Espacio Abierto 04 de febrero de 2018
Foro
de ESPACIO ABIERTO analiza “espiral de
mortalidad” que amenaza futuro de
Venezuela.
Encender
las alarmas y movilizar la responsabilidad ética de la sociedad civil
venezolana frente a la la gravedad de la situación nutricional y sanitaria de
nuestro país, motivaron el Foro “Hambre, Desnutrición y Salud” que con
los auspicios de la Fundación Espacio Abierto y moderado por el ingeniero
Francisco Yepes ocupó las instalaciones del hotel President este sábado 3
de febrero.
Y es
que la conciencia de los asistentes no pudo evadir la cruda realidad que quedó
evidenciada en las dramáticas presentaciones de los ponentes
especialistas en la materia convocados por Espacio Abierto, doctores Susana
Rafalli y Felix Oleta, las cuales fueron complementadas con las
iniciativa y el sentido llamado a la participación activa de todos para
el alivio del problema que hiciera en Dr. Omar Barboza, en su condición de
presidente de la Asamblea Nacional.
OMAR
BARBOZA: “Enfrentamos una crisis que se nos va de
la mano y hace estragos”
Habiéndose
declarado la crisis humanitaria un tema prioritario para la Asamblea
Nacional, nos corresponde asumir un liderazgo que privilegie la comunicación
sobre la materia como eje fundamental, ya que es el mejor camino para
concientizar sobre la gravedad de la Emergencia tanto a lo
interno y a lo externo, aseveró el presidente de la Asamblea Nacional,
doctor Omar Barboza, para dar inicio al Foro.
En
este sentido, el ponente reiteró la intención de la Asamblea de promover la
Alianza Nacional para la Solidaridad Humanitaria a fin de estimular y apoyar a
las instituciones que hacen esfuerzos para aliviar y buscar soluciones de fondo
a síntomas tan puntuales de la crisis como el incremento de enfermedades
ya controladas tipo malaria y tuberculosis, la reducción de peso promedio del
venezolano entre 8 y 10 kilos, o la ubicación de los índices de desnutrición
aguda en cifras cercanas al 15 %.
Para
garantizar el éxito de esta iniciativa requerimos de la concurso y la
participación de todos, muy especialmente de quienes tienen capacidad de
asesorar y proponer, finalizó refiriéndose a sus compañeros de panel.
“La
situación es desesperada pues presentamos el peor desempeño alimentario de la
región”
Así lo
denunció sin ambages la Dra Susana Rafalli, nutricionista y asesora del
Programa Humanitario de Cáritas, quien explicó que dicho trabajo de
asistencia se concentra en la recuperación de los menores de 5 años que
presentan daño nutricional y que en nuestro país ya alcanza la alarmante
cifra del 15% de esa población citada, lo que nos coloca en el umbral para declarar
la emergencia según los parámetros de la OMS. “Estos niños son los más
vulnerables pues no están institucionalizados y las consecuencias de la
desnutrición en esa edad son definitivas”- aclara la ponente.
Y es
que según Rafalli “todos los componentes que integran el sistema de seguridad
alimentaria en Venezuela están severamente colapsados”. Tal es el caso de tanto
de la producción de alimentos (producimos apenas el 33% de nuestras necesidades
de energía), como de su disponibilidad y acceso (la oferta alimentaria no llega
a nuestra mesa afectada por reducción de importaciones, controles políticos y
por la hiperinflación), la posibilidad de aprovechamiento biológico del
alimento (afectada por escasez de agua, gas y sistema sanitario en crisis) y
finalmente el sistema de vigilancia y control (secuestrado por la censura
la opacidad en la información).
Enfrentamos
entonces una realidad que nos coloca en la triste posición de tener el peor
desempeño alimentario de la región: de dos millones de latinoamericanos que
ingresaron a la categoría de subalimentados en los últimos tres años, un millón
ochocientos mil son venezolanos- aseveró la ponente.
Los
datos son por lo demás alarmantes: los niños se mueren con menos peso del que
tuvieron al nacer y los venezolanos hemos dejado de incluir en nuestra dieta
diaria la variedad de 9 alimentos mínimo requeridos para una nutrición
adecuada, limitándonos apenas a 4: “Se está comiendo tubérculo, grano, y algo
de aceite y azúcar” develan las encuestas.
Según
Rafalli, cabe hacer especial mención de las estrategias de adaptación que ha
desarrollado el venezolano para enfrentar la crisis, las cuales van desde el
cambio de los patrones de consumo, pasan por la diminución de las raciones y
termina en la terrible decisión de dispersar el grupo familiar, con las
peligrosas consecuencias que se derivan de tal opción. “el 75% de los
niños que atendemos están bajo la responsabilidad de sus abuelas porque los
padres han decidido emigrar”, ejemplifica. “La gente decide
vender sus neveras vacías, o la moto con lo que se ganan la vida para comprar
comida. Prefieren hipotecar su futuro y resolver así sus necesidades
inmediatas”
La
restricción del espacio humanitario aceptado como tal, destaca entre los
agravantes de la situación, los cuales se constituyen todos
en serias limitaciones operativas. Se suman la crisis
sanitaria, el colapso de los servicios de agua, la crisis energética, las
consecuencias devenidas de las migraciones y muy especialmente, la falta de
información. “Sabemos de hogares que reciben apenas tres horas de agua a
la semana así como de la dificultad para tener acceso al gas de bombona. Sin
estos factores es imposible una nutrición adecuada”. Aclara Rafalli.
Por si
fuera poco, el Estado ha asumido la distribución de los alimentos obviando su
papel regulador y utilizando criterios políticos más no alimentarios. Y
hasta las protestas de calle reducen la oferta alimentaria. Enfrentamos pues
una situación de desgaste, miedo y desesperanza que implica daños acumulados
irreversibles y un evidente estado regresivo del derecho a la alimentación de
los venezolanos.
Definitivamente
no hay capacidad de respuesta para la emergencia humanitaria compleja que
enfrentamos, muy especialmente porque hasta se nos niega esa calificación-
explica Rafalli. La oscuridad y la opacidad no reflejan otra cosa que la
pérdida de control del sistema alimentario por parte del Estado, por lo que a
juicio de la ponente, la Agenda Urgente que nos corresponde desarrollar
para contener el daño que puede ya ser irreversible, consiste en documentar,
monitorear y registrar el agravamiento de la situación con miras a generar y
forzar la necesaria asistencia humanitaria. Nos urge ejercer pedagogía
ciudadana y reclamar nuestros derechos a fin de lograr una flexibilización de
las limitaciones que imposibilitan el trabajo conjunto de la cooperación internacional
y la sociedad civil con el Estado, que al fin y al cabo es el responsable de la
situación. Tenemos derecho a otra cosa y estamos en la obligación de exigirlo-
finalizó.
Se
oculta la información sobre 72 enfermedades de notificación obligatoria.
Las
cifras de mortalidad materno-infantil, así como el desconocimiento de la
epidemia de violencia que nos agobia, son vergonzantes- expresó el
internista y ex Ministro de Sanidad Felix Oletta, en el marco de un
contundente y sobrecogedor repaso de la realidad epidemiológica de Venezuela
según él, “caracterizada por la opacidad y la ineficiencia por
parte del Estado.” “Estamos exportando malaria, difteria y sarampión
El Ministerio de Salud no le sigue el paso a las epidemias, las
cuales no son controladas pero sí ocultadas”- aseveró.
Y es
que a su juicio, la omisión de información nos convierte en “parias sanitarios”
por lo que insistió en su reclamo directo a las autoridades sanitarias.
“Estamos reconociendo enfermedades del pasado y me atrevo a afirmar que
enfrentamos un retroceso de 60 años que sin lugar a dudas empeña nuestra
soberanía nacional”. Dependemos en un 90 % de medicinas importadas y la
disponibilidad de hipertensivos, antibióticos y sicotrópicos apenas alcanza un
2 %. Hay un millón quinientos mil niños sin vacunar o con las vacunas
incompletas y la deuda quirúrgica de los hospitales ronda el 26%.
En
este sentido, Oletta insistió en la dimensión ética del problema e hizo
un firme llamado tanto a la reflexión ético-política de quienes gobiernan,
como a la templanza y a la resistencia pacífica, critica y activa de los
actores de la sociedad civil. Los datos están subestimados y sobre esa
base es imposible acercarse a una solución. El sistema esta fracturado y es
urgente acometer la tarea de la reconstrucción y el fortalecimiento de las
instituciones. “Es inaceptable que se condicione una medicina, una vacuna o una
historia clínica a la tenencia de un instrumento político como lo es el carnet
de la patria”-aseveró.
Finalmente
, Oletta coincidió con Rafallí en la importancia de la denuncia
pública y del establecimiento de alianzas como instrumento de
sobrevivencia frente al caos , así como en la obligación educativa y
pedagógica que todos tenemos de remarcar nuestro derecho a la salud, el cual va
desde un trato digno, hasta la disponibilidad de la información.
La
crisis humanitaria es un problema de todos.
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