Luis Martínez 20 de noviembre de 2019
El
abandono, desidia e irresponsabilidad de quienes gobiernan el país llega a
límites intolerables. Por donde se ausculte la gestión de gobierno, solo se
consigue el derrumbe institucional del país. Nada dejan en pie. La estructura
universitaria en el suelo. Hospitales y ambulatorios destruidos en su
infraestructura física, aunado a la falta de mantenimiento y de instrumental
médico quirúrgico. Escuelas públicas con evidente deterioro físico y falta de
dotación didáctica y de mantenimiento.
Infraestructura
publica, puentes, carreteras, autopistas, puertos y aeropuertos sobreviviendo a
esta debacle entre la precariedad y desidia de un gobierno indolente. Sector
privado sostenido con el mínimo esfuerzo en espera de nuevas oportunidades para
florecer sus empresas e industrias.
Esta
tragedia seria llevadera, si los ciudadanos quienes ocupan esos espacios,
contaran con dignos niveles de vida; lamentablemente, no es así, por contrario,
el drama que viven los ciudadanos venezolanos que dependen de un sueldo o
salario, es insostenible. La migración explica muy bien la grave situación que
confrontan la mayoría de los asalariados. Y esto a Maduro no le mueve ni un
músculo.
Revisar
las cuentas de la república el día de hoy alarma a cualquiera con solo ver la
caída abrupta de la producción petrolera, principal fuente de ingreso, junto a
una precaria recaudación de impuesto sobre la renta, desplomada ante la
raquítica empresa privada que ha visto desaparecer más de 13 mil empresas e
invernar muchas otras, ante la pérdida de capital que produce mantenerlas
activas.
Ante
calamitosa situación, el régimen se resguarda detrás de las charreteras
devaluadas de una cúpula militar que succiona insaciable, las pocas fuentes de
recursos que aun producen algo. Están donde hay: Arco minero, Pdvsa,
principales empresas del estado, control de la gasolina y gasoil, principales
instituciones públicas, control del sector pesquero y pare usted de contar. No
dejaron nada a nadie.
Parece
que el régimen paga un precio muy alto, para que lo dejen agarrado al poder.
Por donde uno se meta consigue una arrogante y corrupta cúpula militar que ni
siquiera vela por el bienestar de la mayoría de sus oficiales y tropas.
Hoy
más que nunca es necesario lograr la unidad de factores que buscan cambiar este
régimen; así como establecer una ruta segura que permita recuperar condiciones
de gobernabilidad, equilibrio económico y poder adquisitivo de los ciudadanos
en el menor tiempo posible.
La
propuesta hecha en Barbados y asumida plenamente por la Asamblea Nacional que
plantea un gobierno de transición amplio, con participación de todos los
factores representativos del país; así como unas elecciones presidenciales en
el menor tiempo posible para legitimar el liderazgo nacional, previo cambio en
la dirección electoral, establece claramente la ruta que permitiría minimizar
la crisis en corto plazo y asentar las bases para un nuevo estado democrático y
de justicia al servicio de los ciudadanos. Guaidó tiene un papel preponderante
para lograrlo. Al régimen no le conviene evadirla. Ruta clara.
Luis
Martínez
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