“Cuando mi papá y mi mamá se
fueron se me hizo un hueco en el corazón. Ese hueco se llena cuando alguno de
ellos viene; pero se vacía cuando se vuelven a ir” Jesús (10 años).
En los últimos años, de
acuerdo con datos de la Organización
Internacional de Migración (OIM), 4.486.860 venezolanos han emigrado para
poder sustentar sus hogares desde la distancia o encontrar nuevas posibilidades
en territorios extranjeros. Jesús es uno de los 901.868 niños que se quedaron
en Venezuela a cargo de un padre, familiar o un cuidador. Los llamados niños
dejados atrás son una de las consecuencias palpables y no mesuradas de la
migración forzosa.
Ante este panorama, Cecodap junto
a Comunifilm Producciones, con el apoyo de la Unión Europea y Save
The Children Internacional, emprenden un acercamiento humano para entender otra
realidad de la migración en Venezuela: la perspectiva de quienes quedan a cargo
de niños, niñas y adolescentes en el país.
Su cotidianidad, esfuerzos y
luchas son capturados en Lejos de Casa. Cinco cortometrajes que reúnen diversos
matices de esta dura situación que experimentan los venezolanos.
Historias diversas,
motivaciones idénticas
El rodaje tuvo un largo
periodo de exploración previa, acompañado con los especialistas para maximizar
la calidad del contenido.
¿Quiénes son los
protagonistas?
Mirtha, una joven de 25 años
que asume el cuidado de su hermano Jesús de 10 años luego de la emigración de
sus dos padres a Panamá, convirtiéndose en una mamá para él.
La historia de Nancy, abuela
de 65 años quien ha tenido que lidiar con la brecha de edad y la dinámica del
mundo actual, al asumir la crianza de su nieto Frangeer de 16 años, luego de
que su madre emigrara a Chile.
El relato de Javier, un
padre que se encarga de la crianza de su hijo Xavier de 06 años, luego de la
migración de su madre a Ecuador. Esta situación los ha empujado a consolidar un
lazo tan fuerte que el esfuerzo diario de su padre lo perfila como su más
importante superhéroe.
El relato de la familia
Peñaloza Guillén, quienes se organizaron y cumplen roles para hacer más
llevadera la cotidianidad de Samatha (11 años) y Fabiana (07 años) luego de la
emigración de sus dos padres a Chile.
La historia de los abuelos
Gil Carrillo, quienes vieron emigrar a Camilo (4 años) junto a su mamá y debido
a las dificultades en el extranjero, hicieron todo lo posible para traer a su
nieto de vuelta.
A lo largo de las piezas
audiovisuales encontramos elementos en común:
El deterioro del poder
adquisitivo por la hiperinflación, la escasez de alimentos y medicinas, son las
razones principales de la emigración de los padres.
Los padres migraron para
buscar mejor calidad de vida a sus hijos y familiares.
Siempre existe la esperanza
de la reunificación familiar en el país receptor.
Los que se quedan en el país
descubren cómo lidiar con la ausencia y reconfigurar la dinámica familiar.
Ninguno ha podido encontrar apoyo
psicológico o formación para manejar la situación.
Incumplimiento del Estado en
generar mejores condiciones para solventar el dolor de éstas familias.
Los cortos nos permiten
constatar como las tecnologías se han convertido en una forma de estar
presentes, de cómo te fue, si ya compraste toda la lista escolar, qué comiste,
si hiciste la tarea… También una forma de ver el rostro, escuchar la voz
anhelada, compartir sonrisas y también unas cuantas lágrimas.
La serie documental se
estrenará el sábado 9 de noviembre en la sala Paseo Uno del Trasnocho
Cultural, a las 10:00 am en honor de las miles de familias que luchan por salir
adelante y que mantienen sus lazos a kilómetros de distancia. Nos recuerdan que
una pantalla no sustituye el abrazo, el beso y la caricia amorosa de una madre
y un padre.
07-11-19
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