Por Froilán Barrios
Las recientes declaraciones
del ministro del Trabajo, publicadas el Día de los Santos Inocentes, 28 de
diciembre pasado, no sabemos si en chiste o en ironía para los trabajadores,
nos habla de un país donde se recupera el poder adquisitivo y los contratos
colectivos están a la flor del día, en el paraíso de la felicidad del
socialismo del siglo XXI. Es evidente el grado de euforia ministerial tomado
del tono de jerga del discurso presidencial en materia de guerra económica, o
quizás bajo el efecto de la resaca navideña.
En definitiva, el país
referido por el ministro Vera no es Venezuela, donde 35% de la conflictividad
social es laboral, con más de 1.500 conflictos de ese género durante 2016,
cifra que ocupa el segundo rango de protestas, ya que el primer lugar lo ocupa
otro indicador muy relacionado con los trabajadores, como han sido las
protestas por la falta de alimentos, la escasez y el desabastecimiento que
agobian a todos los pobladores de esta nación.
Los desaguisados del Mintra
continúan cuando se refiere al rescate del poder adquisitivo. Tocar este tema
en medio de la inflación más devastadora que hayamos sufrido en toda nuestra
historia económica no tiene parangón, cerramos 2015 con una inflación cercana a
300%, terminamos 2016 con una tasa próxima a 600%, y ya se pronostica para 2017
según agencias internacionales, indicadores cercanos a 2.000%, producto de la
salvaje y errática política económica de la gestión Maduro.
En materia de contratos
colectivos, el descaro ministerial no puede ser mayor, comenzando por el
contrato marco de los trabajadores del sector público, rechazado por sindicatos
independientes del sector, entre ellos Sunep-Inparques, que han denunciado el
carácter ideológico de esa normativa en el que no se establecen beneficios
socio-económicos evidentes, más bien es un documento en el que se privilegian
las milicias obreras, el trabajo voluntario, el acceso a la asistencia médica,
vivienda, vía misiones, y por ningún lado estipula el rescate del salario y el
respeto al tabulador de la función pública.
En lo referente a los
contratos colectivos aprobados unilateralmente por el patrono Estado, en el
petróleo, magisterio, Sidor, Cantv y Corpoelec, han sido signados por el
desmantelamiento de las conquistas alcanzadas en décadas anteriores por los
trabajadores y sindicatos clasistas. Mas grave aún, en el sector público los
trabajadores de alcaldías y gobernaciones, institutos autónomos han quedado por
fuera como la guayabera.
La errática y fantasiosa
declaración emitida culmina con el anuncio de los consejos productivos de
trabajadores, como órganos impuestos desde el Estado para sustituir a los
sindicatos, los verdaderos representantes laborales. ¿A qué trabajador en
Venezuela se le solicitó su aprobación para pertenecer a estos organismos
paralaborales del gobierno? Es evidente en las declaraciones del funcionario de
Maduro, el trasnocho y el descaro de difundir una política económica y laboral
fracasada que ha significado la destrucción del salario y del poder adquisitivo
de los trabajadores en Venezuela.
11-01-17
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