@nataliocosoy
Juan
Manuel Santos tendrá muchas cosas para contar cuando complete su segundo mandato
como presidente en Colombia en 2018.
Pero
sin duda habrá tres que serán insoslayables: haber alcanzado un acuerdo de paz
con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tras
50 años de guerra, haber recibido el premio Nobel de la Paz y ahora ser el
anfitrión del papa Francisco en su visita a este país.
De
cara al viaje del pontífice, que estará en Colombia entre el 6 y el 10 de
septiembre, BBC Mundo conversó con Santos acerca del aporte que el Papa puede
hacer al proceso de reconciliación que él cree que necesita afrontar Colombia y
acerca del tema más apremiante para la región hoy: la crisis en Venezuela.
Presidente, usted ha
logrado cosas muy importantes. Fundamentalmente, su gran misión que era
llegar a un acuerdo de paz con las FARC, por la que le entregaron el
premio Nobel de Paz. Y ahora en su presidencia el Papa visitaal país. En
este contexto, ¿qué tiene pensado pedirle, en qué lo puede ayudar él a usted o
a la región?
El
Papa viene con un mensaje, él mismo, la Iglesia puso el título de su visita, el
propósito: dar el primer paso hacia la reconciliación. Una vez dejadas las
armas, una vez terminado el conflicto, necesitamos cicatrizar las heridas y
trabajar juntos para esa construcción de la paz después de tantos años de
guerra y de conflicto.
Y eso
no se hace de la noche a la mañana y no es fácil. Una persona que ha sido
víctima perdonar al victimario, reconciliarse, es algo que toma tiempo y por
eso la visita del Papa es tan oportuna, su ascendencia sobre los colombianos,
es una persona inmensamente popular. Por eso apreciamos enormemente la visita,
la oportunidad de la visita, el apoyo que el Papa le ha dado al proceso y el
apoyo que nos está dando a los colombianos para continuar en esa segunda fase,
que es la construcción de esa paz.
Y esa
reconciliación es un mensaje que cabe en muchos de los países, no solamente de
la región, también del mundo entero, donde se está polarizando la política, los
extremos están adquiriendo cada vez más fuerza y por eso esos puentes de
reconciliación son tan oportunos y tan importantes.
Hablando
de la tensión, la polarización y la región, ¿le va a hablar al Papa de
Venezuela?
Por
supuesto. Venezuela siempre es un tema, en cualquier reunión de cualquier jefe
de Estado, y él viene no solamente como Papa. Como jefes de Estado tendremos
una conversación personal y seguramente será un tema obligado.
Los
obispos venezolanos vienen a hablar con el Papa y el Vaticano ha estado siempre
muy interesado en ver qué solución pacífica y qué solución -ojalá democrática- se
le puede encontrar a esa crisis venezolana y esa siempre ha sido también
nuestra posición.
Nosotros
somos el país al que más le interesa una buena solución a Venezuela, porque
somos el país que más pierde o más gana con lo que suceda en Venezuela.
¿Tiene
alguna propuesta en ese sentido que le pueda hacer al Papa?
Pues
en este momento la situación está muy difícil, no hay una propuesta concreta.
Ambientar la posibilidad de una salida negociada y pacífica creo que debe ser
la consigna de todo el mundo y yo creo que es la consigna del Papa, es la
consigna nuestra y vamos a continuar presionando para eso.
Colombia
en su momento para llegar a una solución negociada y de paz con las FARC
recurrió a la ayuda, una intermediación informal si se quiere, de Hugo Chávez
en Venezuela, ¿usted estaría dispuesto a hacer algún tipo de intermediación
informal por fuera de Venezuela para ayudar a un acercamiento de las partes?
Por
supuesto, y lo hemos hecho. Siempre hemos estado dispuestos a ayudar y si nos
requieren, y en este caso tendrían que ser las dos partes, ahí estamos más que
dispuestos, como creo que está todo el mundo. A todo el mundo, literalmente, le
interesa una solución negociada y pacífica en Venezuela.
¿Alguien
se ha acercado para pedirle su intervención más directa?
Muchas
veces, muchísimas veces.
¿Quién?
Pues
el gobierno y la oposición. Muchísimas veces y hemos hecho muchas gestiones en
esa dirección. Infortunadamente, no hemos sido los únicos, mucha gente ha hecho
gestiones, no han tenido éxito por la situación, pero gestiones estamos
dispuestos a continuar haciendo si somos requeridos.
No
queremos interferir cuando esa interferencia puede producir consecuencias
negativas y no positivas.
Yo se
lo preguntaba porque para algunos parece que la solución está por
fuera de Venezuela… Tal vez con un liderazgo, una figura… Y por eso le
hablaba de usted.
Sí,
pues, se ha hablado mucho de la negociación por fuera con países amigos de los
dos lados, con una agenda concreta, puntos concretos para que se pueda hacer
algo parecido a lo que hicimos nosotros con las FARC.
Lo
primero fue la agenda concreta: si tenemos acuerdos sobre estos puntos,
entonces ya eso resuelve el conflicto. Algo parecido podría hacerse en
Venezuela si tenemos acuerdos sobre estos puntos específicos.
Inclusive
se han puesto sobre la mesa: que se restaure al Congreso sus derechos, respetar
la Constitución original, que se le den garantías a ambas partes para una
salida digna, que se certifique y se garantice una fecha para tener elecciones,
una elección limpia. Es el tipo de salida que hay que buscar.
Y
estamos lejos de eso ahora, parece…
Infortunadamente
nos hemos alejado más que acercado.
Estuvo
y está aquí, no sabemos en qué situación, la fiscal destituida de Venezuela
Luisa Ortega. ¿Usted se reunió con ella, habló con ella?
Sí, he
hablado con ella.
¿Y
ella qué le pidió y usted qué le dijo?
Yo
prefiero no divulgar mi conversación con ella. Yo lo que le dije es: "Aquí
puede quedarse si quiere". Y aquí hay diferentes opciones desde el punto
de vista legal y sabemos que está siendo perseguida, pues nosotros hemos sido
un país que tradicionalmente ha otorgado asilo a los perseguidos políticos y si
ella pide asilo -no lo ha pedido-, pues se lo podríamos dar.
¿Estarían
dispuestos a hacer lo mismo con otras figuras, por ejemplo del arco político de
la oposición venezolana que en este momento algunos están siendo señalados por
ejemplo de potencial traición a la patria y podrían estar preocupados por su
seguridad?
Pues
cada caso tiene sus propias condiciones, pero lo que sí le puedo decir es que
Colombia tradicionalmente ha sido un país que ha acogido a los perseguidos
políticos y los ha protegido.
¿Y no
le da miedo que esta actitud y este compromiso suyo con dar asilo a perseguidos
políticos tensione tal vez la relación con el vecino país, con Venezuela?
Ya
está de por sí bastante tensionada.
Por
eso…
Esos
son derechos, derechos que tienen los países y las personas. Nosotros hemos
querido ser un gobierno que respeta los derechos democráticos, los derechos de
la gente y un perseguido político tiene derecho a pedir asilo y nosotros se lo
otorgamos.
O sea,
está dispuesto a pagar el costo en términos de relación…
Yo
creo que sí, por mantener la institucionalidad y la tradición de una figura tan
importante como el asilo político.
EE.UU.
implementó una serie de sanciones contra Venezuela, pero primero fueron contra
funcionarios o gente allegada al gobierno. Ahora implementaron sanciones que
pueden afectar directamente a la economía venezolana y al pueblo venezolano. Y
eso puedo transformarse en un crisis más fuerte de este lado de la frontera
también. ¿Cómo ve esas sanciones, le preocupan?
Pues
mire, esa es una forma de presionar hacia una solución.
Pero
afecta al pueblo.
Sí,
pero afecta al pueblo o afecta al régimen. Hay diferentes opiniones. Si el
régimen está afectando al pueblo en sus derechos por los recursos que recibe y
con eso es que afecta al pueblo, entonces hay diferentes maneras de ver las
consecuencias de ese tipo de sanciones.
Entonces,
lo que estamos nosotros buscando de últimas es una transición, porque la verdad
es que en Venezuela acabaron con la democracia. Eso es algo malo para Venezuela
y para la región. Y todos debemos tratar de hacer lo posible para que se pueda
reinstaurar esa democracia.
Tener
una dictadura, en la mitad de América Latina es algo que a nadie le conviene, a
Colombia no le conviene, no le conviene al mundo tampoco. Entonces lo que
queremos es buscar que se restablezcan los derechos de los venezolanos, es lo
más importante. Nos preocupa el bienestar de los venezolanos, lo que están
viviendo en este momento es realmente trágico.
¿Pero
no puede empeorar la situación por las sanciones?
Más
trágica la situación de lo que está ahora es difícil. ¿Y a quién afecta ese
tipo de sanciones? ¿Al pueblo o al régimen?
Es que
las más recientes podrían tener un impacto sobre el pueblo.
Sí,
pero eso cada cual puede medir. Esa es una decisión que tomó Estados Unidos muy
focalizada, porque es que son los bonos de PDVSA. No tomó acciones
generalizadas, sino focalizadas. EE.UU. sabrá por qué tomó ese tipo de acciones
y lo que está buscando es lo que estamos buscando todos y es que se presione
para una transición, para que se restaure la democracia, ese es el interés
primordial de los países de la región.
Saltemos
de vuelta para Colombia: paz con las FARC, pero todavía en negociaciones con el
otro grupo guerrillero grande en el país, el Ejército de Liberación
Nacional, ELN. ¿Cómo está la situación con ellos ahora y cómo influye esta
situación con Venezuela? ¿Están más cerca, va a haber una novedad importante en
ese sentido?
Pues
mire, yo he aprendido de todos estos procesos a no anunciar nada, a no generar
expectativas positivas o negativas. Hay voluntad por parte del gobierno de
avanzar hacia una paz, creemos que es el momento ideal para el ELN, para que no
lo deje el tren de la historia, estamos buscando en este preciso momento si
logramos un cese bilateral.
Hay
unas condiciones mínimas que el pueblo colombiano exige, entre otras que cesen
las hostilidades contra la población, cese el secuestro, cese el reclutamiento
de niños y si cumplen con esas condiciones mínimas, pues estaríamos más que
dispuestos a un cese el fuego bilateral y continuar con los otros puntos de la
agenda, pero eso también depende de la contraparte. Eso no es algo unilateral
por parte del gobierno, eso es parte de la negociación.
Del
lado de ellos les preocupa y dicen que el problema es la operación de lo que
ellos llaman paramilitares y el Estado llama grupos armados organizados y cómo
se va a garantizar eso, porque ellos dicen que están peleando contra ellos.
Y les
hemos dicho en todas las formas: el más interesado en luchar contra ese paramilitarismo,
que ellos llaman, es el gobierno colombiano. Y que más bien, como estamos
haciendo con las FARC, juntémonos para combatir esos focos de violencia que
están en contra del proceso de paz, que están en contra de lo que se está
haciendo.
¿Y
ellos lo están entendiendo?
Es
parte de la discusión. Lo que pasa es que no tienen argumentos en contra. Les
decimos: vengan y juntos combatimos eso que ambos queremos que no exista,
entonces se quedan sin argumentos.
Pero
ellos quieren insistir en que el gobierno está patrocinando los grupos
paramilitares, lo cual es absolutamente falso y además sería absurdo, porque es
ir en contra de lo que nosotros hemos venido defendiendo y hemos venido
trabajando durante tanto tiempo.
Imagino
que un acuerdo con el ELN, pero qué más siente que le gustaría haber logrado
para Colombia para recibir al Papa, ¿qué le falta?
Mire,
nosotros avanzamos muchísimo en algo que al Papa le interesa mucho, que es la
lucha contra las desigualdades y la pobreza, pero hubiéramos podido avanzar
mucho más. Avanzamos más que cualquier otro país de América Latina, pero
todavía hay demasiada pobreza en Colombia.
Avanzamos
muchísimo en materia de medioambiente, al Papa eso le preocupa muchísimo, es un
tema que compartimos. Colombia es el país más biodiverso del mundo por
kilómetro cuadrado, muy vulnerable frente al cambio climático. Hemos hecho unos
esfuerzos enormes en ese sentido, pero nos falta mucho todavía.
Además
tienen una gran tensión entre proyectos económicos de explotación de gran
minería, de hidrocarburos o agricultura...
O la
minería ilegal, que es otra fuente de contaminación terrible. Tenemos que hacer
mucho más.
Nos
hubiera gustado poderle presentar resultados aún mejores. En materia de cerrar
las brechas sociales, ahí también hemos avanzado. Por primera vez logramos
romper esa tendencia. Colombia es un país que crecía, pero también crecían las
brechas. Eso lo reversamos, pero todavía las brechas son muy grandes.
Hubiéramos
querido entregarle al Papa un país más equitativo y espero que mi sucesor siga
con esas políticas.
Hemos
hecho un gran esfuerzo en educación. Tenemos educación gratuita para todo el
mundo. Le dimos mucha importancia a la primera infancia. Aumentamos muchísimo
el acceso a la educación superior. Pero nos falta. Y yo sé que el Papa
considera a la educación como un tema primordial para lograr equidad y en eso
podríamos avanzar más, aunque hemos avanzado bastante.
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