Aleteia 20 de mayo de 2017
Mientras
la ideología de género insiste en defender intereses ideológicos basados en
mentiras biológicas y psicológicas, surgen continuamente historias de la vida
real que la desmienten y desenmascaran.
Por
sugerencia de una lectora de Aleteia, recordamos hoy el caso de Katie
Petronio, capitana de los Artilleros Navales norteamericanos (Marines) que,
en un artículo publicado en 2013 por la revista Marine Corps Gazette,
dijo: “La mujer nunca debería ser soldado de infantería”.
En el
artículo titulado ¡Miren los hechos! No fuimos creados todos iguales,
la capitana defiende que la anatomía femenina no fue hecha para
resistir las asperezas de una larga carrera militar que involucra operaciones
de infantería.
Y advierte
que los Marines sufren “un aumento colosal en el número de mujeres
incapacitadas obligadas a poner fin a su carrera debido a razones
médicas”.
Katie
Petronio se basa en la propia experiencia adquirida en situación de
combate, que le causó serios daños físicos a pesar del prometedor
inicio en la élite de la corporación.
La
capitana escribió que “cumplía todas las condiciones” para ser una soldado
ideal cuando comenzó la carrera.
“Yo
era una estrella en hockey sobre hielo en una escuela de élite en
Maine, con título en Derecho y Administración”. Katie también logró resultados
“muy por encima de la media en todos los exámenes físicos de capacidad para
mujeres”, incluso sin completar todo el entrenamiento previo.
Sin
embargo…:
“Cinco
años después, ya no soy, físicamente, la mujer que fui, y mis puntos de vista
sobre la mujer exitosa en una carrera duradera en la infantería cambiaron
mucho. Puedo decir, con base en mi experiencia personal directa en
Irak y Afganistán, y no es sólo una impresión, que no hemos comenzado a
analizar y comprender las cuestiones específicas de salud de los sexos y los daños
físicos en las mujeres a causa de las continuas operaciones de combate”.
Katie
Petronio “participó en numerosas operaciones de combate” que, a veces, duraban
semanas, sufriendo estrés y falta de sueño. Sus piernas comenzaron a
atrofiarse. Ella perdió movilidad y peso, dejó de producir estrógeno y
desarrolló un síndrome en el ovario que la dejó estéril.
La
capitana terminó su periodo con buenos resultados, pero entendió que le
sería imposible aguantar el esfuerzo que un hombre es capaz de soportar y
solicitó retirarse por motivos de salud.
Katie
Petronio manifestó su preocupación frente a la presión de los grupos
ideológicos que impulsan la integración de mujeres en el cuerpo de
infantería.
“¿Quién
está promoviendo esta agenda? Yo, personalmente, no
veo Marines femeninas, sean reclutas u oficiales, tocando a las puertas del
Congreso y quejándose de que su incapacidad para servir en la infantería viola
el derecho a la igualdad”.
Katie
declara, aún, que esa presión está siendo aplicada por un “pequeño comité de
civiles” denominado Comité Consultor de Defensa sobre las Mujeres en Servicio.
Y
denuncia que aunque algunos de los miembros de ese comité consultor tengan
experiencia militar, ninguno “está en servicio activo o tiene ningún tipo de
experiencia reciente en combate o en operaciones relevantes sobre las
realidades que están intentando modificar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico