Miguel Méndez Rodulfo 18 de noviembre de 2017
Con
ocasión de los “Paradise Papers” se ha vuelto a levantar una polvareda a escala
mundial, cuando aún no había amainado el escándalo de los llamados “Panamá
Papers”. Ahora la Reina Isabel II, Bono, Maddona, Apple, Nike, Wilbur Ross
(Secretario de Comercio de Trump, vinculado a negocios con Rusia y con Pdvsa),
aparecen señalados como personajes que esconden su riqueza en paraísos
fiscales. Los “Tax Haven” son jurisdicciones, estados o territorios (en muchos
casos islas), de muy baja carga tributaria, con regímenes fiscales muy laxos;
se caracterizan por tener un régimen tributario ampliamente propicio a los
ciudadanos y empresas no residentes que a efectos fiscales se domicilien allí.
Básicamente estas ventajas consisten en una exención total o una reducción muy
significativa en el pago de impuestos.
Los
paraísos fiscales comenzaron en Grecia y fueron muy utilizados en la época
romana como puertos libres de impuestos; pero su desarrollo y especialización
ocurrió en EEUU a fines del siglo XIX, en los estados de Delaware y Nueva
Jersey. Ambos estados inventaron el mecanismo de “incorporación fácil” (especie
de fast track), extendido hasta nuestros días, que permite comprar una compañía
ya estructurada, colocarle el nombre del nuevo dueño y de una vez comenzar a
operar. A principios del siglo XX el modelo fue exportado a Europa, aplicándose
en varios cantones suizos. Los helvéticos incorporaron al invento el secreto
bancario y lo blindaron en su legislación. Desde entonces este país es el Nº 1.
Más tarde los ingleses adicionaron la “residencia virtual”, técnica que le
permite a las compañías incorporarse al Reino Unido sin pagar impuesto, con lo
que se mejoró aún más el mecanismo.
Quienes
colocan su dinero en paraísos fiscales son millonarios, famosos, aristócratas,
inversores privados, empresas de importación y exportación, grandes
multinacionales, bancos, aseguradoras, empresas de tecnología, etc. El
entramado que favorece este negocio son los propios países (Suiza, Estados
Unidos, Luxemburgo, Alemania, Japón, Hong Kong, Panamá, Singapur, Malta,
Chipre, Islas de Jersey, de Man, Caimán y Vírgenes) y unos operadores altamente
sofisticados: bancos, consultores, bufetes de abogados, así como asesores
fiscales y financieros, que diseñan una legislación permisiva y que conocen las
estructuras jurídicas para la elusión fiscal, la evasión fiscal y el fraude
fiscal. Estos facilitadores crean las empresas interpuestas, conocen los
paraísos fiscales, su normativa y sus lagunas; la existencia de bancos offshore
y firmas especializadas con delegaciones en todo el mundo que garantizan el
anonimato. Históricamente a los paraísos fiscales se los ha acusado de servir
de cobijo a evasores de impuestos, terroristas y narcotraficantes que esconden
sus identidades tras sociedades offshore, cuentas numeradas, directores
fiduciarios, fundaciones, trusts o acciones al portador. Una tercera parte de
las 200 personas más ricas del mundo, con una riqueza estimada en US$ 2,9 MMMM,
controlan parte de su fortuna personal a través de una compañía ubicada en
estos paraísos. En gran medida en los paraísos fiscales, reposa y se multiplica
30% del dinero de la economía mundial. En tanto que los poderosos eluden el
pago justo del impuesto y con ello su responsabilidad social, los gobiernos
tienen menos dinero para escuelas, hospitales, ambulancias, carreteras,
viviendas, sistemas de seguridad, ayudas a los más pobres, lucha contra el
cambio climático, etc. Es muy triste ver como la Reina, Bono que tanto critica
a los políticos, o Apple, hagan esto.
Miguel
Méndez Rodulfo
Caracas
17/11/2017
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