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domingo, 1 de septiembre de 2019

La implosión por @polis360



Por Piero Trepiccione


La situación de Venezuela reúne características multidimensionales que le dan una particularidad asombrosa en estos comienzos del siglo veintiuno. Seis años continuos en recesión económica, caída brusca de la producción petrolera, deterioro de las condiciones de vida, inflación galopante, desinstitucionalización creciente, migración sin parangón histórico en lo interno y en la región, deterioro de la democracia y la garantía de los derechos humanos; aspectos éstos, que se suman a los factores geopolíticos internos y externos que han creado una maraña de intereses que dificultan el avance de una resolución política del conflicto.

Venezuela ha reeditado a su manera y salvaguardando distancias históricas, una especie de guerra fría en un formato más bien caliente. Cuba, en su momento, fue un producto de la bipolaridad mundial promovida y sostenida por la extinta Unión Soviética y los Estados Unidos de Norteamérica. El estatus actual de Venezuela en cambio, es un producto de la “multipolaridad” que por un lado tiene a Rusia y China jugando al contrapeso internacional a los EEUU, a la Unión Europea con su presencia global y a la propia Cuba, que se convirtió en un actor promotor de su propia ideología con fines económicos y geopolíticos con fuerte presencia en Venezuela.

Esta “multipolaridad, en lugar de equilibrar las posturas diplomáticas y facilitar una resolución del conflicto interno venezolano,  se ha convertido en una especie de “puja” para ver quien saca la mejor tajada. Rusia apuesta por usar a Venezuela como una cabeza de playa en América Latina sin gastar un solo centavo. El tamaño de la economía de Rusia es similar al de la Italia actual, con lo cual, aquellas aventuras de promoción y sostenimiento de conflictos en diversos lugares del mundo no se lo puede permitir actualmente. Pero con la posición de la revolución bolivariana en contra de los intereses de EEUU, puede usar el conflicto para ganar terreno geopolítico mundial. China, en cambio, confronta una difícil guerra comercial con los EEUU actualmente. Este hecho, sumado a otros factores internacionales promovidos por los norteamericanos, les desacelera su crecimiento económico.


Por ello, su alianza con Rusia y el apostar a la geopolítica global más allá de lo económico para poder afianzar su carácter de potencia mundial. La Unión Europea al ser otro polo diplomático y de poder internacional, en algunas oportunidades juega cuadro cerrado con EEUU y en otras, no tanto. El cúmulo de intereses económicos en la región y en particular, en Venezuela, hacen que se involucren hasta el fondo. Ni que decir de Cuba, que convirtió a Venezuela en su benefactor soviético de antaño y es quien más se aferra a sostener al gobierno de Maduro para garantizar sus auxilios energéticos que se han convertido a la par, en sostén financiero central de su economía. Cerrando la rueda “multipolar” con respecto a Venezuela tenemos a los países vecinos. El llamado grupo de Lima que trata de desmontar la bomba social interna del país para que la migración no siga causando estragos en toda la región.

Presión multipolar

Este cuadro “multipolar” presiona hacia diferentes horizontes e interesesla situación venezolana. Por tanto, el volcán social sigue activado y moviéndose a una velocidad avasallante mientras que la diplomacia y la política siguen entrampadas en un ritmo totalmente desalineado con las necesidades y los requerimientos de una población sometida a un retroceso de cincuenta años en lo que respecta a condiciones de vida. La implosión a la venezolana es un escenario cada vez más posible en tanto y cuanto, algunos actores, especialmente los que ostentan el poder actualmente en el país, sigan jugando a correr la arruga con tal de preservarlo a toda costa.

01-09-19




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