Por José Vicente Carrasquero
Si alguna clase política ha
mostrado unos altísimos niveles de disociación psicótica es el chavismo. En
momentos en los que el país se hunde en el peor momento de su historia, a un
militarete favorecidos por el proceso político se le ocurre imponer de manera
fascista una instrucción que no se sostiene en la realidad. Pretende el
individuo de marras que la gente no hable mal del responsable de que el
venezolano esté sufriendo la peor calidad de vida de todo el continente
americano.
La instrucción del militarcito
demuestra algo muy preocupante. El espíritu golpista del 92 está vivito y
coleando. Aquellos que de forma violenta intentaron derrocar a un gobierno
democráticamente electo porque supuestamente coartaba la libertad de los
venezolanos, pretende ahora impedir que la gente se exprese libremente y
descargue su disgusto con quien al final es el responsable directo de su pésima
situación.
Ya hemos visto a los
compañeros de Chávez en aquellas aventuras golpistas comportarse como lo que
verdaderamente son. Unos fascistas que pretenden imponer una forma de vivir, de
actuar, de pensar y de obedecer. Estos primitivos que se colaron por el túnel
del tiempo no tienen respeto alguno por los principios de la democracia. Ellos
esperan poder seguir ejerciendo un poder omnímodo sobre la población para
evitar rendir cuentas.
¿Y de qué tienen que rendir
cuentas? Es sabido que el actual gobernador de un estado andino, mientras
estaba recluido por los criminales intentos golpistas, escribía cartas a
militares superiores pidiendo ayuda para no perder el apartamento que acababa
de adquirir con un crédito hipotecario. ¿Cómo es posible que un tiempo
después y habiendo solo ejercido cargos oficiales, este militar retirado
muestre unos niveles de vida que no se compadecen con los emolumentos de un
funcionario público?
He ahí un ejemplo trivial de
las cuentas que no quieren rendir. ¿Cómo explicarle al país que se aparece en
una lista de los Estados Unidos relacionados con el tráfico de narcóticos?
¿Cómo explicarle al país que se está en la lista de los sobornados por
Odebrecht? ¿De qué manera se puede justificar el despilfarro de la riqueza más
grande que haya tenido Venezuela desde el descubrimiento? ¿Cómo se le explica
al venezolano que muchos niños murieron por desnutrición porque no hay
suficientes alimentos?
Esta clase política que nos
oprime es el conjunto de políticos más corrompido de nuestra historia. La
corrupción no se mide solamente en la cantidad de dinero que se han robado. Se
mide también en los hospitales que no cuentan con los suministros requeridos.
En los números falsos de la misión barrio adentro para justificar el saqueo que
los cubanos hicieron de nuestras riquezas, etc., etc.
La corrupción está en el ADN
del chavismo. Habiendo el país recibido desde 1999 hasta ahora más del doble de
la sumatoria de todo lo recibido por los gobierno de 1830 a 1998, no hay manera
de explicar la situación menesterosa que vive la mayoría de los venezolanos. Lo
que si se sabe es de cantidad de ex funcionarios chavistas y contratistas del
gobierno que viven como grandes pachás en las principales ciudades de Europa y
los Estados Unidos.
Es imposible no hablar mal de
Chávez cuando uno se entera que los niños en Venezuela sufren desnutrición,
asisten a escuelas de calidad cuestionable, no tienen acceso a la alimentación
y mucho menos a una medicina de calidad. Abundan los casos de niños con cáncer
que no reciben la atención que la constitución de Chávez supuestamente le
garantiza.
¿Cómo no hablar mal de Chávez
cuando se está una cola rogando que la comida no se acabe antes de que le
llegue el turno? La sola mención de la guerra económica como explicación de las
filas y la espera prolongada le recuerda a la gente que fue Chávez el que
popularizó la orden ¡Exprópiese! Y que esas expropiaciones sirvieron para que
unos cuantos se enriquecieran a costas del esfuerzo de quienes habían
establecido empresas productivas.
Imposible no hablar del Chávez
enemigo de la iniciativa privada. El que redujo dramáticamente nuestro aparato
productivo. El que hizo imposible que Venezuela produzca los vehículos que
necesita y peor aún los repuestos necesarios para que el parque automotor
resista la tempestad chavista que nos empobrece.
¿A alguien en su sano juicio
se le ocurre exculpar a Chávez de que seamos el país más pobre de las Américas?
Que el ciudadano venezolano haya sido reducido a un individuo parroquial que
gasta la mayor parte de su tiempo en lograr la supervivencia y no en el
trabajo productivo y el crecimiento espiritual.
Imposible no culpar a
Chávez del presidente a quien apoyó postreramente y que no calza los puntos
para manejar siquiera una alcaldía rural. Un presidente limitado que carece la
visión de un estadista del siglo XIX (19), no tiene nada que ofrecer en una
época caracterizada por el rápido avance de la tecnología y la educación.
Lo escoltan militares
golpistas responsables de las asonadas que en 1992 dejaron cientos de muertes
en las calles. Personas que no tienen empacho en aplicar los métodos primitivos
que buscaban imponer cuando quisieron acceder violentamente al poder.
El responsable de la desgracia
que hunde a los venezolanos en la miseria es Hugo Rafael Chávez Frías. No puede
esperar el tenientico que se benefició de la pasantía del comediante eterno por
el poder, pedir a quienes salieron perjudicados que no ejerzan su natural
derecho de despotricar del responsable de nuestros males.
Desde el terror que le produce
tener que rendir cuentas, el tenientico barrunta tonterías insostenibles. Las
encuestas hablan y lo muestran como lo que es. Un político que llegó al poder
parasitando la imagen de Chávez. Quizás eso explique el que no quiera que
hablen mal de él. De lo que estoy seguro es que los venezolanos no te
vamos a complacer y seguiremos hablando mal de tu comediante eterno.
La mala noticia para el
tenientico golpista es que el tiempo de rendir cuentas está llegando. Esperamos
que el anaranjado te siente bien.
31-01-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico