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viernes, 8 de junio de 2018

Puente Internacional Simón Bolívar, el “nuevo Aeropuerto de Maiquetía”, por @ARIANYABP




ARIANY BRIZUELA 07 de junio de 2018
@ARIANYABP

Hasta hace dos años el símbolo de la migración venezolana solía ser el mosaico de Carlos Cruz – Diez del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar. La gente se tomaba fotos con su familia frente a la obra cinética y esta era difundida en las redes sociales como un último recuerdo en el país.

Pero la crisis ha evolucionado. Cada vez existen menos vuelos al exterior y comprar un pasaje es prácticamente imposible para una persona que gana sueldo mínimo. Por eso ahora el nuevo símbolo de la diáspora es un puente.

Encima de los 315 metros del Puente Internacional Simón Bolívar pasan a diario entre 30.000 y 40.000 venezolanos, de acuerdo con cifras de William Villamizar, gobernador de Norte de Santander; miles de rostros de personas que cruzan a Colombia con la esperanza de asentarse allí o continuar hacia Chile, Ecuador, Perú o Argentina. Otros buscan alimentos, medicamentos o atención sanitaria.

A lo largo de la mitad del puente que pertenece a Venezuela hay funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que permanecen atentos a los transeúntes, como si persiguieran u olfatearan alguna razón para detenerlos y despojarlos de sus pertenencias.

Las autoridades que custodian la frontera permiten el ingreso de peatones a partir de las 6:00 am. Desde antes de que salga el sol cientos de venezolanos esperan en las calles de San Antonio del Táchira para iniciar su jornada diaria en Cúcuta.

Yurbelys Paredes, una venezolana que emigró a Colombia junto a sus cinco hijos y su esposo por las dificultades que vivía en Venezuela, indicó que antes de abandonar el país su familia solo se alimentaba con yuca y los productos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

“En un momento ya no había efectivo para mandar a las niñas a la escuela. Entonces decidimos venirnos para acá porque también estaban bajando de peso”, dijo a El Nacional Web.

El 1º de junio un grupo de diputados venezolanos pasó por el puente para asistir al Primer Encuentro Latinoamericano de Legisladores. Mientras caminaban en medio de la vía, los ciudadanos que ingresaban a Cúcuta les aplaudieron y ellos les respondieron: “¡No están solos!”.

De repente apareció con un niño sobre sus hombros un llanero, proveniente del estado Guárico, que les dedicó una copla: “Yo soy un pobre campesino que solo quiere trabajar, buscando que en Venezuela esto tiene que cambiar”. Los legisladores le expresaron vítores y le dijeron: “Esto va a cambiar”.

Algunos venezolanos han tenido problemas con su documentación en Colombia. Emilennis Arreaza, que tiene a su esposo preso en Cúcuta, denunció que los ciudadanos que no poseen pasaporte con el sello de salida de Venezuela y el de entrada a Colombia no les permitirán visitar a sus familiares detenidos.

“Migración Colombia fue a la cárcel de Cúcuta y dijo que no le iba a permitir la entrada a ningún familiar de venezolanos que no tuviera el pasaporte con los dos sellos. En la frontera no sellan el pasaporte a menos que se tenga un pasaje”, explicó Arreaza, que era ingeniera en el estado Anzoátegui.

Afirmó que a pesar de que cuenta con la Tarjeta de Movilidad Fronteriza no la dejarán visitar a su esposo.

Apoyo a Venezuela y rechazo a Maduro

Luego de culminar la sesión del encuentro parlamentario, realizada en Villa de Rosario, los legisladores se dirigieron a la frontera. Desde allí firmaron un acuerdo en el que exigieron elecciones libres y solidaridad con Venezuela.

Mientras transcurría la actividad, se acercaban los venezolanos curiosos preguntando qué ocurría y para hacer denuncias.

María Quenza, quien se dedica a vender café y cigarros en Cúcuta, aprovechó para explicar  a El Nacional Web que tuvo que abandonar su hogar debido a una persecución por parte de un grupo de delincuentes. La venezolana se desempeñaba como funcionaria de la Policía de Miranda.

Señaló que reside en San Cristóbal y que tiene que viajar todos los días a la frontera para trabajar.

“Tengo que salir de mi casa cerca de las 5:00 de la mañana para llegar al puente a las 6:00 am cuando permiten el paso”, dijo.

Antes de concluir la actividad, Quenza expresó que tiene la esperanza de que la situación en el país mejore.

“Deseo para Venezuela abundancia. Quiero que mi país vuelva a ser próspero, deseo lo mejor”, concluyó con lágrimas en los ojos, mientras el grupo de parlamentarios entonaba el Himno Nacional de Venezuela para terminar el encuentro.


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