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sábado, 8 de junio de 2019

Situación en Venezuela, por @ACNURamericas





ACNUR 07 de junio de 2019

Las personas continúan saliendo de Venezuela debido a la violencia, la inseguridad y las amenazas, y la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales. Con aproximadamente 3,9 millones de venezolanos y venezolanas que se encuentran viviendo en el exterior, la gran mayoría en países de América del Sur, este es el éxodo más grande en la historia reciente de América Latina.

Los acontecimientos políticos, de derechos humanos y socioeconómicos que se desarrollan en Venezuela obligan a un número creciente de niños, mujeres y hombres a irse a los países vecinos y más allá. Muchos llegan asustados, cansados y en extrema necesidad de asistencia.

3,9 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela en todo el mundo, de las cuales 3,1 en América Latina y el Caribe

Más de 460 mil solicitantes de asilo de Venezuela en 2014-2018

Alrededor de 1 millón y medio de personas viviendo bajo otras formas legales de estadía en las Américas

Nayebis Carolina Figuera, una venezolana de 34 años que huyó al vecino Brasil: “Dejamos todo en Venezuela. No tenemos un lugar donde vivir o dormir y no tenemos nada para comer”.

Venezuela ha generosamente acogido en su historia a miles de personas refugiadas de la región y otras partes del mundo. Ahora, la cantidad de personas de Venezuela obligadas a abandonar sus hogares continúa aumentando, y un número significativo de ellas necesita protección internacional.

Ha habido un aumento del 4.000 por ciento en el número de venezolanos y venezolanas que solicitaron la condición de refugiado en todo el mundo desde 2014, principalmente en las Américas. Muchos venezolanos y venezolanas que cumplirían con los criterios para ser reconocidos como refugiados no solicitan protección internacional a través de los procedimientos de asilo y, en cambio, optan por otras formas legales de estadía en los países anfitriones, que pueden ser más rápidas de obtener y permiten acceso al trabajo, la educación y los servicios sociales. Aun así, entre ellos, también hay personas en necesidad de protección internacional.

Sin embargo, cientos de miles de venezolanos y venezolanas permanecen sin ningún tipo de documentación o permiso para permanecer regularmente en los países cercanos, y por lo tanto carecen de acceso formal a los derechos y servicios básicos. Esto los hace particularmente vulnerables a la explotación laboral y sexual, el tráfico de personas, la violencia, la discriminación y la xenofobia.

La mayoría de las personas venezolanas que llegan a los países vecinos son familias con hijos, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con discapacidad. A menudo obligados a tomar rutas irregulares para alcanzar la seguridad, son víctimas de traficantes, tratantes y grupos armados irregulares. Cada vez más familias llegan con recursos cada vez más escasos y tienen una necesidad inmediata de protección, albergue, alimentos y medicamentos.

Los países y comunidades de acogida en Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú y el sur del Caribe los han recibido con generosidad, pero están cada vez más sobrecargados y algunos están llegando a un punto de saturación.

Ana, mujer venezolana en Ecuador : “Caminamos por 11 días y tuvimos que dormir a la intemperie. Nos fuimos porque nos amenazaron con matarnos. Mi hermano fue asesinado ... Casi me matan también”.

¿Qué hace ACNUR para ayudar?

En toda la región, ACNUR ha intensificado su respuesta y está trabajando estrechamente con los gobiernos de los países de acogida y con socios estratégicos, en particular con la OIM, para responder con un enfoque coordinado y global a las necesidades de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela. Concretamente, estamos recopilando datos para comprender mejor las necesidades específicas de los venezolanos y venezolanas; apoyando a los Estados para mejorar las condiciones de recepción y coordinar el suministro de información y asistencia para satisfacer las necesidades básicas inmediatas de las personas venezolanas, incluido el alojamiento; y combatiendo la discriminación y la xenofobia a través de campañas de sensibilización.

En particular, hemos fortalecido nuestra presencia a lo largo de las fronteras más importantes, para limitar en la medida de lo posible los riesgos, en particular con respecto al acceso al territorio, la trata y la explotación, y para facilitar la identificación de personas que pueden necesitar protección y servicios específicos, como niños y niñas no acompañados y separados, y mujeres embarazadas. ACNUR también brinda apoyo y orientación legal a las personas recién llegadas y distribuye agua potable, kits de higiene para niños, niñas y mujeres en las zonas fronterizas. Nuestros equipos también brindan asistencia en efectivo a los venezolanos y venezolanas más vulnerables.

En Colombia, ACNUR ha apoyado el registro administrativo del Gobierno de más de 440.000 personas venezolanas presentes en el país en condición irregular, para atender mejor sus necesidades y regularizar su estadía. ACNUR también está apoyando los esfuerzos de registro de los Gobiernos de Perú y Brasil.

En Brasil, ACNUR complementa los esfuerzos del Gobierno para brindar albergue a las personas venezolanas que llegan a los estados fronterizos de Roraima y Amazonas. Apoyamos con la planeación de los sitios, proporcionamos tiendas de campaña y artículos de emergencia, instalamos fuentes de agua potable, hacemos registro a través de datos biométricos, facilitamos la movilización comunitaria, la difusión de informaciones y la gestión de los sitios. Hasta el momento, se han abierto 13 albergues temporales en Boa Vista y Pacaraima, que albergan a más de 6.000 venezolanos y venezolanas. ACNUR también apoya la reubicación de personas refugiadas y migrantes de Venezuela desde Roraima a otras partes de Brasil, donde existen mejores oportunidades de empleo y servicios.

Gerardo, padre venezolano en Perú: “Nos llevó más de siete días llegar a Perú. No teníamos nada que comer al final. Tratamos de ahorrar todo para nuestro hijo, pero también pasó más de 24 horas sin comer un bocado. Solo tiene tres años.

En un esfuerzo por frenar la xenofobia contra las personas venezolanas y promover la solidaridad, ACNUR ha lanzado cuatro campañas en Colombia, Perú, Panamá y Costa Rica. Otros países de la región, especialmente Brasil, Ecuador y Trinidad y Tobago, estarán lanzando iniciativas similares en 2019.

Se necesita con urgencia incrementar la asistencia humanitaria, así como un mayor apoyo a los mecanismos de inclusión socioeconómica, para complementar los esfuerzos de los gobiernos y garantizar que las comunidades sigan recibiendo a las personas refugiadas y migrantes en un entorno seguro y acogedor. El Plan Regional de Respuesta para Refugiados y Migrantes, desarrollado con unos 95 socios, tiene como objetivo priorizar las necesidades de más de 2,2 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela, así como unas 500.000 personas de las comunidades de acogida.

Según el Plan, ACNUR requiere una financiación inicial de US$ 134 millones en 2019 para continuar respondiendo a las necesidades más urgentes de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela en los 16 países de acogida más afectados por esta situación.


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