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sábado, 17 de marzo de 2018

Orfandad institucional por @CECODAP @FERNANPEREIRAV


Por Fernando Pereira


El día a día nos hace topar con niños en la calle, algunos hurgando en la basura en busca de comida, docentes que reportan la inasistencia de los estudiantes porque deben buscar comida, víctimas de diferentes formas de violencia, pacientes que buscan medicinas pediátricas o que padecen sin ser atendidos en servicios de salud que no tienen los insumos requeridos, niños y adolescentes que no cuentan con sus documentos de identidad…

Esta situación justificó que se comenzara a discutir, a mediados de los años 90, lo que terminaría siendo la Ley Orgánica para la Protección de los Derechos del Niño, Niña y Adolescente (LOPNNA), que finalmente entraría en vigencia en el año 2000.

A pesar de que el Estado se ufana de que la población cuenta con la LOPNNA y otros instrumentos legales para su protección, sin duda la realidad social de los niños y adolescentes hoy es mucho peor y el colapso de las instituciones y programas minimiza las posibilidades de atención.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó el pasado 27 de febrero el informe “Hacia la garantía efectiva de los derechos de niñas, niños y adolescentes: Sistemas Nacionales de Protección” para reafirmar la importancia de que los estados creen la institucionalidad necesaria para la efectiva implementación de los derechos de la niñez.

El documento expresa que, a pesar de la existencia de Leyes Especiales que protegen a las niñas, niños y adolescentes, es manifiesta la notoria brecha existente entre los derechos reconocidos en las normas y la realidad en la que viven millones de niños y niñas en el hemisferio.

Las leyes solas no bastan. El mero reconocimiento legal de sus derechos es insuficiente para garantizar su efectiva vigencia y para transformar sus realidades. Se requiere de un andamiaje institucional y de un modelo operativo que asegure el cumplimiento de las normas y el pleno disfrute, la protección y la defensa de todos los derechos. Estos modelos organizativos y estructuras operativas se conocen con el nombre de Sistemas Nacionales de Protección de los Derechos de las niñas, niños y adolescentes.


Pasan cosas gravísimas y ni siquiera hay una reacción. Los niños y adolescentes se quedaron huérfanos de protección.

Este Sistema en nuestro país se comenzó a montar una vez la LOPNNA entró en vigencia. La institucionalidad que se creó contando con el apoyo de un movimiento social ilusionado y aglutinado en torno a la propuesta se ha ido debilitando y hoy en día su presencia es precaria. Eso puede explicar porqué, a pesar de existir tantos casos de violación de los derechos de niños y adolescentes, no se cuente con voces y acciones visibles y efectivas de los órganos competentes para la protección de los niños o del poder ciudadano. Pasan cosas gravísimas y ni siquiera hay una reacción. Los niños y adolescentes se quedaron huérfanos de protección.

La responsabilidad de prevenir

La Relatora de los Derechos del Niño de la CIDH afirmó, al presentar el informe, que “no es suficiente con solamente intervenir para proteger a los niños y las niñas frente a violaciones a sus derechos una vez estas han ocurrido, como tampoco la creación de programas de corte asistencialista que no aborden las causas de estas vulneraciones a derechos ni contribuyan a prevenirlas.

La orfandad institucional se hace evidente ante la ausencia de un Plan Nacional que recoja las múltiples prioridades que la realidad de la población infantil exige afrontar y las políticas públicas con las que el Estado propone darle efectiva respuesta.

Ojalá las autoridades responsables se den el trabajo de leer el informe y el detallado conjunto de recomendaciones que ofrece. Los niños lo agradecerán.

14-03-18

http://efectococuyo.com/opinion/orfandad-institucional


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