Por Jesús
Alexis González, 30/04/2017
Transición, hace referencia al período intermedio que transcurre mientras algo pasa de un estado a otro en tendencia a desaparecer; implica en síntesis la acción y efecto de
pasar de un estado a otro distinto. Se puede
hablar de (1)transición política entendida
como las etapas sucesivas que se viven en un país durante el proceso de cambio de un sistema a otro (v.gr. el
fracasado intento de imponer el socialismo en Venezuela); así como de (2) transición democrática que hace
referencia al momento cuando un régimen
ha llegado a su fin (usualmente de tipo militar-cívico como el de la
Venezuela 2017) y se inicia la búsqueda o retorno a la vida democrática, equivalente a señalar como el tiempo que
media para pasar de un régimen a otro (v.gr.
el fin de un régimen autoritario y la instauración de uno democrático). Es
conocido, que los regímenes autoritarios reciben
constantemente el impacto de la
aspiración del pueblo por una transición democrática, evidenciándose
que van perdiendo su capacidad de
conducir la sociedad al punto de generar en el gobierno una reacción violenta tanto física (cruel represión a las
protestas) como política (búsqueda coercitiva
de entendimiento).La transición finaliza al iniciarse la normalidad de la vida política, luego de haber “penetrado” en la
mente del ciudadano que las elecciones, a la luz de procesos libres, periódicos
y competitivos,son el medio y propósito
de la democracia a efectos de propiciar el progreso humano ¡en plena libertad!Anarquía,
hace referencia a una ausencia de poder
público que induce desgobierno, desorden, confusión y desconcierto debido a la falta o debilidad de una
autoridad; implica una ausencia de
gobierno al no existir un mandatario respetado por el pueblo lo cual
facilita que se perfile un caos permanente, en tránsito hacia una situación
donde la máxima autoridad de un país es
considerada como carente de legitimidad, negativa, contraproducente,
innecesaria y revocable. En mucho ese es el caso venezolano, habida cuenta del pésimo gobierno ejecutado al
punto de estar ahora Venezuela urgida de recibir la acción humanitaria
internacional fundamentalmente orientada a la provisión de los bienes y
servicios básicos para apenas garantizar la subsistencia de una mayoría
poblacional.
La urgencia de “apresurar”en
Venezuela una transición política y democrática, encuentra sustento relevante
en la hecatombe económica que ha
impulsado una “crisis global” (política,
económica, social, ética y moral)como consecuencia de un fuerte retroceso económico en “caída libre”, originado por una deplorable conducción de las variables
fundamentales.Siendo que para 2017, se estima (FMI) una recesión de –7,4%, una inflación de 720% (más del 2.000% para
2018) en manifiesto ambiente de hiperinflación
y estanflación (estancamiento con inflación), un incremento del déficit
fiscal que viene siendo “monetizado” con una continua emisión de dinero
inorgánico (con obvio impacto inflacionario), y de una pronunciada caída en la
importación de bienes finales e intermedios. La presencia de un agotado modelo
de crecimiento apoyado en el
desequilibrio macroeconómico y en el control
de cambio (utilizado también para otros fines de “dominación” y de
beneficios personales),que confiere mayor relevancia a un rentismo petrolero que debilita el aparato productivo nacional y de
aumentar el gasto público orientado al populismo, ha repercutido (entre muchos
otros males) en una pérdida de un 25%
del PIB en los últimos tres años (2014 al 2016); al extremo de estar ahora aspirando la apertura de un canal humanitario para procurar bienes y
servicios básicos; lo cual motiva a señalar:¡¡Este desastre no debe continuar!!
Es una indiscutible verdad, de la cual ha de estar convencida la dictadura
militar-cívica, que el pueblo desechó el
miedo al tiempo de “no estar
dispuesto a perder la lucha”y que igualmente asumió no regresar a casa hasta ver el fin del tambaleante régimen, lo
cual se evidencia al haber resistido
heroicamente por ¡29 días
continuos! (sin intención de retorno)
la brutal y criminal agresión gubernamental que ha dejado un saldo
(27/ABR/17) de 28 muertes (muchos asesinados), 1.607 arrestos y miles de heridos.
También es de obviedad manifiesta, que el chavismo-madurismo y su “socialismo petrolero” (con oportunista
injerencia del castrismo cubano) han devenido en un estrepitoso fracaso que los mantiene
paralizados,tanto por ausencia de
criterio alternativo como por el terror
de doble entrada que experimentan: (a)
terror a la presión de calle, y (b) terror
a la confrontación electoral. Tal realidad, ha perfilado un país
petrificado en conjunto con un pueblo
abrumado por la crisis que reclama por una urgentesalida diseñada con planteamientos concretos de Gobernanza (“Buen Gobierno”) en un contexto de reestructuración del Estado; pero que en lo inmediato de respuesta a
la escasez de alimentos y medicamentos.
A tenor de lo expresado, y bajo la hipótesis que(1) el pueblo se mantendrá en la calle
hasta ver el inicio de la transición
democrática, y que (2)N. Maduro conserva un residuo de valor
democrático que puede impulsarlo, “cara al futuro”, a inferir en un relanzamiento del “chavismo”;
asumimos (con fundamento dialéctico) como racionalmente posible que apoyándose
en los poderes extraordinarios (casi
infinitos) que recibió por parte de la Sala Constitucional del TSJ según la Sentencia 155 del 27/MAR/17,donde le
“ordena” que “….en ejercicio de sus atribuciones constitucionales y para
garantizar la gobernabilidad del país, tome medidas civiles, económicas,
militares, penales, administrativas, políticas, jurídicas y sociales que estime
pertinentes y necesarias para evitar un estado de conmoción…..”; proceda de inmediato, sin plantear
algún tipo de escurridiza estrategia de
“dialogo” para oxigenar la moribunda dictadura, bien a (ii) Convocar elecciones
generales anticipadas en 2017, cuyo predecible resultado “desencadenará” el pronto logro de las
otras exigencias que le han sido formuladas, al tiempo de contribuir al retorno
a una paz supervisada por el pueblo
¡desde la calle!; o bien a (ii) Designar,
previo a su irreversible renuncia, un gobierno
de transición democrática que permanezca hasta la elección presidencial en 2018; con la responsabilidad de iniciar
con prontitud una acción conjunta que armonice (1) El Qué: restablecimiento del orden constitucional y democrático;
con(2) El Cómo: adopción de un
modelo de transición.
Reflexión
final: En favor de acelerar el
arranque de la transición tanto política
como democrática, se hace necesario evitar ambigüedad en las posturas analíticas así como reconocer que en política nadie tiene el monopolio de la
verdad y la virtud.
Econ. Jesús Alexis González
@JesusAlexisGo10
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