Emili
J. Blasco 15 de noviembre de 2019
@ejBlasco
La
existencia de un sistema informático paralelo al proceso de voto y recuento
manual avala el propósito de manipulación
El fraude
electoral en Bolivia reproduce algunas de las
pautas seguidas por el chavismo en Venezuela para la
manipulación de las elecciones, a su vez ingeniadas en Cuba. No se
trata de procesos exactamente iguales –de entrada, en la propia Venezuela las
tácticas de la usurpación del voto han ido variando de una elección a otra–,
pero hay patrones muy parecidos, lo que lleva a sospechar acerca del
asesoramiento chavista y, en última instancia, cubano.
Ya han quedado sobradamente documentados diversos
elementos del fraude electoral de Hugo Chávez y de Nicolás
Maduro, y cómo el «know-how» de esos procedimientos, que tienen un gran
componente de herramientas informáticas, llegó de Cuba y se aplicó con ayuda
prestada desde La Habana. Veamos ahora qué similitudes guarda lo ocurrido en
Bolivia, descrito en el informe realizado por los expertos de la Organización de los
Estados Americanos (OEA), con lo conocido en Venezuela.
De alguna manera el propio Evo Morales vino
a reconocer que había falsificado el resultado, al anunciar su disposición a
nuevas elecciones, aunque esta admisión acabaría precipitando su marcha al
derrumbar los restos de legitimidad que decía sostenerle.
1. Parón en el anuncio del recuento
Bolivia. La
principal incidencia que alertó a la comunidad internacional sobre la falta de
limpieza de las elecciones del domingo 20 de octubre fue el parón que, en la
noche de esa jornada, se produjo en el proceso de dar a conocer la evolución
del recuento del voto cuando este llegó al 83,8% del escrutinio. Con las cifras
anunciadas hasta entonces, Morales se encaminaba a una segunda vuelta que le
era poco propicia. Ahí se paró el ofrecimiento de datos, durante horas. Todo
gran «pucherazo» necesita un tiempo para materializar los votos falsos y
requiere hacerlo a puerta cerrada.
Venezuela. Uno
de los mayores «sapos» que en su día se tragó la oposición venezolana fue
aceptar que la autoridad electoral no anuncie los resultados conforme se van
contando los votos, lo que permitiría detectar evoluciones sospechosas, sino
que solo se den cuando ya hay una «tendencia irreversible». Eso deja a la
oposición y a los ciudadanos a oscuras, mientras el régimen fabrica los votos
que necesita.
2. Avance de Morales al «volver» el sistema
Bolivia. Cuando
el tribunal electoral boliviano reanudó la información sobre el cómputo de
votos, avanzado el día siguiente, Morales había ganado terreno en su duelo con Carlos
Mesa, no necesitando ya de segunda vuelta para proclamarse vencedor.
Venezuela. También
en las primeras elecciones de Maduro, en 2013, se produjo un «apagón», en este
caso durante las últimas horas de votación y fue una caída del sistema de
internet. Según se detalla en el libro «Bumerán Chávez», esa incidencia pudo
provocarse para permitir que el chavismo tuviera más capacidad de tráfico en
los canales informáticos para llevar a cabo la emisión de votos falsos; cuando
el servicio fue restablecido, Maduro adelantó en votos a su contrincante,
Henrique Capriles, en las pantallas conectadas con el sistema informático
electoral paralelo usado por el chavismo.
3. Sistema informático paralelo
Bolivia. En
Bolivia el voto no es electrónico, sino manual. Aunque en un proceso de voto
manual también pueden introducirse votos falsos en las urnas, en el caso de
voto con máquinas la existencia de una red informática que registra la
evolución de la votación permite «hackearla» o, cuando menos, poder conocer
ilícitamente ciertos parámetros de cómo está yendo la votación, lo que facilita
saber cuántos votos falsos y en qué centros electorales deben producirse para
girar el resultado. Eso puede explicar que en Bolivia, a pesar de ser el voto
manual, esta vez se pusiera en marcha el llamado TREP (Transmisión de
Resultados Electorales Preliminares), un sistema informático para escanear las
actas de los resultados de cada centro, enviarlas a un lugar de recuento y dar
a conocer provisionalmente el escrutinio conforme este se iba realizando, a la
espera del conteo definitivo de los votos físicos. Precisamente, las
irregularidades más graves encontradas por los expertos de la OEA tienen que
ver con ese sistema, en el que operaron servidores ocultos, sin supervisión de
la empresa auditora y manejados por personas externas: «Resulta extraño que se
redirija el flujo de datos a una red foránea, no prevista ni documentada (...)
Esto es extremadamente grave».
Venezuela. El
chavismo ha contado con un sistema informático paralelo, puesto a punto por
ingenieros cubanos y conectado con el sistema electoral oficial, que permite al
oficialismo conocer la evolución del voto y saber cuántos votos falsos son
necesarios y dónde para ganar las elecciones. También hay sospechas de que las
máquinas de votación son vulnerables y pueden ser comandadas desde fuera del
centro electoral.
4. Alargar la votación y centros pequeños
Bolivia. La
tardanza con que Bolivia procedió al recuento del voto supuestamente rural va
más allá de lo que sería normal en un país con población rural dispersa y en
ocasiones con difícil comunicación viaria. Que ese voto último en computar
fuera prácticamente todo para Morales rompe cualquier tendencia estadística,
aun concediendo que entre cierto tipo de población el líder de MAS tuviera más
apoyo.
Venezuela. Todo
indica que el fraude en Venezuela se produce sobre todo hacia el final de la
jornada electoral, cuando normalmente el Centro Electoral Nacional prolonga un
par de horas más el horario de votaciones. En las elecciones de 2013 también se
registró un pico inusual de votos en favor de Maduro muy avanzado ya el
escrutinio. En Venezuela las mayores incongruencias estadísticas ocurren en
centros de pequeños, de una mesa o dos mesas.
5. Voto de ausentes, muertos y 100% del censo
Bolivia. La
comprobación de actas realizada por los expertos de la OEA destaca numerosas
irregularidades: actas completadas por una misma persona (en ocasiones el
delegado del MAS en el centro), firmas falsificadas y concesión al MAS del 100%
de los votos (es decir, con el voto también de ausentes y muertos no depurados
de las listas).
Venezuela. El
chavismo, con ayuda de los agentes cubanos que controlan el sistema nacional de
identificación venezolano, ha desarrollado procedimientos para usurpar la
identidad de ausentes o abstencionistas. También se ha dado el caso de computar
votos para Maduro que incluso superan el 100% del censo.
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