Fernando Camino Peñalver 18 de marzo de 2018
@fernandocaminop
Iniciando
este año, Fedeagro advirtió nuevamente al gobierno, sobre la recurrente caída
de la producción agrícola si por lo menos no se facilitaba el normal suministro
de semillas, agroquímicos y fertilizantes. También reclamó la ausencia de una
política de importación para suplir el obsoleto parque de maquinarias e
implementos, que actualmente apenas cubren el veinte por ciento de las
necesidades básicas de mecanización de los cultivos para poder lograr una
productividad aceptable.
Al
cierre del primer trimestre y en pleno ciclo de preparación de tierras para la
siembra, el régimen continúa sin dar respuesta a los serios requerimientos de
los productores de cereales y hortalizas. Así como tampoco a la urgente
necesidad de los cañicultores y los cafetaleros de fertilizantes y herbicidas,
insumos fundamentales para su aplicación después de la zafra y la cosecha para
garantizar el éxito de la nueva producción.
Esta
práctica de exterminio de los sectores productores de alimentos, ha sido
sistemática desde los inicios del régimen y ha traído como consecuencia, la
emergencia humanitaria causada por la escasez y la carestía de los alimentos.
Uno de los sectores productivos más golpeados por el régimen ha sido el sector
cafetalero.
La
actividad cafetalera fue sostén de la economía nacional hasta inicios del siglo
pasado y nuestro país llego a ser el tercer exportador del mundo. En 1998 la
producción de café fue de 1.736.000 quintales, cubríamos el consumo interno y
exportábamos aproximadamente 400.000 quintales. En la última cosecha la
producción fue de 450.000 quintales. A pesar de la caída del consumo,
necesitaríamos importar el 82% para cubrir nuestras necesidades. Es el saldo
rojo que arroja el régimen, que más que cifras, representa la pobreza y la
miseria que ha condenado a cerca de noventa mil personas dedicadas por
generaciones al cultivo del café en nuestro país.
El
cultivo del café junto al de la caña de azúcar y el cacao, representan el mayor
número de familias dedicadas al trabajo rural. Movidos por un insano interés
político, estas actividades han sido las más intervenidas por parte del
régimen. Toda la cadena productiva ha sido tomada por el gobierno, desde el
financiamiento, suministro de insumos, transporte, comercialización y
procesamiento. En el caso del café, el régimen se apropió del noventa por
ciento de las torrefactoras lo que trajo como consecuencia que la mayoría de
ellas se encuentren inactivas.
Mientras
los petrodólares lo permitieron, la caída de nuestra producción de café fue
suplida por la importación. Este negocio fue realizado desde países gobernados
por regímenes con afinidad ideológica al chavismo. Uno de ellos Nicaragua, el
cual logró modernizar su agricultura gracias a la desgracia de los caficultores
de nuestro país, vendiéndonos su producción de tercera categoría por encima de
los precios internacionales y sin ningún tipo de control fitosanitario, lo que
infortunadamente contaminó nuestros cultivos con la enfermedad de la roya
cafetalera.
Es
necesario un cambio de gobierno que se plantee la recuperación de nuestra
producción de alimentos, privilegiando la producción nacional sin posiciones
autárquicas. Para ello es fundamental que el nuevo gobierno asuma la
producción, el consumo y la calidad nutricional de los alimentos como una
Política de Estado.
La
aplicación de una Política de Estado para garantizar la oferta de alimentos a
nuestra población debe ejecutarse mediante un Plan Agroalimentario para el
Pleno Abastecimiento. Este plan debe estar fundamentado en garantizar la
seguridad jurídica a productores y consumidores y promover el flujo de
financiamiento, tanto interno como externo, a través de instituciones
financieras internacionales para poder desarrollar la producción.
Mediante
la creación de un ente que promueva el desarrollo agroalimentario de nuestro
país, se podrá dar apoyo a los planes de producción que tienen diseñados los
gremios de la producción y de agrotécnicos, así como los sectores académicos.
Fedeagro
ha presentado el “Plan de Recuperación Agrícola” donde incluye al cultivo de
café. Propone elevar su producción en un 119% para abastecer nuestra población
y exportar nuestro excelente grano. Por su parte, Conindustria ya ha planteado
la ruta “Hacia una Venezuela Industrializada”, donde el sector agroindustrial
tiene un papel relevante en esta iniciativa.
Unidos,
el nuevo Estado Venezolano y el sector privado, rescataremos nuestro café para
que nunca jamás tenga el aroma de otras tierras.
Fernando
Camino Peñalver
@fernandocaminop
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