AFP internacional 15 de marzo de 2018
La
disparada del "dólar negro" y su impacto hiperinflacionario obligaron
al gobierno venezolano a flexibilizar el control de cambio vigente desde 2003,
pero expertos advierten que no frenará el demoledor aumento de precios.
- ¿Qué
cambió? –
Hasta
ahora al mercado lo alimentaba el Estado, que monopoliza las monedas, pero el
gobierno relanzó el 1 de febrero un sistema de subastas de divisas -cerradas
durante cinco meses-, esta vez con recursos del sector privado.
Desde
entonces, se registró una devaluación del bolívar de 90,81% en la venta de 4,4
millones de euros, moneda de referencia por sanciones financieras de Estados
Unidos que obstaculizan el acceso de Venezuela a financiamiento externo.
El
gobierno también eliminó una ínfima tasa de 10 bolívares por dólar, exclusiva
para importar comida y medicinas, y foco de corrupción.
Bajo
ese sistema, con la misma cantidad con la que se compraba un pequeño paquete de
galletas podían adquirirse 1.000 dólares, lo que alentó la sobrefacturación y
entrega de divisas a empresas fantasma para ser revendidas en el mercado negro.
De
2004 a 2014, con la bonanza petrolera, este control sirvió para subsidiar
productos básicos importados con dólares vendidos a tasas irrisorias.
Pero
en los últimos años las importaciones se derrumbaron y la escasez de bienes se
hizo crónica, ante una severa sequía de dólares por la caída de la renta
petrolera, que representa 96% de los ingresos.
Ahora,
en un país en hiperinflación y en default parcial, el gobierno busca liquidez.
En
febrero creó el Petro, criptomoneda para intentar reducir la dependencia del
dólar y eludir las sanciones estadounidenses, aunque expertos ponen en duda su
éxito por la desconfianza en la política económica.
- ¿Qué
pasó con el "dólar negro"? –
Pese a
la severa devaluación no ha podido cerrarse la gigantesca brecha con el
"dólar negro", que se cotiza a 216.000 bolívares, seis veces más que
el valor derivado de las subastas.
El
nuevo sistema "no garantiza las divisas" que necesita la economía
ante las más atractivas tasas del mercado negro, dijo a la AFP la economista
Anabella Abadi.
Aunque
el "dolar negro" retrocedió tras alcanzar un pico de 266.000
bolívares en enero, es algo coyuntural, añade.
"Vamos
a ver un rebote", comentó a la AFP el economista Jesús Casique, quien
explica que en esta época los bolívares se destinan en mayor medida al pago de
impuestos que a la compra de divisas en el mercado paralelo, como ocurrió en
2017.
Según
la firma Aristimuño Herrera & Asociados, el "dólar negro" superaría
este año los 8 millones de bolívares.
- ¿Y
la inflación? –
El
costo de vida sigue imparable. Según el Legislativo, aumentó 80% en febrero,
mientras el FMI proyecta que este año trepará a 13.000%.
Los
salarios se evaporan. Tras un reciente aumento de 64%, el ingreso mínimo
mensual es de 6,5 dólares a la tasa del mercado negro, lo que cuestan poco más
de tres kilos de carne.
Se
estima que el peso del "dólar negro" recae sobre las importaciones
privadas (25%), pues el resto las realiza el Estado.
Esas
compras pasaron de 59.339 millones de dólares en 2012 a 12.057 millones en
2017, generando desabastecimiento y presiones inflacionarias.
La
devaluación impactará especialmente en los costos de productos y servicios
subsidiados como agua, electricidad o telefonía, ligados a las tasas oficiales.
Ocurrirá
por el mayor costo de las importaciones y el incremento de tasas arancelarias y
otros impuestos, explicó Abadi.
- Más
nubarrones –
Las
reformas cambiarias lucen insuficientes.
"El
Banco Central monetiza el déficit fiscal -un 20% del PIB- emitiendo dinero sin
respaldo. Si mantienes la máquina de dinero a todo vapor, no vas a frenar ni la
hiperinflación ni el dólar negro", subrayó Casique.
Incluso,
según la consultora Ecoanalítica, el positivo impacto fiscal de la depreciación
para el gobierno será diluido por la hiperinflación. "Los precios no
tienen ancla", dice su presidente, Asdrúbal Oliveros.
El
horizonte es sombrío: las importaciones caerían hasta 9.000 millones de dólares
este año, cuando los compromisos de deuda totalizan unos 8.000 millones y las
reservas apenas llegan a 9.500 millones, advierte Aristimuño.
Los
expertos coinciden en que la recuperación de la economía -que según la CEPAL se
contrajo 32% desde 2014- exige eliminar el control cambiario.
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