se veía a lo lejos en el tope de la montaña, en el medio de la más
negra oscuridad. Nadie se sentó a pensar, solo salieron corriendo hacia la
montaña sin siquiera una linterna. Hubo un grupo que se fue por un barranco
antes de llegar a la montaña, gracias a Dios sin víctimas fatales que lamentar,
pero hubo una persona que se fracturó una pierna. Nadie se sentó a meditar como
habían prendido una fogata tan lejos en tan poco tiempo y menos aun pedirnos
vernos luego allá en media hora, en un sitio que tendría no menos de 10
kilómetros de distancia. Era estúpido pensar que se podría llegar en línea
recta: ¡tenía que haber un camino!
Y efectivamente lo había. Nos costó 20 minutos
encontrar un camino que bordeaba la montaña y otros veinte para llegar
corriendo al sitio en 20 minutos adicionales. El camino era una pica para
rústicos que ellos usaron para prender la fogata y estaba escondido. El camino
al principio parecía ir en la dirección contraria pero luego se enderezó. Eso
mismo nos está pasando ahora. De esa experiencia aprendí que para llegar hay
primero que pensar y eso toma su tiempo. Pero una vez que lo
haces y ya sabes que hacer, lo emprendes hasta que consigues tener éxito. Eso
no fue del pensar de la mayoría de los grupos del ejercicio. Gracias a Dios en
mi grupo estábamos gente pensante que nos preguntamos primero de que se trataba
el problema y pudimos resolverlo.
Siempre me he preguntado por qué la oposición
oficial no tiene “salas situacionales” como las del gobierno o grupos de
trabajo político-estratégico que piensen. Ustedes ven que es reactiva a lo que hace
el régimen. Y eso no es de ahora, tiene mucho más tiempo de lo que ustedes
creen. No convocan a los especialistas. Las figuras políticas se creen dueñas
de la verdad y como resultado vemos fracaso tras fracaso. Y si a eso le añaden
los apetitos de poder personales de la dirigencia política opositora, y el
colaboracionismo corrupto de muchos de ellos, el resultado no puede ser otro
que el que estamos apreciando a principios de este año del Señor 2017.
Muchos venezolanos piensan, como algunos de mis compañeros
en ese ejercicio, cuando en aquella oscuridad el camino empezó a desviarse para
otro lado y dudando dijeron que ellos no lo seguían porque “parecía” alejarse
de la dirección de la fogata. Efectivamente eso parecía pero había que
continuar en el plan. Tres de nosotros dijimos que continuaríamos pero los
demás iniciaron otro camino por unas trochas fuera de la ruta principal que
seguíamos todos. Esos llegaron después. No les puedo negar que me pusieron a
dudar pero me dije: encontramos el camino (que ya fue bastante difícil
hallarlo) lo que resta es seguirlo de acuerdo al plan acordado. Y así lo hice y
llegamos antes. Recuerden la Ley de Kanter en mi última nota: “Everything
can look like a failure in the middle” (“Todo puede parecer un fracaso en
la mitad”).
A la pregunta: ¿no sería mejor dedicamos primero a
salir de Maduro para luego dedicarnos a la Constituyente? Mi respuesta es: ambas
cosas son lo mismo aunque parezcan dos caminos diferentes. Les digo a
todos: no hay camino directo para llegar a la fogata de la democracia. Hay que
pensarlo primero, hacer un plan, trabajarlo y ejecutarlo. Y eso no es
precisamente lo que nos gusta hacer a la mayoría de los venezolanos, queremos
las vainas para ayer.
Don Rafael Grooscors Caballero, en uno de sus
múltiples mensajes de su vasta experiencia política que compartió conmigo el
año pasado, lo define extraordinariamente bien: “La MUD, tanto como la
Coordinadora Democrática, fueron buenos aciertos en lo electoral. Pésimos,
sin embargo, en cuanto a formulación estratégica de una oportuna oposición.
La AN, con todo y su Henry Ramos peleón, perdió el tiempo en el año que se va,
porque creyó, como la MUD, que estaban dadas las condiciones para operar
democrática y constitucionalmente y lograr una salida política, pacífica, sin
riesgos y electoral. Despreciaron a la sociedad civil. Despreciaron a la
Academia. Despreciaron a los trabajadores organizados. Despreciaron a la OEA y
a su Secretario General. Terminaron jugando la carta del Vaticano, olvidando el
pasado peronista del Papa. Un desastre. En política no es fácil rectificar. La
oposición, a más de requerir otras caras, requerirá una formulación
programática muy densa y distinta. Los partidos deben pasar a un
segundo plano. La soberanía debe ocupar el primero. Venezuela es una Nación con
23 órganos funcionales que son más representativos de su vida verdadera que los
Poderes Públicos "nacionales". Los 23 Estados de la unión federal.
Llegó la hora de hacer ver esta realidad, pero no escribiendo tweets en
Caracas, sino rebelando a esos 23 frentes, con intensidad creciente. De
Maracaibo a San Cristóbal; de San Fernando a Ciudad Bolívar; de Tucupita a
Puerto La Cruz; de Maracay a Coro; de Barquisimeto a Valencia, el viejo
sentimiento, siempre reprimido, de la Federación, debe imponerse y convencer a
todos de que a Venezuela no la salva sino Venezuela.” (resaltado nuestro).
Y en ese plan estamos en la Alianza Nacional
Constituyente para llegar a la fogata de la democracia verdadera en Venezuela.
Y como parte de los deseos de cambio de los venezolanos para este año que
comienza, y que creo que será muy duro, desde ya yo le agregaría trabajar mucho
en ese “fast track” que nos ha jodido tanto en los años pasados. Tal vez no les
guste a algunos el plan que nosotros hemos formulado y lo respetamos. Pero a
aquellos que nos les guste el nuestro ¡hagan el suyo! ¡hay espacio para todas
las ideas! Nosotros comenzamos hace más de tres años. Seguramente alguno de
esos funcionará, dándoles a los venezolanos en algún momento los resultados
“para ayer” que nos encanta tanto disfrutar, pero que hasta ahora no hemos
tenido el sentido común de trabajar…Recuerden siempre las palabras de Don
Rafael: A Venezuela no la salva sino Venezuela…
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter: @laguana
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