Por Hernán Lugo Galicia y
Mayela Armas
Cuando Hugo Chávez estaba al
frente de la Presidencia, dentro de su gobierno se conformaron grupos con
mandos políticos y económicos, pero en la conducción él llevaba las riendas.
Con Nicolás Maduro en la jefatura el reparto del poder ha sido más evidente por
la necesidad de sobrevivir, y actualmente, hay siete grupos que dominan y que
incluso han formado “alianzas” para controlar las áreas clave.
El poderío se divide entre:
Maduro y la primera “combatiente” Cilia Flores; el diputado y vicepresidente
del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello; el vicepresidente Tareck El
Aissami; la vicepresidenta de Soberanía y ministra de Despacho de la
Presidencia, Carmen Meléndez; el vicepresidente para la Revolución de las
Misiones y ministro de Educación, Elías Jaua; el ministro de Minería Jorge Arreaza
y el vicepresidente de Socialismo Territorial y ministro de las Comunas,
Aristóbulo Istúriz.
La distribución del poder se
mostró en enero de este año cuando se reacomodaron las vicepresidencias
sectoriales, se incorporaron nuevas caras en los ministerios y otros despachos
quedaron con los mismos funcionarios.
Tras esos ajustes, cuatro
bandos llevan la batuta en el área económica, mientras que en el área política
las parcelas son más equitativas.
Cómo avanzaron estos grupos
En la administración de Chávez
existían varios de estos grupos cuyas acciones estaban sujetas a las decisiones
del exmandatario, quien tenía una alta popularidad. Con Maduro ha sido
diferente, frente a un menor nivel de aceptación —18 % según Datanálisis— estas
facciones se imponen con más fuerza.
Héctor Navarro, exministro de
Educación y exmiembro del PSUV, admite que si bien surgieron diferentes
factores dentro del Gobierno, había una línea que fijaba Chávez:
“Lo que mantenía unidos a los
distintos factores que, sin pensamiento socialista se fueron sumando al
proceso, sin dudas era Chávez. Él estaba consciente de eso y, por lo mismo,
muchas veces nos insistió, en público y en privado, en la necesidad de
desarrollar las instancias colectivas de dirección y, por el otro, de la formación”.
Sin embargo, desde 2013 cuando
Maduro llega al poder, los grupos se establecen con firmeza.
El también exdiputado comenta
que:
“Los distintos grupos existían
con mayor o menor grado de influencia y es hasta natural que se expresaran en
forma de tendencias ideológicas. El problema es cuando tales grupos, no ahora
simples tendencias, aparecen como expresión de intereses grupales o
corporativos y se desvirtúa el sentido de la acción política (…) El partido, en
este caso en el poder, ha dejado de representar los intereses de un sector de
la sociedad para ser un partido policlasista (…) La hegemonía es impuesta por
la clase social que detenta el poder económico”.
Esta repartición del poder que
realiza el primer mandatario es para los analistas una manera de garantizarse
la estabilidad. El economista y director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros,
asevera que “Maduro da cuotas de poder a grupos que son claves para sostenerse
(…) Repartes cuotas, tienes estabilidad en el poder y ninguna facción logra
imponerse”.
Así se distribuye el poder:
BRAZO ECONÓMICO
En la economía, la
distribución de los dólares y el manejo de las importaciones y del gasto es
fundamental, por ello, esas tres áreas están concentradas en pocas manos.
En la entrega de billetes
verdes el control es militar. El Gobierno hoy día tiene un sistema de dos
tasas: el dólar protegido (Dipro) que es a 10 bolívares y lo entrega el Centro de Comercio Exterior (Cencoex)
y el dólar complementario (Dicom) que supera los 700 bolívares y es asignado
por las instituciones financieras, principalmente la banca pública.
La distribución de las divisas
oficiales es liderada por los grupos de Carmen Meléndez (Almirante) y Diosdado
Cabello, que tienen una alianza momentánea, señalan fuentes oficiales.
A Meléndez está vinculado
el ministro de Alimentación,
Rodolfo Marco Torres —general de división— quien, según fuentes del oficialismo,
define la política cambiaria. Efectivamente, la estructura del Cencoex fue
autorizada por Marco Torres cuando estuvo en el despacho de las finanzas
públicas y desde aquel momento —enero de 2015— no ha tenido cambios.
El Cencoex es encabezado por
una de las fichas del ministro, Rocco Albisinni, que llegó a ser viceministro
de Economía Socialista en Finanzas. Y dentro de la directiva se encuentra José
David Cabello, superintendente tributario y hermano del diputado Cabello. La
gestión de esta directiva coincidió con la etapa de caída del ingreso petrolero
por los menores precios del crudo, aun así, se ha encargado de decidir los
beneficiarios de los pocos dólares. En dos años ha manejado cerca de 10
millardos de dólares, de acuerdo con datos del organismo.
Hay más. Al despacho de
Alimentación, en el que Marco Torres está desde enero de 2016, se encuentran
adscritos los entes que se encargan de la importación de alimentos. Pero las
compras de bienes externas del Estado —que son a la paridad de 10 bolívares—
son compartidas y las adquisiciones de varios rubros alimenticios y otros
artículos también las lleva la Corporación
Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex), que dirige
Giusseppe Yoffeda, mayor general y vinculado con Cabello.
Las compras públicas en el
exterior en 2016 representaron 40 % del total de importaciones y sumaron 4,7
millardos de dólares, según cálculos de Ecoanalítica. Varios de los rubros
adquiridos se han distribuido vía Comités Locales de Abastecimiento y
Producción (Clap).
A los roles que llevan
adelante Marco Torres y Yoffreda se suma el ministro de la Defensa, Vladimir
Padrino López, que desde mediados de 2016 maneja la Gran Misión de Abastecimiento
Soberano, la cual permitió incrementar el poder militar en la distribución de
los productos y en los puertos. El dominio llegó hasta la creación de jefes
militares por rubros como arroz, caraota, leche, azúcar, entre otros.
Y la potestad de los uniformados crece
en otras áreas: el Dipro está previsto para alimentos y salud y el Dicom para
el resto de los sectores. El grueso de las aprobaciones por el sistema
complementario las lleva adelante el Banco de Venezuela, cuyo presidente es
Marco Torres.
Desde la administración de
Chávez, las importaciones son lideradas por los militares y durante seis años,
por ejemplo, estuvo al frente de Cadivi, Manuel Barroso, general vinculado
con Cabello. En esa etapa, denunciaron exministros como Navarro y Jorge Giordani
—quien estuvo en la cartera de Planificación— que más 20 millardos de
dólares se orientaron a empresas de maletín.
Navarro comenta que “hay
muchas cosas que explicar en cuanto al manejo de los enormes fondos dedicados
al concepto de las importaciones de alimentos, incluso desde antes de la muerte
de Chávez. Pero en un país rentista, y en medio de una crisis de precios
petroleros, quien controla las importaciones de alimentos controla la sociedad.
Recordemos que quien está a cargo de las importaciones también está a cargo de
la vigilancia de las fronteras y de la asignación de divisas”.
Flores en las finanzas
Mientras los generales definen
las autorizaciones de divisas, la dirección de las finanzas públicas es de
Nicolás Maduro y Cilia Flores, aunque poco a poco El Aissami gana terreno en
esa área, y Cabello tiene su porción.
La Vicepresidencia de Economía
y el Ministerio de
Finanzas están a cargo de Ramón Lobo, exdiputado de
Mérida. Lobo llegó al puesto con el aval de Maduro y El Aissami, pero en la
estructura de ese despacho cada grupo cuenta con su parcela.
La ejecución del gasto público
es manejada por funcionarios afines a Flores, como Nelson Lepage, jefe de la
Tesorería Nacional. La oficina de crédito público, encargada del endeudamiento,
ahora está en manos de Raquel Hernández, vinculada con Lobo y Simón Zerpa,
viceministro de Finanzas, y que a su vez tiene relación con la primera dama.
Zerpa también preside el
Bandes, el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden) y el Fondo Chino, estos dos
últimos mecanismos entre 2013 y 2015 manejaron cerca de 40 millardos de
dólares, indican las memorias y cuenta de Finanzas. Zerpa, adicionalmente,
lleva adelante las relaciones con China junto con el ministro de Planificación,
Ricardo Menéndez, ficha de Jorge Arreaza, ministro de Desarrollo Minero y
exvicepresidente.
La recaudación tributaria,
cuyo comportamiento está golpeado por la inflación, recae en Cabello y
específicamente a través de su hermano José David, quien ha sido el superintendente
tributario y aduanero con más tiempo: nueve
años.
La banca pública empieza a
mostrar reajustes. Marco Torres, que encabeza el Banco de Venezuela,
durante cinco años lideró todas las entidades estatales, porque su personal de
confianza estaba en el Bicentenario y el Tesoro. Las cabezas de esas dos
entidades cambiaron y a fines del pasado año la presidencia del Bicentenario
pasó a manos de Miguel Pérez Abad, quien se lleva bien con Maduro, y hace unos
días nombraron en el Tesoro a Eneida Laya, ficha de Lobo. Fuentes consultadas
dicen que se analizan otras modificaciones en esa estructura del sistema
financiero estatal.
El poder financiero de
Maduro-Flores llega al Banco Central de Venezuela con la designación de Ricardo
Sanguino como presidente y la permanencia de José Khan como director. Nelson
Merentes, que tiene el apoyo del grupo de Meléndez, no quedó del todo alejado
del BCV después de ser removido de la presidencia en enero, pues se
convirtió en asesor mayor del ente emisor.
El Aissami gana espacios al
tener en la Superintendencia de Bancos a Leoncio Guerra, quien ha acentuado las
inspecciones en las instituciones.
Pdvsa en cuotas
El reparto de poder se
extiende a la petrolera. Simón Zerpa —ya mencionado como viceministro y
presidente del Bandes, Fonden y Fondo Chino— es desde febrero vicepresidente de
Finanzas de Pdvsa, de manera que la
primera combatiente amplía su poder hacia la distribución del ingreso
petrolero, que este año las firmas económicas proyectan en 20 millardos de
dólares.
Parte de la nueva estructura
de Pdvsa responde a varios grupos y tal es el caso de la Vicepresidenta
Ejecutiva, Maribel Parra, que es afín a Meléndez, y el vicepresidente de
Comercio y Suministro, Ysmel Serrano, que es del entorno de El Aissami. Todavía
preside Fogade.
Ya dentro estaban Delcy
Rodríguez (ala de Maduro), Marco Torres (ala de Meléndez) y Menéndez (ala de
Arreaza).
Las cuotas se expanden. El
ministro de Petróleo, Nelson Martínez, cuenta con el aval de Maduro y Flores,
tal como sucede con el titular de la estatal, Eulogio Del Pino. Aunque fuentes
del oficialismo expresan que dentro de la petrolera no se descartan más
ajustes.
Las composiciones nombradas,
asegura Asdrúbal Oliveros, evidencian que “Maduro y Flores controlan parte de
la generación de divisas y los militares controlan la distribución de esos
dólares”. Por tanto, apunta que “aquí no habrá modificaciones en algunas
políticas como el régimen cambiario”.
De hecho, a principios de
febrero Lobo declaró que pronto habría anuncios cambiarios, sin embargo, dentro
del gabinete no se terminan de definir las acciones, indican fuentes oficiales
y privadas, quienes destacan que ya el Consejo Económico Productivo Nacional no
se reúne como el pasado año y que en los encuentros de mesas por “motores” se
siguen efectuando diagnósticos.
Los “motores” también están
definidos por grupos y el tema industrial lo manejan Maduro y El Aissami por
medio de Lobo, Jesús Faría (ministro de Inversión Extranjera) y Juan Arias
(ministro de Empresas Básicas). El tema agrícola y alimentario es de Cabello,
Meléndez y Elías Jaua a través de Marco Torres, Wilmar Castro (ministro de
Agricultura) y Érika Farías (ministra de Agricultura Urbana). La infraestructura
es controlada por Meléndez y Cabello con César Salazar (ministro de Obras
Públicas) y Manuel Quevedo (ministro de Vivienda).
BRAZO POLÍTICO
En el brazo político manda el
Comando Cívico-Militar, que varía según la composición ministerial. Sin embargo,
hay cabezas que no cambian ni con Chávez ni Maduro, tales como Diosdado
Cabello, Elías Jaua, Francisco Ameliach o Cilia Flores.
Maduro fue el discípulo de
Chávez. No pensó llegar al poder. “El presidente creyó que no moriría y que
regresaría a Miraflores”, afirman fuentes del chavismo. Desde 2013, al fallecer
el barinés, asume la conducción del Palacio, y tal como sucede en la economía,
en la política comparte el poder para sobrevivir.
Por tal motivo, el mandatario
ha construido alianzas y en Miraflores hablan de los “hombres y mujeres de
Maduro”, que incluyen a fichas como Eduardo Piñate, que es el brazo del
presidente que controla el PSUV; Juan Carlos Alemán, Oswaldo Vera (exministro
de Trabajo); Juan Carlos Dugarte (jefe del Saime), Carolina Céstari (jefa de
Gobierno del Distrito Capital), además de los diputados Héctor Rodríguez,
Víctor Clark y Darío Vivas.
Maduro además tiene el
respaldo de Jorge Rodríguez y Delcy Rodríguez.
En el control político,
Cabello es el hombre detrás del poder aseveran fuentes del oficialismo. Fue el
segundo en la promoción militar Tomás Montilla, la cual integraron José Vielma
Mora, Jesse Chacón, entre otros. Se le atribuye el mando sobre 17 generales
activos, bien porque estuvieron en su promoción, o porque conserva sus
relaciones en las guarniciones, las cuales visita de manera periódica y a veces
hace su programa de VTV, “Con el Mazo Dando”.
“Por su formación militar
promueve ‘el espíritu de cuerpo’; concibe lealtades, alianzas y es capaz de
bajar el perfil para favorecer a otros porque sabe que igual sacará
beneficios”, señalan fuentes del oficialismo consultadas.
El radio de Cabello gana mayor
banda con Francisco Arias Cárdenas en Zulia; Luis Reyes Reyes en Lara;
Francisco Ameliach en Carabobo; José Vielma Mora en Táchira; Ramón Carrizalez
en Apure. El diputado tiene alianzas con Freddy Bernal, quien controla el PSUV
en Caracas, y es el jefe de los Clap.
El Aissami llegó a Miraflores
de la mano de Hugo Cabezas, en ese entonces formó parte del equipo de investigación
de la Sala Situacional del Palacio, lo que le permitió ganarse la confianza del
barinés, aunque a su muerte se cuadra con Cabello y, en esta nueva coyuntura,
con Maduro.
De ese grupo, está Hugbel Roa,
quien en el Parlamento defendió al “subgrupo” de Tareck El Aissami, que tiene
como pieza importante para ser referencia en el chavismo al general Néstor
Reverol, ministro de Relaciones Interiores. El Aissami y Reverol son
investigados en Estados Unidos por presuntos vínculos con el narcotráfico.
Los grupos se extienden. Elías
Jaua era el responsable de una de las corrientes de Bandera Roja. Junto con
Blanca Eekhout y Daniel Hernández enfrentaron a Gabriel Puerta Aponte cuando
apoyaba a Chávez. Jaua, Eekhout y Hernández no participaron en la asonada del
4-F pero han estado siempre dentro del Gobierno. Su designación en el Ministerio de Educación busca
mellar el piso de Henrique Capriles en Miranda e intenta despojarlo de la
nómina de educación: 11.000 trabajadores (maestros, administrativos y obrero).
El Clan Chávez sigue presente
en las líneas políticas. Por ser familiares de Hugo Chávez, Adán y Argenis
tienen un sitial en el chavismo. Algunos lo atribuyen por respeto; otros, a
conveniencia. En todo caso son de obligatoria consulta, indican las fuentes. En
esa estructura se incluye a Jorge Arreaza.
Aristóbulo Istúriz, más que
una corriente, es una tendencia en el PSUV. “Mantiene buenas relaciones con
Maduro. Su nuevo rol, en el Ministerio de las Comunas, es para garantizar que
el oficialismo no pierda las 20 gobernaciones si es que se hacen las
regionales”, señalan voceros del oficialismo. A su lado está Alí Rodríguez,
embajador en Cuba, y de bajo perfil, y Mario Isea, embajador en España.
BRAZO MILITAR
Esta ala la integran oficiales
retirados y activos, identificados con Chávez, y con la idea de no estar fuera
del poder por lo que implica: pérdida del status quo, prebendas y que sean
acusados de violación a los derechos humanos y políticos previstos en la
Constitución.
Al fallecer Chávez, Padrino
López, ministro
de la Defensa, adquiere la conducción del estamento
militar y, por ello, se le atribuye un liderazgo interno. Su nombre fue un
homenaje a su padre, quien se llamó igual que él y militó en el Partido
Comunista de Venezuela (PCV), aseguran fuentes del oficialismo. “Tiene respeto,
ascendencia sobre los soldados y apoyo del Alto Mando Militar, lo que le
permite influir en las corrientes del chavismo”, comentan.
En la Secretaría del Consejo
Nacional de Defensa de la Nación, la mayor instancia de decisión militar
estratégica del país, está una de sus principales fichas: Alexis López Ramírez.
No obstante, Padrino juega entre el grupo de Cabello y Maduro.
Asdrúbal Oliveros apunta que
“los militares son grupos que hay que tener contentos. El chavismo necesita de
alguna forma darles cuotas, porque son grupos sensibles”.
Al planteamiento de Oliveros
sobre el poder de los militares se suma el del politólogo Ricardo Sucre, quien
señala que Chávez “tenía una visión política de la Fuerza Armada Nacional,
Maduro tiene la misma visión y además considera que es fundamental la función
cívico-militar para áreas como la economía”.
El analista añade que “en
muchas decisiones se refleja la idea de que los militares son eficientes (…)
Pero hay mecanismos, como la distribución de alimentos, que no están operando
bien, lo que indica que esos cuerpos no están funcionando”.
Infografías: Milfri Pérez
Foto referencial: AVN
15-03-17
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