CEV 19 de marzo de 2018
PRESIDENCIA
DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA
MENSAJE
AL PUEBLO DE DIOS Y A LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD.
1. Terminando la Cuaresma y cercana la
conmemoración de la Semana Santa, nos disponemos a celebrar la Pascua del
Resucitado. Es la fiesta de la alegría que nos da el sabernos liberados del
pecado y convertidos en "hombres nuevos". Este año, sobre todo por las
circunstancias que nos rodean, debido a la crisis generalizada que afecta
particularmente a los más pobres, ese tiempo pascual debe ser preparado y
vivido con espíritu de fraternidad, solidaridad, caridad y con mucha conciencia
de lo que queremos hacer con el futuro de nuestra Patria.
I. "¿Cómo podríamos cantar un cántico nuevo en tierra extraña?" (Salmo 138)
2. En los últimos tiempos, Venezuela se ha
convertido en una especie de "tierra extraña" para todos. Con
inmensas riquezas y potencialidades, la nación se ha venido a menos, debido a
la pretensión de implantar un sistema totalitario, injusto, ineficiente,
manipulador, donde el juego de mantenerse en el poder a costa del sufrimiento
del pueblo, es la consigna. Junto a esto, además de ir eliminando las
capacidades de producción de bienes y servicios, ha aumentado la pobreza, la
indefensión y la desesperanza de los ciudadanos.
3. El deterioro ha sido inmenso: la falta de
alimentos, medicamentos y de otros productos, así como las fallas de energía eléctrica
que impide el trabajo productivo y el desarrollo normal de la vida cotidiana,
atenta contra la dignidad de las personas. Esto ha conducido a que un
considerable número de venezolanos decidan irse del país en búsqueda de nuevos
horizontes, trayendo como consecuencia el desarraigo y la tristeza en miles de
familias; a otros los ha empujado a la práctica del contrabando, el
"bachaqueo" y variadas formas de corrupción. Quienes nos quedamos
luchamos por no perder la esperanza y llamamos a los más débiles a defender sus
derechos y recuperar las libertades perdidas.
4. La dirigencia política no ha estado ni está
a la altura de la problemática que sufren los venezolanos. Pareciera que la
calidad de vida del venezolano no es la prioridad de quienes nos gobiernan,
pues son insensibles ante tanto dolor, sufrimiento y muerte. El Gobierno y sus
seguidores tienen la mayor responsabilidad, al querer imponer un régimen que
mediatiza al ser humano, y así mantener sus intereses políticos y económicos;
el plan de la patria ha sido nefasto para la vida de los venezolanos, los tan
nombrados motores de la revolución sólo han quedado en el papel. Los
venezolanos no nos merecemos esto, mucho menos quienes han estado sumergidos en
la pobreza y hoy han pasado a engrosar el número de personas en la miseria. Es
imposible que un pueblo con hambre, con enfermedades y sin oportunidades, pueda
pensar en el desarrollo integral de la Patria; y más difícil es entender cómo
personas que están sufriendo tantas calamidades se adhieren aún a las
propuestas gubernamentales que les hacen sufrir, que han quebrado a la nación,
y han propiciado que funcionarios públicos hayan hecho de ella su hacienda y
peculio personal.
5. Como lo hemos hecho en otras oportunidades,
llamamos a la dirigencia que disiente del oficialismo, que cada día es más
numerosa, a una mayor coherencia en sus prácticas y acciones. La unidad se
construye en la pluralidad. Por tanto, no se debe satanizar a todos los que
tengan opiniones divergentes, sino más bien, asumir la realidad que vivimos los
venezolanos siendo todos más conscientes de dicha unidad. Con ello, se podrá
tener un horizonte más claro en el que el reclamo exigente de una salida
democrática y pacífica, supere la terquedad de un gobierno que se hace cada vez
más ilegítimo por sus actuaciones y por la creciente represión hasta para
quienes han sido sus miembros. Hay que tratar de sumar cada día más a todas las
instituciones y sectores, sin olvidar que las organizaciones populares tienen
un lugar primordial, pues son ellas las protagonistas de la vida ciudadana.
Nuevamente recordamos que el pueblo, y en especial los pobres, es el auténtico
sujeto social del cambio y del desarrollo del país.
6. Los venezolanos estamos convencidos, que no
es con las dádivas gubernamentales ni con las promesas de los dirigentes
políticos como se va a solucionar la grave situación que afronta nuestra
Venezuela. Si el pueblo no es tomado en cuenta como protagonista de los cambios
necesarios en lo político, económico y social, crecerán la desilusión, la
migración, la desconfianza, el conformismo y la pobreza. Entonces nos
preguntamos con el salmista, "¿Cómo cantar un cántico nuevo en esta tierra
que cada día se vuelve extraña?"
II.
"Lo que hicieron a uno de estos pequeños, a Mí me lo hicieron" (Mt.
25,40).
7. Para los cristianos, esta situación no puede
ser ajena a nuestras preocupaciones, oraciones, compromisos evangelizadores y
de promoción humana. En primer lugar porque formamos parte de este pueblo
sufriente; en segundo lugar porque nuestra fe en Jesús nos lleva a tener y
testimoniar una permanente opción preferencial por los más pobres, excluidos y
afligidos de la sociedad; y en tercer lugar, porque esa misma fe, vivida en
caridad nos impulsa a hacer realidad en nuestra nación el Reino de Dios, que lo
es de justicia, paz, amor, verdad y libertad. Somos solidarios no por un
sentimiento, sino por nuestra pertenencia a ese pueblo con el cual compartimos
sus esperanzas y gozos, sus angustias y problemas (cf. G.S. 1). El tiempo que
vivimos debe ser una ocasión propicia para manifestar la misericordia del Padre
Dios, a través de nuestras obras y testimonio de una caridad fructífera:
Caridad y misericordia que deben conducirnos a trabajar también por la
reconciliación en nuestra Patria.
8. A todos los dirigentes políticos, sociales y
económicos, les queremos recordar que cualquier cosa que se haga a cada uno de
los hermanos que empeore su situación de vida, sea menosprecio, imposición de
cargas pesadas, empobrecimiento, olvido de su protagonismo, robo de lo que les
pertenece, se le está haciendo al mismo Jesús. No hay que olvidar que, al final,
seremos juzgados por el amor con el cual hayamos vivido y trabajado. Algunos
dirán que su fe no se fundamenta en Jesús, sino en el poder que ostentan, pero
les recordamos que todo poder es efímero: así como lo han obtenido, podrán
perderlo en cualquier instante, y lo peor del caso es que quedarán expuestos a
ser juzgados por sus propias acciones y palabras.
9. La de los pobres es la causa de Jesús y, por
ende, de la Iglesia. Los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos
de nuestras comunidades eclesiales y grupos apostólicos, al anunciar el
Evangelio y construir el Reino de Dios, expresamos no sólo nuestro compromiso
solidario, sino que garantizamos con nuestra entrega, el acompañamiento a los
pobres, a los que sufren y a quienes se sienten excluidos. Nuestras acciones de
caridad y acción social quieren ser una contribución para aliviar sus penas y
también para aportar soluciones que dignifiquen su existencia personal,
familiar y comunitaria. Todas nuestras instituciones están, hoy más que nunca,
al servicio del pueblo y con mayor énfasis, a los más necesitados.
III.
"La comunidad de los creyentes compartía todo lo que poseían... y
nadie pasaba necesidad" (Hech. 2, 44-45).
10. Durante la Cuaresma solemos fortalecer
nuestra vida de creyentes con acciones de caridad y misericordia. Nuestra
participación en las diversas celebraciones litúrgicas y otros actos de
devoción deben ser una bella ocasión para reafirmar precisamente nuestro
compromiso con los más necesitados. De ahí, la importancia no sólo de
prepararlas con dedicación junto con nuestros sacerdotes y laicos, sino que
hemos de predicar con decisión la Palabra de Dios, para que sea iluminadora en
estas circunstancias que todos vivimos. Dedicaremos mayor tiempo para atender a
las personas en sus necesidades espirituales, de modo especial en el sacramento
de la reconciliación. Debemos recordar que durante la Semana Santa, al
conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, podemos acercarnos a
los sacramentos, al encuentro con la Palabra y la renovación de nuestros
compromisos bautismales que nos lleva al encuentro misericordioso con los más
necesitados. Con la Resurrección del Señor reafirmamos nuestra esperanza y
nuestro compromiso caritativo.
Deseamos
presentar en orden a lo expuesto, desde una perspectiva eclesial,
las siguientes propuestas:
• Qué hermoso sería que el Domingo de
Resurrección, como expresión de nuestra fe en el Resucitado que nos ha hecho
hijos de Dios Padre y, por tanto hermanos, en cada una de nuestras comunidades
parroquiales se pueda tener una "olla comunitaria" o una "comida
fraterna", en la que todos participemos, invitando a los más pobres, a los
indigentes, a los necesitados.
• Que a lo largo de los últimos días de
Cuaresma, de la Semana Santa y de Pascua intensifiquemos las visitas a los
enfermos, a los ancianos, a los privados de libertad, a los barrios pobres y a
las comunidades necesitadas, para llevar de lo que tenemos; para acompañar a
tantas personas que sienten la tristeza de la partida de sus seres queridos
hacia otras naciones; para que tomemos conciencia de la labor que se va
realizando en la frontera con Colombia y Brasil donde se acogen y acompañan a
tantos migrantes venezolanos, así como en otros países hermanos que los han
recibido con solidaridad: Gracias a las Iglesias hermanas y a todos los hombres
y mujeres de buena voluntad.
• Sugerimos que en toda Venezuela, del 19
al 22 de abril, además de organizar una jornada nacional de oración,
al estilo de las "Cuarenta Horas", en todas las comunidades
parroquiales y eclesiales, se hagan gestos significativos de misericordia y
caridad para con quienes de verdad sienten necesidad de una expresión de
ternura, solidaridad y caridad.
• Mención particular deben
tener en nuestras oraciones todas las personas, la mayoría jóvenes,
que a partir del 19 de abril del año pasado fueron asesinadas por
reclamar los valores de la democracia en el país. Su memoria y entrega no
deben ser olvidadas. La justicia prevalecerá en algún momento de nuestra
historia Patria. Igualmente el día de Pentecostés a celebrarse el próximo 20 de
mayo, pidamos que el Espíritu Santo ilumine nuestras mentes para discernir el
camino a seguir para la recuperación del país.
11. Como lo hemos señalado en nuestro
comunicado del 29 de enero pasado, en el pueblo reside la soberanía, por lo que
ante esta situación tan dolorosa y dramática que vivimos los venezolanos, urge
que sea tomado en cuenta como protagonista y sujeto de su cambio y de la
construcción de la Venezuela que todos queremos. Interpelamos a los dirigentes
políticos, del Gobierno y de la Oposición, así como a profesionales, miembros
de los diversos gremios, obreros, empresarios, trabajadores del campo, maestros
y estudiantes: ¡Escuchen el clamor del pueblo! Está pidiendo ser oído. No basta
con promesas o con pequeñas dádivas dirigidas a esclavizar y hacer
improductivas a las personas. No hay tiempo que perder y es la hora de un
verdadero cambio para ser una nación próspera y donde se viva en democracia, y
todos encontremos una tierra propia para construir sueños de libertad,
fraternidad e inclusión social.
12. Imploramos la gracia del Espíritu Santo:
que su luz y sabiduría nos acompañe para poder contribuir a la salida justa,
pacífica y humana de la crisis que golpea a todos en Venezuela. Dios Padre nos
ha dado el hermoso regalo de su Hijo, quien con su muerte y resurrección nos ha
dado la vida nueva que hemos de vivir con decisión en el amor, en la justicia y
la Paz. Para ello, contamos con la maternal protección de María, Nuestra Señora
de Coromoto, Madre de todos los venezolanos
Con
nuestra bendición.
Caracas,
19 de marzo del año 2018, Festividad de San José.
+José
Luis Azuaje Ayala
Obispo de Barinas
Presidente de la CEV
Obispo de Barinas
Presidente de la CEV
+Mario
Moronta Rodríguez
Obispo de San Cristóbal
1° Vicepresidente de la CEV
Obispo de San Cristóbal
1° Vicepresidente de la CEV
+Raúl
Biord Castillo
Obispo de La Guaira
2° Vicepresidente de la CEV
Obispo de La Guaira
2° Vicepresidente de la CEV
+José
Trinidad Fernández Angulo
Obispo Auxiliar de Caracas
Secretario General de la CEV
Obispo Auxiliar de Caracas
Secretario General de la CEV
+Jorge
Cardenal Uorsa S.
Arzobispo de Caracas
Presidente honorario de la CEV
Arzobispo de Caracas
Presidente honorario de la CEV
+Baltazar
Cardenal Porras C.
Arzobispo de Mérida
Presidente honorario de la CEV
Arzobispo de Mérida
Presidente honorario de la CEV
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