Por Miguel Pizarro
La coyuntura que atraviesa
hoy nuestro país demanda, ante todo, unidad. Unidad por parte de los
dirigentes, de los gremios, de la sociedad civil. Unidad como herramienta
fundamental para que, quienes hacemos oposición al modelo político que hoy
gobierna, podamos generar acciones que permitan construir un cambio para
Venezuela.
La crisis que hoy vivimos no
es compatible con la diversidad de tácticas. La forma en la que durante 20 años
nos hemos enfrentado en contra de la dictadura nos debilita. En medio de la
euforia y el inmediatismo se han generado rupturas y divisiones internas que
han obligado a muchos a quedarse en el camino, a disentir y abstenerse, a
cambiar de estrategias constantemente evitando que podamos cohesionarnos y
agruparnos hasta vencer.
Hoy, en medio del peor
momento político, económico y social que vivimos no podemos darnos a la tarea
de abordar por separado los retos que de ahora en adelante se nos presentarán:
cada acción influye en el destino y rumbo de este país. No se trata de quien
tiene el mejor slogan o la mejor foto, se trata de definir nuestro futuro como
uno de cambio, progreso y oportunidades o condenarnos a continuar en el mismo
ciclo de los últimos años: la crisis humanitaria, la escasez, la inseguridad,
la falta de insumos y medicinas, el hambre.
El tiempo es el único
recurso que no se renueva, y cada día se hace más cuesta arriba definir una
ruta si no estamos unidos. La desesperanza cada día gana más espacio, cada día
son miles los que empiezan a planificar su partida hacia algún otro país, cada
hora sin que demos ruta al país los ciudadanos acumulan resentimiento y
molestia contra la política y su capacidad de resolver situaciones.
Pasados 20 años, en esto
momentos deberíamos todos estar a la altura del sacrificio y el desprendimiento
que hace falta. Como dirigentes debemos plantear rutas claras, ser ejemplo de
unidad y fuerza. Coherencia y alternativa son palabras que sin acción no tienen
significado alguno. Como ciudadanos nos toca también exigir y asumir que este
es el momento de repartirnos la tarea, de entender que el rol de cada uno es
esencial en esta lucha y de dar la pelea en contra de este régimen.
Como oposición nos toca
denunciar y reclamar la crisis que estamos viviendo: el genocidio deliberado
que ha ocasionado este Gobierno a punta de escasez y hambre, el aumento de las
tasas de homicidio, la situación precaria de los hospitales sin insumos ni
equipos, cada una de las acciones que nos hunden más en la miseria. Y exigir
soluciones.
Esta lucha es de la mayoría
del país en contra de Maduro y su gobierno, en contra de la crisis y el
irrespeto a todos y cada uno de nuestros derechos. Convertir una vez más esto en
una lucha entre nosotros, sería hacerle un flaco favor a la dictadura. Nos toca
a todos unirnos, estar preparados para lo que viene, entender que solo
organizados y juntos podemos vencer al adversario que tenemos en frente y
cambiar para siempre el destino de este país.
02-02-18
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