Julio César Arreaza B 12 de mayo de 2019
Una
cosa queda clara y es un logro para saberlo valorar: el mundo siente una
empatía singular hacia la resiliencia de la sociedad democrática, formada con
mucho sacrificio, librando una lucha continua en estos 20 años, contra el
totalitarismo chavista y sufriendo en el trayecto toda clase de vicisitudes,
bajas y suplicios. Pero esa empatía caduca como todo en la vida. Cabe
distinguir que la empatía en cuestión es hacia la sociedad y no hacia el
estamento partidista, constituyendo el deber máximo cuidarla y encauzarla.
El
objetivo es la salida completa del crimen organizado que ha secuestrado el
poder, el cese de la usurpación contempla un cambio profundo y no un mero
maquillaje con rostros más potables; no vamos a tirar a la basura 20 años para
un “quítate tú para ponerme yo”, manteniendo el mismo entramado de
complicidades y lavando el dinero de la corrupción de los bolichicos. Con estos
delincuentes y sus pares participando en el nuevo esquema jamás se
reconstruirán las instituciones. Cuidado con congraciarse con el dinero sucio
de la droga y el terrorismo, para inaugurar una nueva corrupción. Debemos
aprender y no repetir los errores.
La
transición jamás será posible con un enroque. Menester es practicar un corte
quirúrgico en el tejido criminal que se ha alojado en el Estado. Hay que
expulsar las mafias extranjeras. La transición comprende el desmontaje de las
redes del crimen organizado. Puede negociarse solo su salida, pero no la
conchupancia con criminales. El cambio profundo es ético, son muchos años
conviviendo al lado de la corrupción y la distorsión de valores hace que muchos
confundidos los tengan por héroes sociales.
Tenemos
20 años viendo jugar al chavismo, y la derivación al chavismo azul no será la
que nos va a mover de la usurpación a un país normal. Al blanco hay que
llamarlo blanco y al negro hay que decirle negro. Tener claro lo que hay que
hacer y cómo debe hacerse. Matar a una persona se llama homicidio y matar a un
país se llama chavis…. El alto mando no es leal a la Constitución sino al
crimen organizado, el régimen disolvió la FA, esta no existe, es un bastión que
se le inoculó la doctrina militar y miliciana cubana; es ésa fuerza bruta con
la inteligencia cubana la que mantiene al usurpador.
La
confrontación es entre el bien contra el mal, de los principios y valores
contra las mafias del eje del mal del mundo. Tenemos derecho a la protección
para la paz porque somos prisioneros de un Estado militar.
Solo
no podemos, es sano reconocer que necesitamos ayuda extranjera democrática para
que cesen los crímenes de lesa humanidad causados por la violación sistemática
de los derechos humanos. Activemos ya el Tiar y el 187. Los tiempos son
diferentes para los enfermos crónicos y los que no tienen que comer, versus los
tibios tiempos partidistas.
¡No
más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!
Julio
César Arreaza B
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