Gladys Socorro 12 de junio de 2019
@gladyssocorro
Fecha
de elecciones presidenciales y depuración total del Consejo Nacional Electoral.
Estas son las condiciones innegociables que ha puesto la oposición venezolana
para continuar con las conversaciones en Noruega. Exigen reglas claras para el
proceso electoral que podría destrabar, por la vía pacífica, la crisis
política, social y económica que mantiene a Venezuela en el foso.
El
Grupo de Contacto encabezado por la Unión Europea, el Grupo de Lima y, por
supuesto, Estados Unidos, impulsan todos los movimientos diplomáticos para
evitar acciones militares en territorio nacional. No obstante, la papa caliente
está en manos de Nicolás Maduro. Tiene la oferta electoral en la mesa pero con
tiempo limitado. ¿Lo toma o lo deja? Eso está por verse en los próximos días.
Sin embargo, el segundo al mando dentro del chavismo, Diosdado Cabello, aseguró
el fin de semana desde Cuba que no complacerían ni a la oposición ni a la
comunidad internacional con unas elecciones presidenciales.
La
hoja de ruta de la oposición en Oslo, liderada por el presidente Juan Guaidó,
es clara. Entre otras cosas incluye elecciones con un nuevo CNE, revisión del
Registro Electoral Permanente, la observación internacional durante todo el
proceso y facilitar los mecanismos para que los 4 millones de venezolanos que
han tenido que salir del país puedan votar. Si bien la oposición venezolana no
la tiene fácil, no es menos cierto que Maduro está entre la espada y la pared.
Las conversaciones en Noruega tienen fecha de caducidad, por lo que se le ha
hecho imposible comprar más tiempo para tener margen de maniobra.
Lamentablemente
para los venezolanos, los tiempos en política y en la diplomacia internacional
no son tan rápidos como lo requiere un país en emergencia humanitaria, con una
migración que amenaza con superar los 6 millones de personas al cierre de 2019
y colapsar las estructuras de todos los países del continente; con una
hiperinflación de 10.000.000%, con la muerte de 4.800 pacientes renales por
falta de medicamentos, y la cada vez peor escasez de agua, gasolina y
electricidad, entre muchos otros problemas que día a día consumen las
esperanzas de la gente ante una posibilidad real de ponerle punto final a la
tragedia que se vive bajo la hegemonía del chavismo.
Si
la mediación en Noruega fracasa, todo parece indicar que se agotaría la última
carta pacífica para retomar el camino democrático en Venezuela. Se llegó a Oslo
para intentar un punto medio entre un grupo que tiene el poder de hecho y otro
al que lo amparan la Constitución, el respaldo popular interno y el
reconocimiento de la Comunidad Internacional. Mientras tanto, las sanciones
políticas y económicas sobre Maduro y su entorno se profundizan, aunque muchas
de ellas provocan nefastas consecuencias sobre el venezolano de a pie.
En
caso de que las conversaciones en Noruega abrieran el camino para la
realización de unas elecciones presidenciales con la mayoría de las condiciones
exigidas, entonces el reto para la liberación definitiva de Venezuela quedaría
en manos de la oposición: elección o selección de un candidato único,
organización y activación de la plataforma electoral de todos los partidos
políticos a lo largo y ancho del país y, por supuesto, el voto masivo de los
venezolanos.
Gladys
Socorro
@gladyssocorro
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