José Luis Farías 24 de noviembre de 2019
@fariasjoseluis
La
otra cara:
Como
suele sucedernos en espacios reducidos y cerrados donde se apiñan personas
hablando normalmente, me fue inevitable oír la breve conversación de unos
desconocidos en el ascensor de un centro comercial al suroeste de Caracas al
filo del mediodía del pasado miércoles 20 de noviembre.
En
menos de un minuto tres personas comunes, dos hombres en braga beige que
trasladaban presurosos unas cajas en carretilla de carga y una señora que
terció en el diálogo, resumieron el drama de la turbulencia de los últimos dos
meses en varias naciones latinoamericanas.
Sí,
aunque no lo crea amigo lector, la crisis política enseñoreada en Ecuador,
Chile, Bolivia, y ahora en Colombia, que amenaza con extenderse a otros países
fue el tema de interés para ellos el día previo al paro nacional en la hermana
república.
Aquellos
modestos seres con sencillez pasmosa dejaron caer con contundencia su visión de
los hechos, sus verdades, tan solo en el bajar de un piso en aquel elevador.
-
"América Latina está encendida" , sentenció el mayor de los
dos luego de oír a su compañero afirmar que "mañana va a haber peo en
Colombia".
-"Eso no va a parar. Hay mucha hambre
y corrupción en todas partes, señor . El pueblo está cansado porque es quien
paga los platos rotos" , fue el comentario de la dama, quien por si
faltaba algo puso lo suyo para darle razón y sazón a las afirmaciones de ambos.
Desprovistos
de conceptos académicos, más no de nociones sencillas de la política, ni mucho
menos de información, esas personas resumieron todo de un modo en que
cualquiera pudo entenderlo.
No
nos gastaron en largas y confusas explicaciones de analistas para entenderlos,
ni en los tediosos razonamientos de políticos para llevarnos cada cual hacia su
óptica ideológica, que si el Imperio que si el Foro de Sao Paulo.
Sus
expresiones simplemente mostraron saber de la crisis que azota Latinoamérica,
manejo de la información con suficiente criterio para entender la crispación
existente, no como de un hecho aislado sino continental, capacidad para
pronosticar la extensión del fenómeno por haber causas para ello y agudeza para
develar en la corrupción, la inmoralidad y la incapacidad la principal fuente
de los males.
Las
noticias de los días siguientes sobre la violencia del paro en Colombia
confirmaron con prolijidad la percepción del joven. En efecto hubo "peo"
en el vecino país y ¡que clase de peo!
La
gravedad de los hechos revelada en las medidas de fuerza tomadas por el
gobierno nacional de Colombia echando el ejército a la calle y en las
decisiones de los alcaldes de Bogotá y Cali de dictar toque de queda en sus
ciudades, también confirmaron el énfasis del tono de las palabras del mozo y la
preocupación dibujada en su rostro por lo que iba a suceder.
Por
esas casualidades de la vida, ese mismo 20 de noviembre el diario ABC de España
publicó una nota de prensa en la que daba cuenta de la presentación pública del
informe mundial "El estado global de la democracia 2019" ,
cuya lectura en horas de la tarde trajo de inmediato a mi mente el recuerdo del
referido diálogo en el elevador y me puso a buscar el informe en busca de
respuestas a las llamas extendidas en el continente.
El
enjundioso estudio anual, de un amplio contenido que examina en términos
académicos la crisis actual de la democracia, constituye un material de gran
valor para comprender la sencilla pero contundente afirmación: "América
Latina está encendida".
Destaca
el informe en sus primeras líneas la erosión democrática en el mundo: "La
democracia sufre de desafíos y es necesario revivir su promesa. De hecho, no ha
habido un momento en la historia moderna, o por lo menos desde la década de
1930, en que se haya cuestionado más el valor, la viabilidad y el futuro de la
democracia".
La
nota periodística resalta del texto una noticia de interés para nosotros al
reseñar que Venezuela es «el caso de retroceso democrático más grave en las
últimas cuatro décadas» «por ser el único país del mundo que ha pasado de ser
una democracia con altos niveles de gobierno representativo en 1975 a ser un
régimen no democrático», en tanto que el informe también arroja datos y
consideraciones que sirven de base para comprender la crisis latinoamericana
motivo de la conversación del ascensor. Veamos
<<
El apoyo a la democracia se ha reducido notablemente en toda la región .
Las encuestas de opinión pública muestran una caída de 12 puntos en el apoyo a
la democracia durante la última década, del 70 por ciento en 2008 al 58 por
ciento en 2017, y un descenso cercano a los nueve puntos solo en los últimos
tres años (Latinobarómetro, 2018).>>
Indica
el documento que <partidos populistas de izquierda y derecha
>>
El
texto contiene importante datos a los cuales la dama del ascensor se acercó con
su intuición popular cuando nos dijo: "hay mucha hambre y corrupción"
desdeñados por algunos políticos y analistas:
"La
región registra los niveles más altos de desigualdad socioeconómica del mundo
, lo que se ha traducido en un acceso muy desigual al poder político. Eso
también ha conducido a que las tasas de delincuencia y violencia en América
Latina y el Caribe sean las más elevadas del mundo. Combinado con el alto grado
de corrupción, esto socava la confianza en la democracia y alimenta el
descontento cívico"
Y
para dejar el cuento hasta aquí, voy con un poco de lo dicho por Manuel
Castells a los chilenos:
"Los
ciudadanos no tienen confianza ni en sus parlamentarios, ni en sus gobiernos ni
en sus presidentes, ni sobre todo en sus partidos políticos. Hay un rechazo de
todos los partidos, hay un rechazo unánime de todos los partidos políticos, no
son considerados legítimos ni viables.
Más
concretamente piensan que la clase política se ha encerrado en sí misma, que
solo hablan entre ellos y no se preocupan de los intereses de los ciudadanos
más que para vender una opción en un mercado electoral cada cuatro años.
Primera
consecuencia de esa crisis de legitimidad política: transformación
fragmentada y caótica de los sistemas políticos .
Segunda,
emergencia de los movimientos sociales (...)
Tercera,
(...) explosiones sociales . Es decir, no movimientos articulados y en
torno a proyectos de que intentan cambiar ciertas formas de las instituciones
sino simplemente la gente no puede más y explota. Y explota en algunos lugares
con violencia limitada, en otros con violencia más extrema.
Esta
violencia no son provocadores profesionales. Los hay, y hay infiltrados, y hay
vándalos. Pero no es lo esencial. Lo esencial es cuando
una fracción de un movimiento mucho más amplio democrático, pacífico, etc., no
puede más y entonces de enfrentan a la policía.
No
piensen que esto va a pasar. No piensen que cierran los
ojos y esto es un mal sueño y desaparece y ya está. No va a pasar (...) no
pasen de puntillas sobre esto y que no piense nadie que con cuatro medidas
de algún tipo esto ya está".
José
Luis Farías
@fariasjoseluis
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